2/9/14

Oceano (IX): La Decimotercera

Me desmayo resultado del roce tímido de varias manos cautelosas a varios fundidos de la negrura .

El color del mundo ha rebasado el rojo oscuro de la sangre muerta y es un cerco renegrido que parpadea en mi único ojo que ve.
Me muestra un teatrillo de sombras teñidas por la inconsistencia. Por un rato no hay nada que quiera ver excepto el rostro lunar de Myla que me sonríe preocupada mientras trata con miedo reverencial mis heridas ayudada por su hija.

Me han limpiado la sangre de la piel y la boca, colocando paños rasgados de clamide entre los dientes para posicionar la mandíbula y vendado un nudo fuerte sobre mi cabeza y mi coronilla.

Betriz sigue rajando telas con valioso cuidado.

- Joder...Joder...Joder - la oigo repetir maldiciendo sobre el eco del fragor decadente que nos rodea y sin pensar quiero recordarle su insistencia mojigata contra los tacos y las groserías pero lo único que me sale es un gemido patético que me convulsiona y me anega de lagrimas.
Myla me pide con ternura acongojada que no hable y me abraza para que no me haga daño con los espasmos de dolor. Ella y Betriz me susurran palabras alentadoras en un francés arcaico que no llego a desentrañar pero que se derraman en mi interior como un bálsamo al que agradezco sinceramente con un apretón de nuestras manos.

Mientras, alrededor, el retumbe paralizador se convierte en la voz de la mujer menuda permitiendo que una autoridad suprema nos llegue aun tras un cristal muy grueso.

- La he traído como reclamaste - le anuncia a Leto Febe con una ascendencia que hace dudar de quien obedece a quien - Abandonar toda esta insensatez que orquestasteis y que nuestros verdaderos procederes resuelvan esta pendencia - suspira completamente derrotada - ya hemos afrentado demasiado a los dioses - y no se por que me mira por la comisura del ojo un solo momento.
- Ah, ah, Dama Tetis - exclama el regente de Febe mucho mas relajado y confiado - lo que prometí, cierto, y he de reconocer que si hubiera previsto el gran efecto que lograría esa oferta la hubiera rubricado mucho antes.

Se rie complacientemente alejandose hacia su sitio de preferencia junto a su esposa.

- Excepcional. Rápido, muy rápido. ¿Ves mi amor? Nuestra querida Tetis hija de Tetis no traiciona los rumores.

- No me insultes hijo de Febe. Deja de sembrar niñerias y actúa como un hombre - le corta sin mover un musculo ella - al contrario de unos, se mirar, escucho y me escuchan y por supuesto, por encima de todo, se mi Lugar.
- Entiendo, entiendo - la risa de él es amable aunque no puede reconfortar por que bulle en ella sutil veneno, todas sus palabras tienen ese rasgo - Respondo de mis promesas, si es lo que te preocupa y las honrare. Has traído a la Matrona y en respuesta yo libero de todos los cargos a los ahijados. También a sus invitados y soy magnánimo. Tambien incluyo a aquellos que inconscientes empeñaron su deber o su locura con celo - dice señalando a Enipo Oceano rodeado de captores y luego a mi - la doncella de Rea queda a vuestro cuidado hasta la Ordalía - se detiene para enfatizar el ligamen en lo que viene - Igual que sus heraldos y familiares.
- ¿Esposo...? - se escucha el arranque de queja de la consorte.
- Espera querida - le frena con delicadeza y tono de asentimiento - aun no he terminado.
- Por supuesto - se escucha otra voz mas cálida y serena interpuesta a los murmullos de Pontos o Kebren. En cierta medida me recuerda a Betriz. Joven eternamente pero tamizada por el paso de las eras. - Tetis me explico lo que haréis conmigo.
- Si indigna Dekatria. Sin Padre ni Madre, ¿No?. Jure por la Estigia reencauzar los daños hechos y entre ellos se encuentra enderezar el pilar de la justicia que desviaste.
- Ese es tu parecer Febe - dice maternalmente su victima para agriarse en la continuación - Los demas lo verán como es en verdad al final. Eso te lo aseguro.
- Prometisteis encerrarla en la aguja del sagrado Genealogalos - recalca Tetis algo irritada sin poder evitar traslucir la duda profunda sobre el verdadero valor de las palabras del monarca titanide.
- Así lo haré - confirma el regente - en lo mas bajo y lo mas aislado del Árbol de Vida.
Las dos mujeres, Tetis y Dekatria agachan la mirada compartiendo certeza a sus sospechas. Dekatria le dedica un gesto renuente a Tetis. Ella tensa los labios y crispa los hombros. Pero cuando vuelve a mirar a su interlocutor su mirada esta fría.
- Pero no viva ¿Es eso? - contesta Tetis a Leto Febe.
- Eso lo determinaran los dioses - dice el hombre con una solemnidad no del todo convincente - quizás se apiaden de ella. Otra vez. Pero... - se yergue con una dignidad que hiere dirigiéndose a Dekatria - Pero tu ajusticiamiento es inalterable.
- Mi señor. No es... - se encara la dama Tetis y la mano de Dekatria la detiene.
- No es lo que creías, mi estimada Tetis. No tienes imaginación. No visión de futuro - la abruma interviniendo Peionie. Su risa es pérfida - Pero no temas. No se derramara sangre.
- Sabéis que no habrá una decimotercera ocasión - clama Dekatria como si estas fueran sus ultimas palabras y no las dedicara a la pareja regente ni al séquito y su escolta armada ni a los asustados sirvientes. Son una declaración para nosotros - No tengo Padre o Madre dices pero tuerces la verdad. Mi linaje es el Suyo y Él me reclamará ansioso despues de que durante tanto tiempo me haya rasgado el alma ofreciendosela a sus Hermanos e Hijos desbaratando su plan, eludiendo las garras en mi segunda sangre, muerte tras muerte.
Sacude la cabeza y nos advierte a todos.
- Pero ya no habrá mas milagro. Contáis con ello. Os lo han asegurado. Ambicionáis un lugar a su lado cuando haya vuelto. Lo creéis vuestro...

El tumulto airado se ha vuelto a desencadenar. Gritos y pelea y el aullido de los heridos.
Siento el Cuerpo de Myla comprimiéndose contra el mio protector y la voz de Betriz desencaja
- Oh, Madres. La van a asesinar.

Sus palabras caen sobre mi como un combustible violento derramado sobre el ascua salvaje e indignada que aun arde dentro de mi ser abierto a la corriente de su origen.
Sin ninguna lógica racional me agarro a Myla para insistir e insistir en que me alce la mirada y que pueda verlo.
Ella me contempla el rostro confusa pero su interrogación se convierte bruscamente en un respeto reverencial que yo Gabrielle no imbuyo. Con cuidado coloca mi cabeza sobre su regazo.
La tormenta de dolor despierta un flujo de imágenes destrabadas en mi cerebro y algo mas fuera de mi mente.
Por que aunque me falta profundidad lo que me habla de la inutilidad de mi ojo izquierdo una intuición me habla de que la visión no ha desaparecido de mi lado siniestro.
Una voz desplegada sobre la mía propia en mis pensamientos que me pregunta si quiero mirar. Me pide saber que voy hacer.

Sobre el soporte de las piernas de Myla contemplo el forcejeo inútil de Pontos bajo la garra de demasiados de sus correligionarios y el intento desesperado de consuelo de un Kebren amenazado por porras chisporreantes que sujeta a Metis torturada por sus cadenas contra las que forcejea.

Hay una agonía tal en ella que casi parece éxtasis y esto martiriza mas a su amante que cualquier arma de las presentes. Por que aun capada trata de conjurar el nimbo temporal que la cohabita. Quiere ver por que lo ultimo que vio no le da esperanzas. Mi voz me dice que lo que vera sera lo que sus ojos y no mas le ofrezcan.

Le mostraran que la fuerza mas grande, la voluntad mas férrea, el don mas poderoso, destila un mayor y mayor lazo del destino. Y mas libertad obtienes al reconocer esa sabiduría.
Se que eso es lo que se ve en Tetis sobre el contrapunto de ira, de dolor, desasosiego y hastío que reina sobre el caos en palacio.

Apenas puedo rememorar el aspecto de tono en su voz pero se que esta ahí sutil, conectado levemente con mi mirada fugaz una, dos, hasta tres veces como una llamada invisible a la puerta antes de abatir firme el dedo de Tique y el Filo de las Morias sobre los hilos malogrados presentes.

Es un instante de eternidad donde el silencio se abate antes de que Dekatria diga sus ultimas palabras.

- Sabes que te engañas pensando que aquí y así eludes al destino. Lo que rompes no te perdonara. Te destruirá cuando acabe de despojarte de todo.

No expresa amenaza si no tristeza lo que remarca aun mas el desdén de Leto Febe al confirmar su orden levemente y que un hombre a su lado con túnica oscura y capucha se desplace tras la mujer.

En realidad es muy rápido y antes de darnos cuenta la cuerda negra esta arrollada a su cuello y el verdugo le aprieta el lazo con poderosos giros de un madero.

Ella en principio lanza sus dedos contra las hebras de la soga, pero no es mas que un segundo de flaqueza, como si ese fuera el tiempo que le hubiera costado vencer al instinto y sé que esa victoria es por la que ha luchado toda su existencia. Sus brazos caen a los lados mientras agresor y agredida bailan una danza desparejada. El rostro de ella se desencaja como buscando y queda totalmente expresivo cuando nos mira y sus ojos conectan con los míos. Una furibunda explosión de imágenes, sonidos, y sabores y olores cambian el grueso de mi percepción y tras su mirada de iris azul celeste una boca cavernosa gigantesca como una herida segada en la faz de las Eras se conjura como un halo sobre la cabeza de la mujer, con la sangre del tiempo goteando en sus dientes.

Un flujo de fuerza comienza a succionar hacia la inabarcable profundidad. No es el viento, si no una voz con garfios de hueso y anzuelos de cuerno hechos con la heridas que permanece sin curarse y que pronuncian el idioma que hubo Antes.

Orificio y torbellino rodean a Dekatria como el abrazo poderoso de un cepo incorpóreo pero no irreal brillando en un fulgor violeta majestuoso.

Lo recuerdo de antes, rondando sobre mis recuerdos de Annette y Asier mientras deliraba hacia mi muerte.
Entonces había intentado ¿Que exactamente? ¿Apuñalarlo? ¿Con los dedos y sin palabras? Solo tenia rabia.
Ahora me tiene paralizada con la lengua de mi voz sinuosa rascándome el cerebro, los ojos llorando y sin poder parpadear y el dolor clavándose en mi cráneo como un filo en todo el centro.

Dekatria se relaja y restalla el sonido terrible del hueso roto, y sus ojos no se cierran fijos, atados a los míos.
Entonces su cuerpo se derrumba en los brazos de su verdugo pero no así su mirada.
Sigue mirándome sin ojos con tal intensidad que intuyo los retazos ocultos de ella misma que no han visto los ojos mortales.

Hay una parte de lo que la acecha en ella, tiznandola de una familiaridad pintada con capas y capas de su odio mas concentrado y al final mas refinado. Hay mas detalles que mantos disciplinados han podido ocultar en el transcurso de su vida, larga, larga vida. Y sus muertes. No definitivas pero no inocuas.
Pero eso es hasta ahora. Ya no hay treta ni escondite. Solo la posibilidad de avanzar. Es un camino que el huso de las Repartidoras sostiene bifurcado.

La mirada se multiplica. Unos dedos y una mano se extienden en mi direccion y la voz que la envuelve también me dice algo, seductoramente.

El susurro detrás de mis ojos me pregunta si o no y soy consciente de la fisura y por que paralela a mi voz me interroga.

La pregunta es sencilla y no así la sensacion.
Las Manos Salvajes están dispuestas sobre los bordes de la puerta conjurada por mi muerte que no cesa.

Tengo miedo, miedo de verdad, muy concentrado y sincero y me asusto por dentro de mi misma recuerdo el paso una vez antigua por todo esto, y regresa la duda y la negación.
Pero peor por que ya no solo esta en la picota la inocencia si no las consecuencias.

Tengo la seguridad no preguntara una segunda vez solo esperara a que elija.

Mi condenada voz superviviente me dice las palabras que tengo que pensar. No son difíciles, basta un préstamo de la memoria, y una secuencia de actos que ya he ejecutado.
Él esta aquí, el Devorador, y su victima de la siega esta dispuesta.
Solo debo repetir lo que hice la otra vez, lo que hago siempre, nada. No mancharme con la implicación de enfrentarme.

Y esta vez es peor por que la maldición y el castigo son también para mi. El vaticinio de mis labios y el de los de Dekatria. No habrá cambios si no escojo la huida. No habrá perdón por tan poca penitencia.
Después habrá mas y mas y el pozo a llenar es eterno.

La huida es fácil. El cobijo que da ya lo has sentido. Liberación de la carga de tu segura mortalidad.
El respaldo del poder del Padre de los Dioses y sus Hermanos.

Es tan fácil de acariciar.

Somos los que hacen lo Correcto - oigo la voz de Metis - Somos los que hacen lo Correcto.
Lo que eres depende si de corazón quieres responder...
No es la voz adulta de quien he conocido si no el hilo de voz asustado de la chica casi una niña que fue, en una mazmorra de sedas, a la que la he encadenado en el deseo de mi vileza.
-¿Que vas a hacer?.
- Di no - casi me oigo responder - Di...

Me precipito a mi demacrada encrucijada, mis propias manos se alzan sin control. Me las meto en la boca y me araño la lengua y me la muerdo hasta que no soy capaz de articular una palabra que no sea un acto y ese acto chorrea desde mis manos cubiertas de sangre y despellejadas a mordiscos.

Manos que lanzo a través del sufrimiento que me inflige y sus firmes promesas y en convicción se funden con Ella en las suyas desnudas, atadas con el peso de la muerte que tienen unida y con ella empujan los bordes de la grieta hasta sajarla de arriba a abajo para que se escape sin remisión por ella lo que retengo hasta que un día me deje vacía de mi y solo llena de la promesa de Ella.

Consciente del fondo y los recovecos de a Quien y a Que estoy entregandome expando la brecha hasta los limites.

Una mano rauda salta de mi cara, esquelética, carnosa, reptiliana, envuelta en una túnica de sombras.

Agarra la otra mano y tira de ella mientras la muerte alcanza a Dekatria por decimotercera y ultima vez, atrayendola, a través de mi, a la encrucijada, sacudiéndome en el proceso con el culmen del dolor provocado por el paso del parto inverso del alma de Dekatria por la diminuta hendidura en mi ser hacia su destino en los campos Asfodelos y lejos de su Ávido Padre.

Me deja la revelación del misterio descarnado que orquesta el conjunto de todos mis temores y el de los ajenos a mi e inscribiéndolo en profecías de un tiempo aquí y otro a muchos años en el futuro, muestra en que, mi destino, el de mis hijos, mis amigos, mis conocidos y el del mundo y de los dioses llegara a depender y lo envuelve en la seda negra del colapso antes de que pueda comprender.

No hay comentarios: