1/9/14

Oceano (VI): Circulos Cerrados, Circulos Abiertos

Son soldados bien entrenados y saben a que atenerse.

Myla y yo somos copadas por un solo miliciano, Betriz por dos, tres para Kebren y Pontos y hasta cuatro sorprendentemente exagerados para Metis.

Una graduación de amenaza no muy bien calibrada a mi entender pues solo con la mirada la bruja bretona esta por partir en dos a los guerreros que rudamente agarran a su hija y se la ve muy capaz.

Sin embargo aun con la rabia calentándose parece sabio el respiro de espera que se produce.

Demasiadas armas. Y no veo solo espadas, dagas y hachas bastante letales si no que no es difícil ver pistolas desenfundadas, subfusiles de combate y hasta un par o dos de porras eléctricas de lo mas espeluznante.

Como sea. el destacamento viene evidentemente preparado para nuestra neutralizacion por cualquier medio, y dada la situación, de momento se esta comportando de lo mas civilizado para estar en un cruce indiscriminado de miradas asesinas.

La calma parece trascender del único miembro de la patrulla que se mueve con libertad no sujeto a vigilar a alguien, visiblemente la autoridad competente en el asunto.

Es un hombre joven y alto, dotado de una barba y bigote recios y bien perfilados y una melena leonina de ondulado cabello arena y cobre. Su boca y sus ojos marrones no traicionan la fuerza de un corazón honesto el cual esta descontento por a  lo que esta obligado lo cual se refleja en su porte y su pose demasiado formales. Se nota a la legua que preferiría un escenario mas apropiado y otras formas, lo que lo reclamaría como aliado, pero que no se arredaria a los rigores de su deber y su palabra. Su deber somos nosotros y cualquier ayuda directa se esfuma.

- Que todo el mundo este tranquilo y espere. Firme y atento pero con cortesía - ordena a sus mujeres y hombres con un tono de reproche como si lo que pide debiera haber sido lo obvio. Ante las dudas en las miradas golpea sin estridencias con su voz sin - ¡Ahora! - y con amabilidad se dirige a Kebren y Pontos - Por favor Primo y hermano de mi Primo os lo ruego también a vosotros.
- No esperaras que me ponga a cuadrar con mis años querido Enipeo - bromea Pontos algo tenso.
- Hazlo aunque sea metafóricamente y en tu cabeza, Estigio. No me importa mientras me respetes en lo que te pido - replica y quizás me equivoco pero me parece advertir un matiz sutil de aviso mas que de reprimenda. Algo en lo que no solo reparo yo por que distiende tirantez en la frente de Myla con esperanza.
No se si dura mucho.

El que supongo el capitan y supongo de la estirpe de Oceano continua.

- Acudo aquí en representación de de los ancianos arcontes y la mano de poder de los Dos para aceptar posesión de la custodia de la legataria de Rea desde este instante en adelante y durante su estancia hasta su Hegemonía librándote, Pontos Estigio como anterior destinatario, del peso de esa carga - con verdadero deferencia admirativa lo recalca entregándole un folio de pergamino cuidadosamente enrollado coronado con vistoso sellos de lacre oro y plata.

Parsimoniosamente lento y con calma Pontos coge la misiva en sus manos y rompiendo el cierre y con atención lee por entre la rendija de sus ojos parte por parte. Con cada segundo su boca se aprieta en una linea horizontal mas fina y tiesa. No miro a Myla pero se que esta conteniendo el aliento. Hay demasiada claridad en las emociones que ambos, todos están sintiendo y la sutilidad de la caricia de Kebren sobre el pensamiento que pone en el roce de sus dedos en el pomo de su espada. Sin embargo Pontos es una estatua de imperturbabilidad cuando pasa el edicto a manos de su compañero.

Instintivamente Myla se junta con su hija arrastrando la estela de su vigilante y yo me pongo a escoltarla mientras busco el tacto en los pliegues de mi ropa de la empuñadura de mi anfismela.

Sin embargo los acontecimientos me sorprenden. Pontos le contesta a su conocido Enipeo y lo hace con neutralidad y ceremonia.
- La voz de los Dos es clara y también el asentimiento de los ancianos. Has de hacer lo que ha de hacerse, noble de Océano, pero igual que me someto al orden y a la tradición debo exigir mi derecho a invocar la ley del Juramento, que soporta la autoridad vertida desde la Estigia, de cuya copa incluso los Dos han bebido - Da un paso al frente directamente hacia Betriz y Myla y prosigue - en su agua sagrada preñe mi palabra de protección, asistencia y enseñanza sobre Betriz Printemps, legataria de Rea a la que en entidad publica has reclamado.

Se agacha y marca una deferente genuflexion e inclinación de cabeza. Es como si los demás soldados no estuvieran. Solo Betriz, Myla, nosotros y Enipeo Océano.

- Os ruego encarecidamente que no me impidáis seguir cumpliendo mi voto y que me apartéis de la amarga pena que me desencadenaría faltar a la propia sacralizada palabra.

Por un instante los ojos del capitán chispean pero solo ha sido humo blanco en su semblante responsable. Se dirige suavemente a Betriz.

- ¿ Es cierto el Juramento, doncella de Rea? - le inquiere primero parece que va a ser formal pero tras unos segundo se filtra en tenue mimo.
- Lo es maese Aristoi - Betriz asiente - ambos tomamos la copa y Él juro como ha dicho y yo acepte. Con gusto.
- Entonces es Justicia de los Dioses - y es extraño que sea la primera ocasión que lo justo y lo divino sean mencionados - Acudireis conmigo y la asistiréis en igualdad a mi deber y compromiso, maese Pontos.
- Señor - se escucha entre el grueso de los soldado - mi Aristoi - le interrumpe una muchacha morena con infulas demasiado asentadas mientras se adelanta hacia el centro del grupo.
- Ahora no, Clío - le corta el oficial controladamente.

Kebren aprovecha el momento.

- Por la misma ley ruego la venia del Cerrado Circulo del Juramento para impedir a la Cabila forjada fractura y quiebro. Reclamo que a donde vaya mi deudo Pontos mi deber me llama a ir yo mismo.
- Y el mio, igualmente - puntualiza Metis.

La sonrisa en la boca de Enipio es franca y triste al mismo tiempo. Reconoce y honra la nobleza que esta viendo y me imagino que implica la ligazon de los destinos y que siendo evidente el ensayo y la teatralidad de los parlamentos esta situación se ha valorado y discutido previamente. Su mentón asiente doblemente dejándolo sellado.

- Pero patrón - la tal Clío estalla bastante prepotente y enrabiada - Son tretas y argucias legales. Las ordenes del supremo Febe...
- Me insultas, Clio Mnemosine, creyéndome tan arrogante como para violar los mandatos de los Dioses y nuestras mas fundamentales tradiciones - la mira con una cólera fría - Si se invoca el Circulo, si se Jura, ha de respetarse - mira obsequiosamente a Pontos - Si se jura se cumple.

El cruce de miradas es intenso y Clío Mnemosine no tiene el fuste de aguantarlo. El Oficial Oceano lo refuerza ampliando el barrido a todo su grupo como mas que una advertencia.

- Aquellos que pertenece al cierre del Circulo del Séptimo son bienvenidos a acompañar a la joven legataria de Rea a las Salas Regentes. Los del Circulo abierto serán solícitamente escoltados a unos aposentos confortables y tratados como cualquier huésped del Pan y la Sal - el capitán Océano conmina a sus hombres dirigiéndose a Myla y a mi.

Siento el nudo en el estomago saber que nos están separando en lo que es patente un tierra extraña de la que no entiendo bien que esta ocurriendo pero si que hay un peso sobre mi piel si nos separan de Betriz. Al final me he desplazado hasta el costado de Myla y esperamos los acontecimientos hombro con hombro.

- Entonces la mujer Printemps también nos acompaña - sorprende a todos Pontos con su voz serena.
- ¿Y que mas? - Grazna la excitada Clío y no es difícil contemplar algunos asentimientos que la corean - ¿En virtud de que vinculo? - se burla con mala intención - ¿Mascota?
- Es mi esposa.

El murmullo general disimula el torrente de caras y supongo mi fascinación y mi congoja. Las señales estaban ahí y las he desoído y en el fondo sospecho por que negación egoísta. En otro lugar y otro momento me alegraría pero aquí enredada en el presentimiento ominoso que casi huelo me parece casi obsceno y solo veo la preocupación en los ojos de Kebren y Metis y el miedo verdadero en Betriz.

Sin embargo Myla se sonroja por detrás de las orejas y agacha la cabeza abrumada solo por un momento por la atención repentina hasta que recuerda por que esta aquí y se recompone y me aprieta la mano y se que también la de Betriz antes de andar hasta su marido fuerte, luminosa y gallarda y sin miedo y si esperanza.
Coge la mano de Pontos con amor y el se la lleva a los labios sin desafió si no noble pureza. Los murmullos no paran de extenderse y algunos hablan de herejía y otros de gesto valiente. Incluso alguna felicitación.

Entonces me percibo que todos están fijos en mi. Desde la masa veo a Clío apuntarme.

- ¿Y esa? - grita sin reparo despectivamente la titanide - ¿De quien es es concubina?
- Esa - me sobresalta Metis adelantándose con su paso sobrenatural de garza - esa es mi fibula. Ella es la receptora de mi Juramento ante el representante del nombre sagrado.

Viene hasta mi como si fuera a devorarme. Noto la inquietud en Pontos y la rotura de su semblante. Esto no esta ensayado. Sin embargo es Clío la que atrae toda las atenciones cuando desenvaina una espada fina y afilada.

-No, no, no , no no - sacude la cabeza - Ni hablar, ni hablar.

Metis ni se inmuta cubriéndome con una mirada mucho mas de lo que parece posible. No veo su aura solo el fondo de sus ojos que es como una vorágine.

- Ella es el séptimo miembro, la séptima semilla que nadie percibe que es comida, la que perfecciona el Circulo y asienta la reunión o la destruye para siempre - sus dedos trazan círculos en el aire como un hipnotista - Juro por el Agua Estigia ser su Hermana y deudora por nueve años y una vida si en verdad acepta el contenido de mi copa.

Metis me mira a los ojos con tal Fe que siento flojear la carne sobre mis huesos y mi boca no puede articular palabra abierta en una O inmensa. No se si siento el terror o la fiebre mas intensa. Si eso que siento salir por los poros es mi espíritu que esta en llamas y algo se retuerce negro y supurante tratando de llegar a mi cerebro en el centro de la hoguera.

Clío se zafa de sus compañeros arma en mano tras Metis pero ella no la mira y yo solo lo sé como un susurro en el oído.
Apenas si puedo ver mas que lo que me aplasta desde el reflejo de mi misma en sus pupilas sacado de lo profundo desde dentro de un lugar conectado entre el Cielo y el Averno.

- Me aceptas - repite no pregunta. El cuerpo de Clío es una mancha en la impresión de los sentidos y del tiempo.
- Me aceptas - Metis repite mientras vuelve la cabeza hacia el bulto creciente de la otra titanide - Aceptas mi Copa.

'Es cierto'

Entonces sin aviso se gira y me besa.

Es un beso volcado.
Un beso fiero y de arrebato.
Un beso sin nada de amor.
Un beso apasionado desde un solido odio.

Me besa con todo el cuerpo y los ojos abiertos.
Es un beso húmedo surcado de detalles delirantes como su saliva de granadina dulcisima, su lengua juguetona o sus dientes fríos.
Es un beso que me produce rechazo en un principio por que es así: repulsivo y mancillante y que sé que no lo va a cambiar. Es así o no es de ningún modo.

Es un beso de venganza.

Lo quiero dejar. La oscuridad me susurra que lo acepte y ya esta y que me de prisa y que lo devuelva con la misma moneda. Es racional...así sobrevives por que el filo vuela detrás de la titanide y promete el tajo que nos destrozara ambas por que es imposible discernir donde es la carne de una y donde la de la otra y solo ella lo puede evitar. Lo puedo ver a través de su rostro como si fuera transparente. Aunque tenga cerrados los ojos.

Y entonces la veo a ella como la contempla otro instinto al que hasta ahora no había sido presentado y que la ve como la inocencia que destruí en el pasado aun recuperable bajo los pigmentos de la guerra y la infamia y la degradación.

Entonces le devuelvo el beso. No es su beso de perfidia, si no el que necesita de fraternidad.

Su premio no es morir llena de odio, no se ha ganado sentir el vacío, ni la miseria, ni la soledad, ni el dolor. No merece todo lo que ha sufrido por mi mano.
Esas calamidades están en su copa que ahora y siempre también ha sido mía y los derrama y se los restituyo justamente: amor por odio, plenitud por vacío, ventura por miseria, amparo por soledad, bálsamo por dolor... algunos de los ingredientes no se ni siquiera de donde están brotando pero si se que son suyos, antaño quitados. Retornarlos es lo recto.

No es la totalidad de lo que ha de ser hecho.
No arregla todo por que tanto mal no puede arreglarse con un Juramento. Es solo el principio pero el principio es algo esencial al dar la palabra.
No cargo con el deseo, solo bebo de la hiel que ella puede darme y le devuelvo la gracia que ella ha recordado. Su gracia robada.
Es un beso suplicante de reconciliación en el que le pido perdón.

Noto los cambios en los movimientos del aire.Oigo el brutal tajo en la atmósfera que no hiende la carne y si un golpe carnoso y el crepitar chiporreante de la electricidad, exultante.

Metis me sigue mirando, sin un rasguño, como el gato que se comió al canario, cuando abro los ojos,  mientras se limpia la humedad de la boca a una distancia de un paso.

Me doy cuenta que estoy sentada, a salvo, en el suelo sobre mi trasero con la espada de Clío aun bamboleante descansando al alcance de mi mano.

Ella se yergue y busca hacia su derecha y yo la acompaño en la mirada. Las dos contemplamos a Pontos que esta rígido como una roca. Esta visiblemente intranquilo mientras Metis repite lo que no entendí en mi mente alto y claro:
- ¿Sellado? - el rostro de Pontos es profundo y no le contiene solo a él. Sus ojos se apartan de Metis pero hay confirmacion en la mirada que la esquiva.

El conglomerado de gestos de la faz de la titanide no es triunfal si no mas bien tortuoso y bastante gastado como si no lo ocurrido no la descansara y sin embargo comenta con disculpa - Por fin el Circulo esta Sellado.

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