21/3/09

Los Sueños Amables (xi): El Alto Coste

La parcela me invita a entrar a través del hueco de paso entornado en la amplia verja de hierro oscurecido. Es un huequecillo mínimo pero suficiente para mi, como si hubiera estado esperando la medida justa. Me introduzco con cuidado y no camino mas de dos pasos. Me dejo abordar con las ideas que se asientan y que empiezo a sentir con claridad.
Soy Gabrielle y soy maga y madre de dos hijos y mi sueño me ha traído por necesidad de la fortuna y el sentido natural de estar a su lado.

Este lugar es mi Hogar y por esa razón a él he vuelto aunque sea la primera vez en que lo veo.

El atardecer raya casi con su final y las formas y el color se pierden en la oscuridad que nace.
Me deja contemplar los contornos de dos edificaciones, rodeadas aquí y allá de bandadas de arboles y motas de nieve fresca y nada mas. Los gatos corretean de un lado a otro como los dueños de las dos casas: de la que respira sudor y trabajo, como un paño hacendoso, que esta cerca de la entrada y de la otra entronada en el talud ascendente de helada hierba que expande un manto acogedor. Se que se podría vivir en la primera, pero donde debo dirigirme esta rampa arriba, rodeada de los felinos. Allí residimos.

Sin embargo no veo luz en ella ni escucho otros ruidos que no sean el fru-fru de los animales, sus ronroneos y sus maullidos. No parece que haya nadie pero es que no me he fijado bien.

Junto a la acumulación de agua de los deshielos hay alguien agachado que chapotea ritmicamente con el agua y les susurra amable a los bichos mas negros de la manada.
Su rostro se vuelve ante mi llegada confirmando la corazonada instantánea de que me estaba esperando.

La primera impresión es una estampa tranquila sobre la claridad lechosa de una piel tersa en la que, surcan dos goterones negros y gruesos que parecen lagrimas alrededor de una sonrisa. Con las dos manos acuna de nuevo agua para arrojarsela con fruición sobre el rostro mientras con los dedos y la humedad destierra las marcas del alambicado maquillaje que rodea la comisura de sus parpados. La curva de sus labios me paraliza. El jovial examen de sus ojos marrones me hace dar un paso atrás, con todo el esfuerzo, que ahora y llegado hasta aqui, ese simple acto conlleva.

- Perdóname, pero odio sentirme como un payaso de feria. A vosotros os gustaran las parafernalias, pero a mi me gusta ser franca y presentarme limpia.
"Solo es un momento. Un momentito mas.

Es joven, unos ventipocos y me es familiar como lo son los retratos de la casa de Padre en Azpetia.
Se enjuaga en la penumbra con gesto de disfrute de cada toque del agua fría agarrado con la mas indómita vitalidad. Cada instante que pasa se me resuelve con mas detalle y acrecienta sin freno mi pánico.

Los rizos de su cabello son como los míos, quizás un poco mas lisos y apelotonados y con un reflejo rojizo que se arranca sobre su frente y que pueden pertenecer a los últimos brillos de la tarde pero que yo juraría, son unas mechas. Caen sobre sus ojos pero, aun en el crepúsculo, no los oculta y se muestran profundos en su brillo repleto de armonía tibia y oscura.
Me dedica muecas de chiquilla traviesa a través de sus labios de cuento y sus dientes de ratoncillo encantador, de esas que te distraerían por muchos años, de la verdadera naturaleza de la mujer que se alza, por fin, limpia y radiante en la oscuridad frente a mi hogar.

La melodramática en mi ensaya una escena memorable y la cobarde se pregunta si podrá correr de vuelta a su agujero lo suficientemente rápido, pero ninguna de las dos puede vencer la parálisis y remediar que me quede en cuclillas abrazándome con pavor unas piernas que no responden.
Esto nubla su mirada con tristeza.

- Creía que ya no me tenias miedo.
- Yo... yo también. Quizás es tu rostro. No es como te imagine.
- Créeme. Esta es la cara mas adecuada para recibirte - dice con satisfacción manifiesta señalándose como el artista señala su mejor obra. - los arquetipos están bien como imagen masiva para el consumo pero al final resultan del todo impersonales. Pero si eres tan friki como para que te hagan sentir mas cómoda, te costara un poco, pero me traeré los bártulos.
- ¿Cambiara en eso, algo?
- Seguiré siendo yo, no lo dudes Gabrielle, con Guadaña o con Ahnk o si ellos. Pero así es mejor. Ahora Soy lo que es Evidente.
"Siempre he estado contigo y aun así tiemblas.
- No quiero morir. No ahora. ¿Es eso tan terrible?
- Dímelo Tu. - acaba de sentarse en los escalones. Apoya la barbilla sobre las manos y los codos sobre las rodillas. Sonríe tan delicadamente como una vieja conocida que hubiera repetido esta reunión otras muchas veces. - ¿Por que dejaste de fumar? La verdad ¿Que le prometiste al volcán?

Escruto la pregunta en sus ojos. No busca pillarme o encontrar un doble significado. La verdad ya la sabe. Lo que me insinúa es que me responda a mi misma en voz alta.

- Que protegería aquella nueva vida con responsabilidad. Y empezando, no envenenaría mis pulmones con este placer enfermizo y me cuidaría mas...
- ...para vivir mas. Lo sé - Tuerce un poquito el gesto - ¿Entonces, por que no cambiaste cuando te bendijo el Roble? No era cuestión de desmadrase pero tampoco había necesidad de la completa negación. Y la seguiste. Hasta ahora.

Se me aprietan los puños y se me clavan las uñas en las palmas. No necesito esto. No tengo por que confesarme. Mis respuestas son mías y me las he dado, ¿Por que exponerlas al aire donde cualquiera puede oírlas y cualquiera si quiere puede usarlas... usarlas para... para...
- ¿Por que? Por que aun tengo miedo. Me aterra ¿Y si todo es un espejismo? ¿Y si todo se esfuma en un suspiro igual que vino? ¿Como puedo estar segura?
- Y no disfrutas del regalo. No del todo. Aun lo que es divino lo sientes como si pudiera ser moneda falsa.

Se levanta y baja un escalón para estar a mi misma altura.
Se muerde el labio y sacude la cabeza con tanta melancolía que me conmueve su... ¿Sufrimiento?

- Es un sentimiento tan terrible que, aun que quieres, no te deja huecos para dejar entrar otras cosas, malas o buenas. Estas llena del miedo y llenas en tus actos mas allá contagiadote alrededor en la ruina.

Se cruza de brazos y ya no sonríe y es como si fuera patente la inminente muerte del día.

- ¿Por que tuviste a Annette?
- ¿Que tiene eso que ver...? - me solivianto - ¿Que insinúas de ella? ¿No piensas...?

Siento la furia y el miedo siendo uno solo y brotando de mi con inusitada violencia en mis palabras, casi gritos.
-¡¿Que tiene ella que ver con mis miedos?!

Me señala con la misma vehemencia que yo transmitiría a mi reflejo, llena de una furia que rompe los equilibrios de sus adentros.

- ¡Tiene que ver, y mucho tiene que ver!¡Mucho! Si no lo puedes entender no mereces ni una silaba mas. - trata de recobrar la compostura, las fuerzas que se mueven tras sus ojos son tan intensas que se me erizan todos los pelos de la nuca. Pero reduce el tono y solo añade - No mereces lo que se ofrece detras de esta puerta.

Agacho la cabeza pero no sin poder evitar mirarla de reojo.
No es justo, me digo. No ahora. Tan cerca.
¿No he pasado por todo para recoger un fruto y degustarlo? ¿No he sufrido ya bastante? ¿Por que se me castiga tanto? ¿Por que?

Las convulsiones de mi narcisismo vuelcan entibados que parecían seguros y arrasan los esfuerzos que parecían tan completos. Mi yo, es un tornado en el que siempre parece haber fuerzas para destruir lo que le hace la competencia. Pero no pueden tocarla a ella.

Veo a mi niña. Veo sus abiertos ojitos marrones que no paran de comerse el mundo a bocados con apetito curioso sin cansarse nunca. Luceros, tan semejantes a los que ahora me miran, como sutilmente distintos. Lo que me mira, es la dureza petrificada de la roca, en vez del candor inocente que brotaría de la misma fuente. Y de esa diferencia, me conozco responsable.
No es justo, me digo pero esta vez la acusación apunta en el sentido contrario.

Respondo con voz queda con toda la sinceridad que es posible.
-Por que soñé con ella. Se que la hice nacer de mis deseos inconfesables de completacion y autocomplacencia y paradojicamente basados en la espuela de mis miedos.
"Era un anhelo, y no era puro pero... aun no siendo siquiera una posibilidad honesta, me enamore de ella. Brote un rostro y había un alma detrás que no imaginaba. Me enamore. Sin necesidad. Sin razones que lo exigieran. Lejos del miedo.
"Es un ser de luz que me ofreció que me pusiera a su dependencia y al que yo me entrego con el corazón y el alma entera.

-¿ Y Asier? ¿También lo amas? ¿Aun naciendo de la Oscuridad?

- Si. Lo amo - derramo un hilillo de voz - Como no amar a su sonrisa de vida entre tanta muerte. Aun que venga del polo opuesto al que vino su hermana y no me pertenezca, mi hijo nacido de la sorpresa, él no tiene pecado por el que pagar, por su sangre o su alumbramiento. Como Annette recibe mi amor sin misterios ni argumentos que lo requieran. Soy su madre y el mi hijo y en ese par esta todo implícito, y es inseparable.
"Los quiero a ambos. Tanto como para para pedirte de todp corazon a Ti esto:

- Dejame pasar e ir a reunirme con ellos. Estar juntos.

Sus rasgos casi ocultos por las sombras se suavizan un tanto pero aun así, su mirada no arde con la vivacidad de un principio. Tuerce el gesto y cruza los brazos sobre el pecho como la figura de un gigante y, cuando se decide a volver a mirarme, su fijación en mi es desafío de verdad desatada, en completa esencia sin artificios. Busca mis ojos y mi sinceridad abierta en la suya.

- ¿Me amaras igual que los amas a ellos?

Respira hondo y entrecierra con concentración los ojos y aprieta los labios y yo, tiemblo estremecida por su seriedad y su necesidad de la respuesta a tantos niveles que me pierdo.
No es una respuesta condescendiente o a medias tintas. En el futuro que me llama casi puedo saborear que no sueño y que esta es una mirada ampliada de mi existencia, con el tiempo desarticulado pero totalmente presente, donde todo es verdadero en su grado mas cierto.
Aquí contemplo mi fortuna postrera, alzada en la figura de mi mas inmediato hado, armado en la figura de la chiquilla, la mujer y Daimon de los que conozco perfectamente sus nombres y que, me pide que confirme lo que me cuento en mis ratos de habla silenciosa y que no me he atrevido a pronunciar.
Algo que me esta diciendo que es mas, mucho mas de lo que pueda poner en mis sueños, o que puedan levantar mis anhelos o que se supedite a mi voluntad.
Supera lo que puedo creer o imaginar; lo que quiera pedir o exigir; lo que me esfuerze por sentir o afirmar.

Como siempre ha sido antes y sera.

El Hecho Ineludible es una muchacha en el porche de mi casa haciendo preguntas sobre el Hecho Ineludible, con el rostro adusto, familiar y adorable y la mente clara, sincera e intensa.

Aunque no pueda hablar de inmediato y parezca que me tomo mi tiempo para meditar es solo el estrangulamiento de mi garganta conmovida, por que mi corazón nunca ha estado confundido. El sentimiento en mi pecho espera con paciencia a que mis dedos dejen de temblar mientras les susurra a cada una del resto de mis partes con cariño que esto esta bien y que lo que era impensable era negar por completo esta Verdad.

Cuesta una eternidad pero cuando brota de mis labios, lacónica, la respuesta es la que en mi hay.
- Si. Ya lo hago. Te quiero igual.

Ella se estira y aun parece mas alta, mas fuerte. Esta tan guapa y sin embargo no me muevo ni un ápice por que también es tremendamente formidable en la condicion de su espiritu y mision.

Ella sacude negativa la cabeza pero ya hay una curva ligeramente feliz en sus labios. Llora y no se sorprende de que no haya un milagro.
Me ofrece su mano pequeña y blanca para que la coja y ayudarme a entrar. La oscuridad campa a sus anchas ya, contándose ahora el tiempo del ocaso en latidos. Si hay una llama a la que aferrarse es la de sus ojos y no es fría como me temía. Arde con el calor de la esperanza entre las lagrimas.

- Pues deja de temerme. Siente ya de una vez que no soy ningún mal ni ningún bien. Sincerate contigo misma y asume el alto coste de estar viva o bien sabes que nunca superaras el punto en el que ahora estas.
"Vamos, ven. Dame tu mano.

- Pero... yo no... Yo quiero vivir.

- Lo sé. Lo siento tan fuerte como el miedo en tus venas, si ya no es lo mismo.
Ahí esta la cuestión. ¿Que haces, vivir tu o tu inercia? ¿Hay separación entre la Vida y el Miedo?
- Vivo. Es lo que elijo.

- Pues mueres. Eso es también lo que elijes.

- Pero ¿No tendré miedo?

- El miedo esta en la vida, pero es muy distinto a que el miedo sea tu vida.
"Dame la mano y deja que te aupé y te ayude a seguir.

Casi ya no la veo. Cara esta hundida en sabanas negras como un fantasma pero su mano es indeleble como un rayón de tiza en una pizarra.

- Sigue siendo mi toque y ni la luz ni la oscuridad lo borra o lo cambia.

- ¿Y Annette y Asier?
- Dentro. En casa. A salvo. - suena tan dulce, tan enamorada. - Te esperan.

Me sorprende
- ¿Tu? Tu los quieres...

- Como tu. Es tan fácil tenerles cariño y sentirse gozosa con ellos. Te hacen sentir tan... segura...

Se acerca un paso mas. Baja hasta mi nivel. Hay algo de desesperación en ello. Premura no, si no desasosiego.
- Mátalo - casi suplica - Por favor. Mata a ese miedo. Cámbialo. Deja de odiarlo y respétalo.
"Yo. Yo te... Te lo ruego.

Mi boca forma una O de consternación.
Es su interior lo que me esta dando. Su miedo que nace del mio que lo ha torcido todo.

Le cojo la mano. No hay duda como tampoco hay necesidad. Pero la amo. La amo en todos sus gestos, aspecto y naturaleza. Como los amo a ellos. Y ese amor esta lejos del miedo.
Es cierto que su rostro no cambia lo que es. Y lo que es importa. Y lo que importa es lo que acepto, apartando a un lado lo que hasta ahora he estado protegiendo como una fiera.
Para abrazarles a ellos. Por que la amo y necesita mi mano en la suya.

Oigo su voz tranquila en la noche, en la que ya no se ve absolutamente nada que me dice que tenga cuidado con el escalón.

Aunque no sea necesario, parpadeo. Siempre creí que cuando ella te tocaba se llevaba consigo algo y me siento al completo, con mi esencia y mis agujeros. Incluidos los miedos.

Ella me contesta como si me leyera la mente.
- Si vengo, algo me llevo, eso es cierto.- me dice traviesa como si ya pudiera reír - Lo que me llevo hoy, ya se vera. Con el tiempo.

Oigo la puerta que se abre acogedora. Me hace pasar rodeándome tiernamente por la cintura con su brazo y su cuerpo. Disfrutando con el roce.

- Hasta luego. Ahora enciende la luz.

Y eso es lo que hago. Y veo.

Intento ponerme en vuestro lugar e imaginar como os sentirías. Con respecto a los hechos que habéis vivido y a las decisiones tomadas y sufridas y disfrutadas. Creo alcanzar las emociones que sacasteis a la luz cuando salisteis con vida de la Torre o cuando en Gales obtuvisteis algunas respuestas a cambio de mas preguntas. Cuando algunos, como tu Xavier, enfrentasteis a las pistas vuestra naturaleza o las de los enemigos que se estiran desde los tiempos de antaño, como tu Charo, y que todos aunque hallamos un hogar ha sido a cambio de una señal de augurio pagada en amigos y compañeros.
Siento la bruma en vuestros corazones como la sombra que los deja ciegos.
Siento la congoja de la perdida y de la confusión por que también esta en mi.
Pero os pido que la echéis también a un lado.
Que la sustituyáis por el alborozo de aquella noche en que estabais de regreso y él, Asier apareció.
Comulgar otra vez con el sentimiento que sentisteis no por que sea mi hijo sino por el prodigio.
Abrazar de nuevo al chico y a la pasión que su presencia como hizo Anibal, primero con el recuerdo y si no lo azora mucho con los brazos.
Sentir la cancion de la promesa cumplida, y la alegría que os recorrió y escoger el tema que mas os guste y entonarlo.
Como cuando cuando las cosas se calmaron me lo contasteis y en vuestras caras, verdaderos espejos de vuestras almas contemple.
Por favor. Sentirlo. Os lo ruego.

Los Sueños Amables (x): La Batalla Inalcanzable

Separa un sueño de otro, me digo. Hazlo o vas a ser incapaz de dejar de verterte.
Sin embargo la maraña es tan densa que entre las tramas y las historias no puedo meter mi cordura. Me derramo sin fin ni lógica de continuidad.
Comienzo a abarcar tanta irrealidad sin pausa que se esta convirtiendo en real.

Pregunto hasta la extenuación a todo el que veo extraviado por las cenagosas trincheras de Verdun, siendo consciente de la incapacidad de conmover hacia mi rostro de locura una respuesta pero decidida a no parar aun cuando cae sobre nosotros la muerte amarilla que flota sobre la tierra y transforma todos los rostros menos el mio en mascaras de insectos y recibo el pago en heridas pendiente por la escucha de la entretejida cháchara de la madre Hiedra desplegada en todas sus urdimbres trepadoras que se encaraman con su veneno en eterno crecimiento sobre la haya hendida por el rayo del rumor acusatorio que clama con desesperación por que terminen los gritos de la autoridad impelidos por la muchedumbre ciega erizada de antorchas que inflaman al lobo nuclear que aúlla en la esplanada del mundo antes de que en los estertores del dolor huya extendiendo el incendio por los cuerpos y las almas que carbonizadas van viniendo a mi encuentro y que después de arar los baldíos con mis manos hasta el hueso planto en el odio y la tristeza de la estrella que muere en el rincón mas olvidado del firmamento de vidas de ratas que me devuelven mis dudas envueltas en las suyas propias sobre la imaginacion y el sexo, la comida y la maldad de unos comensales que hablan entre ellos con el filo de sus cuchillos para la carne humana, la mía para variar pues como dicen las golondrinas aterradas de traer la canción del verano a mis oídos quien espere un banquete de mi solo tendrá paja para hacer arder las antorchas que motean el cielo de escarcha de luz marchita reforzando la noche que solo sirve de marca.
La marca que busco y que suena como disparo, que quema como hoguera, que aprieta como soga, que despedaza como fiera, que evapora como nova, que pudre como entierro, que corta como bisturí, que sofoca como arma química, que quiebra como relámpago, que carcome como la consciencia de la verdad.

Y todos me preguntan.
¿Por que quieres que te dispare?
¿Por que quieres que te ahorque?
¿Por que quieres que te incinere?
¿Por que quieres que te diseccione?
¿Por que quieres que te coma?
¿Por que quieres que te desintegre?
¿Por que quieres que te ejecute?
¿Por que quieres que te extinga?

Por que sin ellos quiero estar muerta.

Mata a la voz dentro de tu cabeza que te controla.
Mata el odio que intentas esconder que te controla.
Mata a la negativa de la culpa y el miedo que te controla.
Mata a la mentira en la que crees que te controla.
Mata a la dirección que te arrastra hacia abajo que te esta usando.

Por que soy la verdad de la que tu huyes.
El primer Refugio y el que mas temes.
No te atreves ni a usar mi nombre.
Ni siquiera miras mi puerta.
¿Como pedirte un beso?

Tu, Libertad eres la Batalla. La que trufo de obstáculos para que seas inalcanzable. Me aterra tu faz de Muerte. Y corro en todas las direcciones posibles opuestas a esa.

Creí que en eso consiste la Inmortalidad. En hacer la necesidad de pelear inalcanzable.

Meto el cañón del arma en mi boca.
Meto la soga por mi cuello.
Me ato al mástil de la pira.

....

Oigo y saboreo el disparo.
Palpo y huelo el colgamiento.
Veo y Siento la fogata.

....

Sueño un sueño de mil sueños de muertes.

La Muerte es una de las Verdades.
La Verdad nos hace libres.

Llamo a su puerta.
Siempre ha estado abierta.
Siempre ha sido real.
Siempre me he convencido de que no.
Y me he usado y a los otros.
¿Y ahora?
No puedo esconder la verdad.

En la torre murió gente ya lo he dicho, ¿Verdad? A algunos los conocia mas o los conocia menos. A los otros sinceramente no. Me sigue cayendo bien Rasty con sus pintas a lo Brando en salvaje y su descaro. Lo imagino delante de mi diciendo algo atrevido y guiñandole el ojo a Ludmilla. Caterina y yo no llegamos a ser intimas, pero que se haya ido como Rasty me hace sentirme, conmocionada. Eran amigos, llenos de vida y convencidos de como la vivian y de lo que habia en ella incluido la posibilidad de morir pero no quita que te duela su perdida. Y que intentes por todo los medios recordar los buenos momentos para que no se esfumen.
No lo voy a olvidar hermana. Yo también he llorado Ludmilla. Pero despues los he recordado. Van a estar con nosotros todos los días.
A los demás me hubiera, al menos, gustado estar en el funeral y presentarles mis respetos. A Juliette apenas la podría enmarcar. No conocí a Liz ni apenas creo que tengo un fugaz recuerdo visual de Emanuel.
Siento tanto su perdida. Se acumula con tantos nombres y con tanto pesar. A veces se sobrecoge el pensar que un dia sera el que esta ahí mi nombre. Luego mi ego se apaga y sufro mucho mas imaginando que es uno de los vuestros, vosotros hijos míos o vosotros mi familia, amigos.
Tengo problemas con la muerte. No se como afrontarla humanamente. O actúo sobrecargada o me lanzo a lo impasible. Soy una especie de autista, cobarde, que se aferra como una lapa a todo lo que esta mas vivo que yo (que sois todos) y que se tambalea sin saber como reaccionar cuando alguien sobre el que tenia sus tentáculos desaparece.
No hubiera podido hacer lo que habéis hecho. Ir hasta Gales y caminar por el camino de los Demonios hasta la mano de Lucifer. Y contemplar el pacto. Y alzar uno nuevo. E ir y volver del infierno por mucho que sea parte de vuestros talentos.
En Perú yo huí, aunque después mi destino me alcanzara.
Y estoy en ese punto en el que me planteo si avanzar o sentarme.
Lo medito con calma, escarbando en la interrogación de mis preguntas y de otras que os agradezco habéis tenido la amabilidad de presentarme.
Debo darme una respuesta y que sea verdad.

1/3/09

Los Sueños Amables (ix): La Misericordia.

Cuando mis pies de naufrago posan su planta sobre las arenas de la Isla, las humedades se disuelven por el efecto de la acogedora calidez del sol de la tarde sobre los granos.

No me consigo mantener y caigo de rodillas, postrada de agotamiento sobre mis manos.
Después de caminar sobre la infinita Inundación, mis enflaquecidos arrestos se encojen y me acurruco en la sabana de la playa, inmaculada y prístina, y protejo mis ojos con las resmas de un cabello crecido en decenas de jornadas de navegación.

No podré dormir por que hace tiempo que no me viene ese consuelo, pero si aferrarme en un ovillo al tierno abrazo de la tierra mientras el mar, a mi espalda, me llama y me llama obstinado.
El viento del agua, seco y salino, al que confronte, ha sido cruel en mis velas, pero puse todo mi empeño, sangre y vida en protegerlas, y todo desfallecimiento: las heridas y las perdidas, valen la pena, no recuerdo porque pero es cierto.

El Fuego Arde en mi seno, mas allá de que haya crecido el dolor a su alrededor.
Las fibras de mis músculos están rotas pero, la Tela que me cubre mantiene su brillo primigenio y su impoluto Vellón.
Apenas mi respiración alcanza a un leve resuello con el que entonarla pero, en mi cabeza sigue residiendo la Tonada.

No recuerdo por que me esmero. No recuerdo mi nombre.

Pero no hay desesperación en mi, ni desfallecimiento en mi alma.
Lo que me asaltan son debilidad y achaques. Pasaran. De algun modo se me revela.

En mi lucidez aun respiran los nombres de las estrellas del firmamento y ese es el mas completo bálsamo que un Navegante podría encontrar reconfortante.
He navegado bajo un sol distinto en cada sueño, y cada uno ha bajado hasta mi para conducirme, desde el mediodía hacia el poniente. Me han abrazado con visión y formas, hasta alcanzar la cumbre de la tarde y, hollar este único pedazo de tierra a la vista en lo inmenso, en donde abandonar el lecho del océano que aun insiste, con cada ola, que regrese y en él me pierda.

No me puedo incorporar, pero con tranquilidad y paciencia mascullo mis agradecimiento a los dioses por su ayuda y prometo, una vez mas, plegaria y ofrenda eternas.

Sobre la linea del incierto horizonte hay movimiento. No sé si es inmediato o se ha tomado su tiempo en que yo lo comprendiera, pero se mueve y es grande. Inmenso.
Sus patas aplastarían sin esfuerzo mi cabeza y su cuerpo me tragaría de una pieza en un bocado.
Es un lobo, del color ocre del sol de la tarde en las piedras, que se aproxima con parsimonia y que observa, detrás de mi, al rugir de las olas.

-El Piélago te reclama, naufrago - me comunica sereno - Te ofrece nada mas y nada menos que viaje y marejada. Te sirve Sol y Viento. Hasta que se agote tu soporte y te hundas en sus profundidades, donde el fuego que eres, habitara entre las columnas, como lava y hollín.

Se permite una pausa para oler el viento y para escuchar. No parece un lobo. Su mirada es profunda y sabia. Capaz de la tristeza y la alegría. No hay salvajismo en sus pupilas. Ya no.
Inspira profundamente. Me cuenta lo que escucha reflexivamente.

- Vaya si el Océano te llama y vaya si sabe tu nombre - me susurra con calma al oído- Te insta a que vayas a tu mundo subterráneo, y te zambullas en la tenebrosidad de las aguas hasta mas allá de donde el sol no alcanza, y el poder de la Tierra puede ser desatado, dominando las aguas sobre si, con el que crear tormentas y alimentar maremotos. Te ofrece cambiar la faz de esta Tierra a tu antojo con esos Dones.

Su morro, del que se desprende el aroma dulce, metálico y picante de la sangre seca, se acerca a mi cuello amable y cargado de blancos dientes. Un aletear conspira con las olas contra el silencio y el sonido de otra voz se presenta diciendo:

- La pregunta, del 'Señor el Favorito', y la debe contestar, es si tomaría su sitio en la Gran Profundidad y seguirá sintiéndola desde allí lo mas lejano.
- Ya ves, Perdido, - me dice - contesta a 'Luna' o acepta tu destino en este lugar.

Les miro directamente a los ojos desde mi postración, y reconozco lo que son y lo que de mi se espera, y no hay en mi queja de ningún tipo, ni encuentro excusas. Con celebración de poder hacerlo contesto. Aunque pueda suponer y suponga la expresión del veredicto sobre mi.

-No. No lo tomare. Por que no la sentiría. Por que no seria mi Madre sino mi Enemiga y soñaría en la vigilia cada instante como usurpar su supremacía.
"No. Antes arráncame el cuello, Lobo y esparce mis tripas. Devora mi alma y borrarla de la creación. Arráncame los ojos cuervo y borra mi nombre de todos los rincones"
"No. Antes no existo, que desciendo de nuevo"

El cuervo llamado Luna se posa sobre los hilos de mis cabellos y clava sus garras con cuidado en mi cabeza.

- Es una respuesta, si - afirma el Lobo - No tiene mas poder ,ni veleidad que el de las palabras. No te llenara. Habla y habla y habla y aun dentro tendrás vacío. Pero a nosotros, esos términos nos llenan. Si es verdad lo que dices. Si es Verdad.

Siento un bienestar creciente poco a poco . Mis fuerzas se recuperan con timidez pero constancia y al final puedo ser capaz de ponerme en pie.
Vuelvo, de rodillas, a dar gracias a los dioses y a entonar para ellos una breve plegaria.
Después me alzo sobre mis piernas, me aliso las vestiduras, me arreglo el cabello y sonrío a los que me acompañan. Les ofrezco la mas humilde de las reverencias y con humildad les pregunto sin mirar en ningún instante atrás.

- ¿Donde estoy?¿A donde me han llevado mis cuitas?¿Como puedo continuar?

El Lobo sonríe, y rasca con su inmensa zarpa la arena y con su impresionante cabezota la selva.

- Estas son las arenas de Aeaea, patria y feudo de nuestra Señora la Formidable; la del linaje del Sol y del Océano hija, la de las grandes trenzas y la dueña del Telar; Señora de la magia, de las pócimas y de las curaciones. Ante ella podrás ir si es tu deseo, por que Ella y solo Ella puede contestar tus interrogantes.
"Toma el camino a nuestra espalda, y sigue la senda de las Caudata: salamandras, tritones y dragones, y atraviesa su llama si puedes. Encontraras el claro que protegen mis hermanos y en su centro nuestra Casa y a la Gran Dama la cual te estará esperando."
"Disculpa que nosotros no te guiemos, pero nuestra labor es proteger esta costa y con Completa pasión la cumplimos"
- Gracias Lobo hermoso y gracias atento Cuervo, que la Madre en su gracia os cuide en vuestro tiempo junto a Ella, hasta que llegue el instante en que con Ella descanseis.
- Asi sera, y juramos que para ti desearíamos lo mismo.
Se apartan de mi senda cada uno apartándose a un lado, y con convicción y descanso me alejo de la llamada de las rompientes entrando en la apacible selva. Es solo un espejismo su color tranquilo.

El trayecto por la jungla lo iluminan los brillos de cientos de curiosas criaturas que arden sin que el fuego las consuma. Hay pequeños tritones que culebrean de rama en rama. Hay salamandras como puños que se agarran a los troncos o que a la tierra saltan para mirar mi trasiego. Los fieros dragones observan tras las brozas que ocultan sus cuerpos y algunos susurran.

- Tu carne apesta.
- Tus manos maldicen.
- Tu vida se arrastra. Como los gusanos.
- Pero portas el Fuego.
- Por eso y solo eso te protegeremos.
- Pierdelo...
- ¡Pierdelo!
- Pierdelo y no quedaran de ti los restos.

Lo que eran ramas son solidas lenguas ígneas, lo que follaje llamas incandescentes que fluctuan, lo que ojos un lugar de condenación eterna.
Un lugar pequeño y estrecho. Un recinto pétreo de obsidiana que cabe en una mano. Donde tus gritos se multiplican y multiplican con el eco y te obligan a volver a gritar y no parar. Donde Él me espera.

El fulgor me expulsa tambaleante hasta otro claro por el que no hay camino de regreso.

Lobos y leones retozan junto a cabritos, conejos, y gacelas por los alrededores, con el rostro sereno e indolente del que ha encontrado la paz de espíritu.
Estos seres se siente a gusto consigo mismos y con su verdadera forma y el hecho es que, por esta razón son mas perturbadores.
Sin embargo no me acechan ni me hostigan. Me dejan aproximarme y contemplarlos. Son una colección incontable de seres la aqui reunida: mamíferos, aves, reptiles e insectos, pero por alguna razón, que creo importante, no hay serpientes.
Son los gansos los que me anuncian con su algarabía al alcanzar yo la amplia escalinata.

La construcción que ante mi se alza, me trae recuerdos de mi tierra natal, como si yo misma hubiera elegido sus lineas y escogido sus moldes. Me imbuye la sensación del sobrecogimiento que me traería el volver a mi propia estancia.
Pero es, en los nimios detalles que yo no sabría como alcanzar, en los que reconozco a Ella.

Cada ladrillo, cada mármol, es hermoso colmado por la pasión de Ella. Por que se reconoce que esta es una morada cuya patrona ha levantado piedra a piedra con paciencia, determinación y perseverancia. Cada visión me imbuye de su mudo lenguaje poético imprintado sobre los materiales y sobre las formas, con unas expresiones completamente alejadas de la sumisión a un dominio, si no elevadas con el ademán del amante.
Son rasgos en la construcción y la arquitectura que al contemplarlos renacen en mi propio rostro recuperados desde el recuerdo. Evoco sentimientos dormidos en la amnesia del Océano, facultades del espíritu y la emoción barridas por la marea que regresan al abrirse de nuevo sus caminos secados bajo este Sol.

Mi pecho se hincha y deshincha pletórico de euforia.

Es una sensación indescriptible la que te trae de vuelta a tu Amor.
Es de lo que estallo cuando Ella aparece enmarcada en su circulo de Majestad.

Camina descalza bajo el frontispicio de su hogar, enfundada en un vestido de la mas exquisita y negra seda, y portando los símbolos de su imperio sobre la magia: su dorada Corona de espino sobre la frente, su Báculo tallado de visiones en la diestra y la Brizna de la madre de todas las hierbas en la izquierda.
El sol de la siesta arranca purpúreos destellos de las curvas de su ropa. Resalta las lineas primordiales de los grabados sobre su piel, compuestos con mano diestra antiguamente, con pintura y maquillaje.

Me sonríe desde la distancia y consigue que esta, ya no exista. La curva de sus labios rebosa carnosidad acogedora y me sugiere que no voy a encontrar mejor puerto para mis besos.
Pero sé que no es el ósculo lo que primero anhelo, por que lo que me impulsa al contacto es el ansia y lo mas perfecto sobrepasa el roce y el tacto.
Es en sus ojos oscuros donde acudo y atraco, para desbordar mi amor sobre ellos e iluminarlos.
La amo con todo mi ser y empujo, este mi amor, fuera de mi para que Ella lo reciba todo, se regocije y se encumbre.

Por que Ella es mi Hombre, mi Adoración, mi Visión en la noche y en la soledad. Me posee con la palabra sin necesidad siquiera de roce y me hace desear devolverle empeños de éxtasis, felicidad y deleite.

Puede contestar a todas mis preguntas, incluso la de que busco, por que es la primera respuesta.
La única y verdadera. Por que por ella no hay acción o sacrificio que no haría.

Me postro a sus pies en el borde de la ascensión quebrada, mientras la veo removiendose en su tenue manto descender el primer peldaño.

Las losas la acunan con la intensidad del deseo de sostenerla, en vez de recoger su peso con frialdad, sentimiento que Ella respalda con la ternura con la que acaricia con sus pies descalzos cada trama del mármol.

Su elegancia y su porte son los que conducen a las esferas y hacen a los flamígeros orbes del firmamento, descender hasta su presencia para complacerla, y que cautivan a los mortales con solo las lineas del traje que respira su talle voluptuoso y redondeado, que deja a la vista que oculta sugerentes secretos bajo sus pliegues, secretos con los que sueño.

Mi boca pronuncia su nombre, de seis lentas letras, el orden completo revelado no de sus atributos divinos si no de momentos mas terrenos; de encuentros vespertinos en un cuarto, de fragilidad e inconstancia en mi pecho a través de cada uno los días que he contado desde aquel primero,y de la noche en la que mas la he decepcionado.

Cada descenso hacia mi es un hilo que se corta de la malla con la que los que pueden quererse nos separamos. Cada aproximación embarga mas mis ojos con las lágrimas, deformando a un nuevo aspecto lo que veo, a través del llanto prendado. Con agua amarga desnudo su aura de inmortalidad y me encuentro con la mujer que hay debajo.
Veo sus adorables ojeras, y ese ángel que lleva tatuado que se transparenta. Consigo recibir su olor meloso y ácido, un aroma que me trae felicidad. Contemplo que ella sonríe pero también que la sombra que yo proyecto sobre ella oscurece el alborozo. Mi espectro que niega la luz es una serpiente que se enrosca sobre su piel, sus curvas, su vida.
La sierpe contempla la escena con expectantes ojos turbios y el ávido deseo de entrar en ella y devorarla por completo. La alimaña me incita.

"Vamos tócala. Bésala. Hazla tuya."

Si ella me toca. Si yo la rozo. Si nuestros seres llegan a conectar y se funden en uno solo, ella muere y sucumbe a la eterna condena.
Desaparece en el vientre del monstruo que he traído y que se presenta bajo este atávico sol de la tarde.

En el ultimo escalón, antes de que llegue a mi mismo suelo, le chillo y me aparto.

- ¡No, no, no.!
Ella parpadea mirándome con pureza y reflexión.
- ¿Me rechazas, entonces?
Desgarro mi gemido con la desazón.
- No, Amor mio, ya no alcanzo siquiera a ser capaz de eso. Ya no puedo extinguirlo. No puedo dejar de amaros...
"Pero vos a mi si."
"Tu puedes odiarme. Tu puedes cubrirme con tu indiferencia. Tu puedes no quererme."

No deja de mirarme, mezclada su introspección entre la ternura y la indulgencia. No rehuye mis ojos. Me lee. Me empieza a contar lo que descifra.

-No mi pequeña extraviada y confusa Propylaia, confundes mi poder y mi alcance. Una vez alzado el Amor ni ante mis alas de halcón de pharmakeia se desvanece.
"No esta en mi el haber, el disolver el año que en mi lecho compartirás, ni borrar las caricias que allí nos dispensaremos."
"No controlo la tormenta que sobre mi se precipitara desde el corazón del monstruo y que arrojara lluvia de muerte sobre mi ser y condenación entre los hombres a mi nombre."
"En esa circunstancia, ha sido y sera siempre, tu mano la competente."

Continua alzando el brazo, apuntando con el extremo de su vara mi pecho.

- No te odiare.
- No te arropare con indiferencia.
- No te dejare de querer.

El movimiento de su mano recorre mi contorno desde la mejilla hasta el muslo sin llegar a tocarme excepto por su calor.

- Dejar de amar ya no es la solución, si no justo esta al otro extremo, en el deseo de compartir todo sin condición. Retoma tu estado misericordioso y date toda tu misma con suma generosidad y suprema compasión.

Su mano se mueve y yo la esquivo para que no me alcance y dibujamos un pausado baile armonioso que nos deja al final con las espaldas enfrentadas. Mi blanco contra su negro sin llegar en un punto a la mezcla.
La selva que contemplo no es la que me trajo hasta aquí. Rebosa de otro verde y en su linde se yerguen los pilares blanqueados que sostienen una puerta, herrumbrosa pero no podrida.

-¿Dejarte atrás? ¿Perderlo todo? ¿Esa es la respuesta?

-
Apiadate de mi, Mujer. Apiadate de nosotros. Apiadate de ti misma.

- Pero yo te amo, y mi contacto te mata. Mi deseo te exige, pero mi
pasión sin fronteras de verte sana, salva y feliz me aleja. Mi egoísmo me ha traído hasta ti decidida, pero es mi estima la que jura que no te volverá a mirar, y que no aceptara la lujuria de saborear tus roces.
"No te puedo dar la espalda. Pero estas detrás donde no puedo verte."
"Te amo en el aislamiento y la ceguera de los sentimientos. "
"Te amo. Eso me basta."
"¿Me basta?"

- Sabes lo
difícil de decidir entre un momento intenso e efímero de ardientes pasiones o entre la eterno y distante tibieza del amor y la misericordia.

-
Así es la vida rápida y la vida larga.

- Asi se elige entre
la estéril auto-satisfacción y del doloroso nacer de los frutos.

Suspiro y miro mis manos. Solo sostengo el aire. Me parece grandioso. Es una promesa de mas.
Me sujeto el vientre. Me abrazo el pecho. Me recuerdo lo fundamental.

- Vine buscando. Me siento como si siempre hubiera estado buscando. ¿Tu sabes lo que es?

- Lo que yo veo tu lo ves. Si lo que dices es cierto, si lo que gritas en silencio es verdadero. Si la
única y completa verdad se guarda en tu cuerpo, baña tu espíritu, planta raíces profundas e inamovibles en tu alma, abrirás ese portal a tu frente.
"Como ha sido tu actuar siempre. Cambio a cambio. Puerta a puerta. Lo que buscas siempre he estado detrás de una de ellas.

Miro la cancela. Su cerrojo parece simple un desde aquí. Debo abrir esa puerta pero también cerrarla. Si la cruzo no podre volver.
He andado un par de pasos hacia ella pero me he detenido dudosa. La miro. Es tan fácil y difícil en extremo. Romper los anhelos y deseos para quizás algún día poder juntarlos en algo nuevo.
¿Por que no dejarlo?¿Por que no tomar ese año?¿Por que no olvidar lo que hay al otro lado?
Vuelvo a llorar pero no es felicidad. Es piedad.
La amo. Me basta.

- Apiadarme de mi. Apiadarme de ti. Apiadarme de todos.

- ¡Ay! No es tu destino el morar en los acogedores abrazos de
Aeaea, mi amiga. Tu emprendes una vez tras otra el viaje hacia el origen. Y el fruto.
"Respira tu esencia dentro de tus ropajes, Enodia. Marcha y, con el retorcimiento del endriago Caribdis y con de tu vientre no hija, tu enemiga Escila, ten suerte."

Una de mis lágrimas desborda mi mejilla y cae al suelo con lenta ceremonia.
En su vuelo me da tiempo a dar gracias a los Poderosos y pedir su Iluminación y sus favores.
Lo hago de todo corazón.
Sobretodo cuando lo pido por Ella que queda por siempre a mi espalda. Y por Él, del que al avanzar ya recuerdo su nombre, y que al otro lado y lejos me espera.

Abro y cruzo.
Me lanzo en la Misericordia.
Me introduzco en mi misma.
Cruzo y cierro.

Hola Marión. Voy a ser brutalmente sincera por lo que si lo deseas ahora tienes la oportunidad de no continuar y apagar esta grabadora...

Hola Marión,
Tu me enseñaste que soy una egoísta y, aunque todos hayans visto que me esfuerzo por no serlo, lo sigo siendo. Es tan diferente la proeza hecha con esfuerzo de la sincera generosidad expuesta con absoluta espontaneidad...
Creo que sé donde estoy.
Creo que te Amo mas que te quiero pero el riesgo es muy elevado pues estas tu, Marión la persona, en juego.
No te mereces cualquier mal que yo te pueda llevar hasta ti.
Mereces pequeñas patadas cuando te desmadras, o que nos tiremos de los pelos algunas veces con tus salidas.
Mereces que te besen, y que folles bien y a gusto y mucho y que sonrías, y que hagas lo que sale tan bien, que es lo que te da la gana.
Mereces cada gramo de vida como la decidas vivir, sin que yo, ni nadie te la joda.
No deberías tener miedo.
No deberías sufrir.
No se tendría que permitir que te lastimaran.
Te amo y por eso ni lo sentirás. No te encontrase miradas, ni roces ni palabras. Lo olvidaras.
Y ahí quedara.
Aun a expensas de mi felicidad, que de que vale si jode la tuya.

Por que brillas
En este mundo lleno de fealdad.
Por que importas
Cuando todo carece de sentido.

Y tu me has velado de nuevo.
Tu me has comprado esa silla para darme paseos por los jardines.
Tu me has bajado al salón para que aun dormida compartiera.
Tu me has hecho participe de tus bromas, aun a mi costa.
Tu te has quedado conmigo.
Tu y Xavier y los demás me habéis mantenido viva.

A todos os lo agradezco en voz, y en obra.

Un vez rezo por todos.
Una segunda rezo por ti y mis hijos.

La tercera. La tercera pide un milagro.