27/7/08

Vivir (y Morir) en la Creencia (i). Soñar para Conocer lo que esta Lejos.

Había una puerta en su sueño.
Una abertura obtusa por la que apenas se vislumbraba el paisaje al otro margen.
El intruso había accedido hasta nosotros a través de esa oquedad, por los sueños de Annette.
Allí estaba. Podría haberme contenido y contentado con solo mirar. Haberme quedado a este lado y haber esperado que los acontecimientos venideros se hubieran manifestado con otro aspecto.
Pero traspase el umbral, buscando saber lo que acechaba mas allá de sus limites y la naturaleza de aquel que había utilizado a mi hija para espiarnos.
Es paradójico, que los jíbaros (el intruso es un jíbaro) hablen que se puede soñar para conocer lo que esta lejos.
Ellos como los papunya australianos son conscientes de su alcance, al igual que yo lo voy siendo, tanto como soy inconsciente en muchas otras facetas.

Viajo hacia el centro y me alejo al hacerlo.

Tras la puerta había un lugar hermoso, con la hermosura de lo recién nacido y lo virgen. Las amapolas brillaban al sol sobre las olas de hierba.
Pero no había paz.
Lo oí en el momento que puse mi mano sobre la tierra y el gemido vino hasta mi desde el árbol que había trazado, con toda su fuerza.

Al principio fui capaz de inquirir sobre aquella aflicción y la Madre me contesto que estaba cansada, cansada de devorar a sus hijos. Su suplica de descanso al Padre me sacudió.
Luego la convulsión de lo terrible me hizo recular. Annette estaba junto a mi y yo la tome en brazos antes de desvanecerme y despertar profundamente consternada junto a la cuna de mi niña.

Lo terrible estaba ocurriendo y no sabia donde ni porque.
Solo conocí que era Terrible.
Los sueños te dan conocimiento no respuestas.
Estas las tienes que dar tu.

Diario para una Luz (xxv). Paris.

Te reencuentro.
Deseo ese Amor.
Te quiero.

Mas que Ciudad.
Mas que París.
Mas que un lugar.

Seduce.
Alimenta.
Conduce.
Brilla.

Mi niña.
Mi madre.
Mi vida.

Diario para una Luz (xxiv). La Casa de Hermes.

Día 33.

He tenido una sensación de sobrecogimiento familiar, de deja vu cuando Eila ha introducido la impresionante llave de hierro en la cerradura.
Sobre el umbral casi imperceptible en la oscuridad de la noche si no sabes que esta ahí nos ha recibido una efigie vencedora del tiempo y de los elementos de un Hermes receptor y visionario.
Esta era la casa de Aneta y Roman; la casa de Pola, y hoy el hogar de Eila pero sobre todo es la morada de Hermes.


Ella, Eila ha sido muy amable en recibirnos e incluso venir a rescatarnos de la Plaza de Wenceslao y guiarnos hasta Malá Estrana y este magnifico edificio.
No se que es lo que piensa de mi pero de ti no me cabe duda. Primero se ha quedado perpleja, como si recuperara un viejo recuerdo lejano, pero luego te ha cogido en brazos y te ha empezado a decir palabras cariñosas supongo que en checo y ahí estas ahora con ella, cogida a su cuello abriendo el portal.
Conmigo es distinto. Confuso. Como un torbellino que no alcanza a decidir su giro y dirección. Tan difícil de leer que al instante he dejado de intentarlo.
Cuando habéis traspuesto el soportal os he seguido y de veras después de dos viajes me he sentido en Praha.

Nos hemos preparado una cena frugal y hemos intercambiado las ultimas experiencias, como lo hacen aquellos que apenas se conocen. Como siempre he sido yo la que he hablado mas, por que sea mi bendición o mi maleficio me cuesta poco abrirme y confiar a los desconocidos.
Le he narrado nuestro periplo hasta aquí y ella nos ha contado cosas sobre la casa. Me he interesado por su padre Frantisek, y por su madre Alma y ha sido escueta pero tranquilizadora.
Después del café y de acostarte y de arroparte con una nana hemos dado un paseo nocturno por la casa sin ninguna palabra que rompiera el respetuoso silencio.
No en vano aquí ha habido tristes muertes violentas.
Pola no suele rememorarlo, y yo no insisto en que los demás sean como yo soy. Creo que Eila es como Pola.

Por eso he deambulado junto a ella con las manos entrelazadas en mi regazo hasta que hemos alcanzado el oscuro y fragante jardín. El frío aun atenaza las noches aun con la cercanía del verano pero su punzada ha sido vigorizante. El cielo se ve estupendamente bien desde este anciano claustro y las plantas se desenvuelven por doquier pero no ha sido eso lo que nos ha concentrado tanto tiempo que al fina a perdido su sentido cuantificarlo.
En la semioscuridad, envueltas por la próxima presencia de la ciudad y de su lento latido noctambulo nos hemos estado mirando largamente a los Ojos.
Mutuamente hemos compartido el incontenible regocijo de contemplar a quien en algún instante has tenido el firme deseo de ver. Deseándolo aun a través de las trabas de obstáculos como la Muerte y el Tiempo.

Te juro cariño que hacia mucho que no me sentía tan bien. Con algo tan sencillo.

Me podía haber imaginado al dueño de la casa sentado en las sombras deleitándose con este momento si no hubiera estado abierta a otros sentimientos.
El café de nuestras manos se ha tornado en un elixir helado e instintivamente en el instante correcto hemos decidido que era la hora de abarcar la tarea de descansar.
Le he cogido su taza para llevarla hasta la cocina y simple y llanamente le he dicho lo que sentía.

- Me alegro tanto de verte.

Ella me ha cogido de los hombro y me ha dado un beso cálido en la mejilla y me ha abrazado.

- Y yo. Yo también.

He visto ese brillo de audacia de Alma en sus pupilas en el reflejo de no sé que desconocida luz. Esa introspección nunca harta de asombro de Franta. Esos otros noventa y nueve nuevos matices de la cosecha propia de una vida vivida al máximo y esa abertura que muestra que los limites se han ampliado tanto que ya no los ves.
He visto las Alas en sus ojos.
Servida en su propia carne la consagración de esta Casa.
Plantada en el viaje infinito su propio Espíritu.
He dormido doce horas de un tirón y si he soñado no lo recuerdo.

Hoy por la mañana me he despertado con tu manitas en mi cara y tu ilimitada insistencia infantil y te he dado un largo beso y hasta el desayuno no hemos parado de hacernos cosquillas.
Los días van ha estar repletos de descubrimientos y experiencias.
Hoy miércoles, final de mayo nos espera Malá Estrana, el Puente, los castillos y lo que se nos ocurra.
Cargadas de vivencias volveremos a París.
Cargadas de esperanzas.
Y de empeño de alejar aun mas los limites.

Al final he sentido que si se puede.

20/7/08

Diario para una Luz (xxiii). Transilvania no es Disneylandia.

Día 27.

Créeme cariño que me siento mal.
Me he estado riendo ahora, por que la risa de Emil es contagiosa, y su forma de mirarme es en el fondo tan gentil que te hace sentir mas protegida pero sé que no entierra del todo la vergüenza que hace poso amargo.
A veces me pregunto si se me puede sacar de casa, pero es que no he podido conseguir que no me sacaran de mis casillas.
¡Y que demonios, no eran americanos si no jodidos ingleses que no saben que no ya tienen por que alardear de superioridad!
¡Diosa, Calmate! Otra vez no. Debo controlarme. Debo controlar mi genio.
Tal vez si intento narrarlo fríamente sea mejor.
Esto es lo que ha pasado.

Hemos bajado hasta Bran, en la dirección de Brasov por que cuando se lo comente a Emil le pareció grandioso, por que es un lugar magnifico aunque el atractivo se le hubiera reducido al epíteto de "Castillo de Dracula".

Bajamos en nuestro coche y nos lo estábamos pasando muy bien. Emil y la historiadora que vive en Uraniborg tienen un conocimiento extenso y un verbo picante y preciso para explicar lo que verdaderamente es junto a lo que lo que la mayor parte de las veces te dicen que es.
Da igual que en este enorme castillo, el famoso Vlad, después mas famoso Dracula solo estuviera como huésped de la mazmorra durante dos meses. Da igual que una leyenda literaria de mas o menos un siglo lo haya empapado todo equívocamente. Eso no borra otras verdades mucho mejores. Las cosas son así, si quieres saber debes esforzarte.
La torre Eiffel no evita que en París también exista el Bois de Boulogne o la Saint Chapelle o la librería subterránea del Trocaredo donde te ofrecen café de un termo.
Lo que esta ahí sigue estando solo hay que querer verlo.
Y he estado descubriendo todo un mundo nuevo aquí en los Carpatos.
Lastima que hay quien no prefiere ver mas allá de su nariz henchida de engreimiento de superioridad.
Espero que se les haya clavado mi rostro enojado en el alma. Espero que se haya entendido muy bien mi francés para que después no se malinterprete que era rumana y esta buena gente no se cargue de la culpa.
Espero poder evitar hacer estas tonterías.
Lo había aguantado muy bien hasta la tarde, abstraída en la conversación con Emil y Greta y en tu mente inquieta. Pero a la luz de las antorchas, cuando en el crepúsculo una compañía de danza regional ha empezado a ejecutar las distintas ceremonias tradicionales, incluida la de Calusar una banda de cuatro o cinco hooligans de mediana edad, barriguita cervecera y cuenta corriente expuesta en sus atuendos se ha permitido la desfachatez de minusvalorar lo que estaba viendo con vehemencia.
Que para ver danzas de garrotes se hubieran ido a Oxfordshire, y que cuando empezarían las dramatizaciones al estilo Bela Lugosi y los efectos especiales.
Creo que lo mas coherente que les he espetado por que se lo he casi deletreado desde el fondo de mi alma ha sido que Transilvania no es Disneylandia aunque lo que realmente creo que quería gritar es que el mundo entero no lo es. Que dejáramos de tragarnos esa gran mentira cuando las verdades las tenemos ahí justo, justo delante.
Pero me temo que no he sido muy racional en las formas. Dirán lo que quieran de los franceses pero cuando insultamos lo hacemos con todas las tripas.
Sin embargo algo habrán entendido, mi vida, por que de inicio se han quedado pasmados mas de lo que hubiera esperado y después se han retirado en silencio con ese entrecejo altivo de desprecio que un ingles muestra cuando quiere hacer daño.
Después ha venido la risa suave de Emil y las dramatizaciones (Diosa, si que las había) de Vald Tepes y los efectos especiales.
Emil me ha cogido del brazo y ha roto la tensión invitándonos a una opípara cena.
Con media botella de vino y su grandilocuente forma de expresarlo hasta yo me estoy riendo. No es una risa limpia, pero es una risa. Él lo sabe y yo lo sé.

No me gusta quedarme a expensas de mi carácter. No me gustan esos brotes incontrolables de genio. Y menos me gusta el oscuro placer que sentía después de tenerlo.
Agradezco las sutiles señales de apoyo de Emil. Sus manos en mi hombro, o sus apretones en mis dedos.
Pero lo sigo pensando de regreso a Uraniborg.
Me pregunto por que ante algo tan nimio he estallado.
¿O para mi no es tan nimio?

13/7/08

Diario para una Luz (xxii). Dos Pasos Mas

Día 21.

Me sigo quedando sentada en la piedra que de alguna manera marca la entrada del Feudo, contigo durmiendo agotada en mi regazo, y el pequeño "Pulgas" en el tuyo.
Junto a mi esta Daniela, vestida para la ocasión pero paciente, esperando para acompañarme al otro lado cuando me decida a dar esos dos pasos mas.
Ahora es cuando me pregunto que es lo que pretendía viniendo hasta aquí.
No es los mismo cuando hablas de cambiar que cuando lo afrontas.
He hecho kilómetros y kilómetros, dándole vueltas a mis sentimientos y a mis anhelos y es solo desde ayer que la respuesta ha anidado en mi pero como una luna nueva ninguna faz se muestra. Incluso para todos mis esfuerzos lo que viene es una visión opaca.
La incertidumbre me cubre. Ya no seré la misma pero mi duda recurre continuamente a preguntarme que seré. A ratos incluso creo que podría no ser. No ser Luna, ser nada.
Delante de la pincelada del mundo imaginal mas intensa y grata que recuerdo, la cascada de posibilidades crece y crece y me apabulla.
No es un caos sin dirección al que te lanzas. Es un trasiego que reverbera con los ecos de Nearşova, Buda y Pest, Ljubliana y Bled y mas atrás.
Mas atrás de Metzen
y Sighişoara, que París y Eren Vej. Con mucha voz de Cnossos y de Praga.
Una persona nunca es la misma que en otro momento, y el hilo coherente de las decisiones y las acciones te lo demuestra. Siempre caminas a algo nuevo. El hecho de caminar ya lo implica.
Pero aun así dudo. Por que soy humana y el vértigo, aunque sea horizontal me abruma. En mi es muy fácil saber que es el miedo a elegir mal. Pero creo que tener ese temor no es malo. Me separa de la locura de ser alguien afilado y ciego que al final es dañino. Creo que es de estar cuerda el pararse a pensar. Mas cunado tus actos convocan fuerzas superiores que no siempre comprendes y a las que apenas puedes creer poder detener con tus manos o con tus dientes.
Encontrarse en el umbral de la puerta de una parte del mundo que tiene tus posibilidades no es el fin del peregrinaje si no el siguiente escalón.
Uno concebido en los próximo dos pasos.
dos pasos mas, por que con uno solo te da la oportunidad de regresar o detenerte, pero si das el segundo es completamente seguro que ya no estas allá donde empezaste.
Sabrás algún día que no me vuelto atrás, por que sabrás por que vas a conocerme que soy tozuda y por que igual lo recuerdas por que estas aquí conmigo.
Pero le dicto estas palabras al diario para que sepas que he dado esos dos pasos y mas.
Pero sera cuando estés despierta.
Y cunado yo me envuelva con el crepúsculo con lo que siento.
Con serenidad, Valor y Sabiduría.
Y con dos pasos.

Día 22.

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Día 23.

El aire es extraño. Como si me sofocara y me apagara.
Esta mas allá del frió y la humedad de la noche.
Me siento extraña. Me siento extraña.
No es hasta el segundo paso que comprendo.
Veo a Anibal hacia el que tu corres esperándote con los brazos abierto mientras una O de sorpresa se traza en mis labios y cabeza me pregunta cuanto tiempo ha pasado.
¿Cuantos crepúsculos?¿Cuantas cabezadas y sueños?
Miro atrás y comprendo que la puerta del Feudo ya se ha cerrado, aunque aun puedo ver a Valer y a Calin desvanecerse en sus contornos.
No, no se desvanecen, la dureza de la intensidad del bosque a este lado los ofusca, me nubla los ojos.
De ahí viene el frió, de ahí la sensacion de presión.
El recuerdo de las noches se empieza a ordenar detrás de mis ojos.
Tantos días y tantas noches profundizando que al final perdieron sus limites y significado.
Tanto tiempo sin dormir pero dentro de un sueño.
Mi encuentro con Valer, mi decisión adulta.
Mi recepción con la Condesa. La mirada esquiva del Augur.
La luz y la Lampara.
Mi lampara con forma de Rana.
La Llama. El calor. La Llama.
No importa cunado sentí el reflejo.
Cuando experimenté su impulso.
Cuando sentí su vida.
La Llama que arde en el corazón del Feudo de
Sighişoara encendió mi lampara cuando yo sentí el pálido reflejo de ella en mi interior.
Así nacen las estrellas, así empiezan a entonar su voz.
No solo han cambiado mis ropajes.
No solo las ramas de la vida y el manto del firmamento me han vestido.
No solo mi piel se ha tensado. No solo mis ojos se han afilado.
No solo mis sentidos se han sobre alimentado de sensaciones.
No solo no he parado de crecer.
¡Oh, Diosa!¡¿Como contarlo?!
¿Como explicar ser mas, mucho mas?
¿Como expresar ser tu propia madre?
¿Como compartir contigo, que se como te sentirás?
¿Como decir, ser Gabrielle y ser su Lobo?
Pero también su roble, su viento, mi agua, mi corteza, mi roca, mi carne. Mi voz.
Todo lo que puedes imaginar es tan intenso y ensordecedor.
Daniela es la que me ha detenido. Daniela ha sido mi guardián.
Daniela es la que me pone el brazo en la cintura y la mano en el hombro para que no me caiga.
Por que Duele. Duele.
No prendes la llama en tu interior y la pretendes mantener encendida bajo el océano sin dolor.
Las reglas del mundo me regresan pero su cabeza se apoya en la mía, consolándome con susurros en una lengua que poco a poco voy perdiendo, hasta que solo me queda una palabra:
"breuddwydio, hermana, sueña".
Yo no se por que estoy llorando.
Todo se me viene de prisa.
Todo se me viene al tiempo.
No paro de llorar.
Quiero dormir.
Soñar.

Día 24.
-"Vamos, mariposilla. Dí algo al diario de mama."
-"Hola, mami"
-"¿Y que dice Pulgas?"
-"¿Guau?"
-"Muy bien, Pulgas, por que no le dices a Papa que os lleve a dar un paseo"
-"¿Mami, tu venes?".
-"Mami, se va a quedar. Tiene que pensar."
-¿No te gusta que mami se quede? ¡Mira que pucherosa! Eso no creo que te sirva ni con papa. Hala ves, este pequeño necesita hacer sus necesidades"
-"¡Y no lo estrujes!. Así esta mejor."
-"¿Mami?"
-"¿Que, corazón?"
-"Te quiero"
-"¡Ay, Diosa!
.....

Día 24 (Tarde)

Ya se que decir.
Cogí el camino. Y es bueno. Peligroso pero bueno.
Tengo la fe de que llegare a donde se me espera.
Bien; Serenidad, Valor, y Sabiduría.
¡Buf!

Con Valer la decisión ha sido correcta. No podía hacerlo. No podía ser egoísta. Soy una persona adulta y creo que madurado. No soy una adolescente. No puedo desearlo por que esta ahí. Aunque a una parte de ti le apetezca. El amor es distinto de la lujuria.
Lo extraño es la sensación que tengo. ¡Diosa!, ¿Por que tengo la sensación sobre mi de que si lo hubiera traído hasta mi, pronto estaría muerto?
Bueno; Serenidad, Valor, Sabiduría.
¡Buf!

Es una vida complicada llena de cambios.
Pero, mi pequeña, ya no la cambio por nada.



5/7/08

Diario para una Luz (xxi). Luna Nueva

Día 19.

Creo que el pueblecito se llama Nearşova pero no me he fijado en el nombre hasta que hemos salido de él. Lo cierto es que hemos llegado allí al torcer al revés después de Izvoru Crişului, entre la lluvia. Tu tenias sed y yo también y me ha parecido perfecto para detenernos a descansar un poco y estirar las piernas y beber lo que aquí tuvieran.
Ahí se debía haber quedado la anécdota: en la confusión de mama entre los limpiaparabrisas y el agua y veinte minutos en la elección de refrescos autóctonos rumanos y un estimulante ejercicio de glosolalia. Pero lo que tu mente ve y entiende no es lo que es la consciencia.
Cuando he salido contigo en brazos, con la bolsa en la mano y acompañada de Rosvita, la tendera, no he mirado sino que he sido consciente. He sentido la diferencia entre el contorno que envuelve algo y su significado.
Forzada por la tradición de poner la puerta de las casas al borde del camino no he podido aparcar justo delante y he dejado el escarabajo un poco mas arriba, justo bajo de unos arboles. Unos pocos pasos en un pequeño repecho. Quizás al venir no me di cuenta por que buscaba cuesta abajo pero al llegar al coche lo ví.
Un camino, que se bifurcaba limpiamente en sus dos perfectos ramales.
La expresión de mi conmoción me ha salido de muy adentro. Tenia un taco o dos pero ya tendrás tiempo de aprenderlos. He mirado al cielo, a la punta de mis pies en el suelo y luego a la encrucijada.
He sentido que se me preguntaba. Entiéndelo, no es una vocecilla desconocida que se te aparece, si no tu propia voz que te interroga sobre si te lo vas a creer o no. Y que harás al respecto en el caso de cada una de las ramas de esa decisión.
La mirada de Rosvita se ha cruzado con la mía bastante preocupada; con esa expresión de desconcierto y miedo que te surge cuando los hechos desmontan abruptamente lo que crees seguro y fiable. Ese escalofrío irracional que te grita peligro. Y sin embargo ha seguido ahí de pie, y me ha tocado.
No ha hecho falta saber rumano para entender que quería saber si estaba bien.
Mis palabras espero que fueran tranquilizadoras pero lo cierto es que no las recuerdo muy bien. Recuerdo claramente el rugido de mi corazón en mi cabeza, en una mezcla del ruido de la sangre en mis oídos, de las imágenes que te asaltan, y de las sensaciones emocionales que tienen reflejo físico en tu estomago y tu garganta.
Se que le he dicho que tenia algo que hacer y que te he dicho que tenia que dejarte un momento sentada en tu silleta en el coche por que ahora que recapitulo, puedo ir cogiendo los hechos por que no se ha borrado, solo es que en el momento no tenían la fuerza de lo demás.
Recuerdo el hombre en su carromato con su nieto deteniendo su asno por que Rosvita se lo ha pedido. Y la alteración extendiéndose pues no en vano esta no es mas que una aldea pequeña.
Luna Nueva, me he dicho para mis adentros aunque creo que también ha salido a mis labios.
Da igual que no la haya en el cielo, ni que cuadre en el calendario, si para ti lo es no hay mas que hablar. Es eso lo que hago. Me conmuevo en lo que reafirmo.
En seguida he estado sacando todo lo que tenia metido en el maletero dispuesto para este imprevisible viaje.
La mesa plegable que he abierto para poder exponer el resto de cosas si que se estropearan, la sillas, la maletas, mantas y otros objetos. Incluso la rueda de repuesto y la comida. Lo he puesto todo bajo la protección de los arboles para que no se mojara.
La gente ya se congregaba, sobretodo mujeres, niños y ancianos. De momento solo han estado vagabundeando en las inmediaciones, buscando su sitio mas cómodo para el espectáculo aunque ya los mas atrevidos o cotillas se han acabado acercando a saber.
Algunos han preguntado que pasaba, y otros si vendía.
Cuando he dicho que no vendía, que daba, los rostros han mostrado la mas amplia variedad de la condición humana. Desde la codicia y la sorpresa hasta la condescendencia y la pena.
No me han dado igual, pero mi decisión estaba tomada y no tenia tiempo ni energías para dar la explicación.
He vuelto a repetir que daba, que ya no era mio, que era para el que lo necesitara, y he abierto una de las maletas para ofrecerle a Rosvita alguno de mis vestidos conjunto.
No me había imaginado el tumulto ni la confusión. La vida no es como en las películas, que cuando se organizan peleas estas se extienden y después se convierten en batallas campales. Cuando la violencia brota, se focaliza en muy poca gente y un gran resto que mira alrededor. Y casi siempre empieza y continua y acaba en los gritos. Casi siempre.
Interponerse entre dos personas que discuten es peligroso por que obcecados en los que estamos haciendo (vapulear al otro) el paisaje que se mueve no es importante. Pero Rosvita se ha portado muy bien y parecía de esas personas integras que merecen la pena conservar y al fin y al cabo he sido yo la que la he metido en el lío que se ha formando.
Las referencias culturales y los ritos están muy bien en los libros y en los cuentos, pero lo que no tienes en cuenta ( y yo no lo he tenido en cuenta de forma kilométrica), es que funcionan cuando el contexto místico, humano y cultural es el correcto. Y la transilvania rumana del siglo veintiuno no lo es.
Una mujer estaba agarrando vehemente una buena chaqueta de piel mientras discutía a voz en grito con Rosvita mientras esta le decía que no debía hacerlo. El anciano con su nieto trataba de poner orden en el otro lado. He entendido muy bien que Rosvita defendía que no se debía aprovechar de la locura de una persona para el propio beneficio y claro esta la otra parte defendía que si. La bofetada, los arañazos y un mordisco que me he llevado ahora me los veo merecidos, pero al menos no ha sido peor.
No se que habría pasado si cuando la situación se estaba caldeando no hubiera llegado la policía. Supongo que alguien les habrá avisado del altercado, pero creo mas que es que la noticia de lo que estaba pasando ha llegado muy rápido a Izvoru y las fuerzas del orden se han decidido a echar un vistazo por curiosidad.
No es que su presencia haya constituido un bálsamo. Los gritos han seguido pero esta vez dirigidos desde una distancia de seguridad prudente entre los bandos. Alguien ha relevado a Rosvita por que ella se ha agachado delante de mi para ver como estaba. De alguna manera he acabado sentada de culo en el suelo. Me incorporado avergonzada, mas por la que había montado que por los golpes que he sufrido. Las dos nos hemos dirigido hacia el coche. La mayoría de mis cosas estaban aun allí, pero algunas manos mas listas ya se habían dotado de lo que necesitaban.
Me he sorprendido oyéndote llamarme y me apresurado hasta ti. Rosvita decía algo relacionado con mis cosas y con que me fuera de allí. Tu sonreías sorprendida de estar entre tanta gente y había dos chiquillos, niño y niña, apoyados contra la ventanilla mirando con asombro hacia el interior.
Tu me has dicho mira y yo he visto como lo chavalillos hacían cucamonas en el cristal. Mi sonrisa ha sido nerviosa pero reconfortante. Los niños me han preguntado varias veces hasta que les he entendido que preguntaban tu nombre. Se lo he dicho, al tiempo que me he levantado mientras me dirigía a Rosvita, y le he intentado hacer comprender que las cosas se quedaban allí, pero que si podía hacer que llegaran a los que las necesitaban lo hiciera. Al tiempo que hablaba me he dicho que esa debía ser mi misión pero me he visto en los ojos de ella fracasando, y metiendo a mas gente en líos. ¿Como hacer comprender a gente sensata, mi locura?. ¿Como decirles que esta bien lo que parece una decisión trastornada?.
La policía una vez enterada, y después de haber deliberado un momento, se ha dirigido hacia nosotras y yo me he adelantado para atraer hacia mi toda la culpa.
Entonces ha aparecido. Un coche, enorme y negro como la pez, ha ascendido lentamente por la carretera desde Izvoru. La gente se ha apartado instintivamente cuando se aproximaba y no a tenido ningún problema para aparcar justo en el camino.
El hombre que lo conducía se ha apeado con calma, y su presencia ha sido tan elocuente que hasta el maduro policía que se nos aproximaba se ha detenido en su camino y se ha envarado.
El hombre se ha dirigido a hacia una chiquilla, de no mas de once años, que sin pestañear le ha dicho dos palabras, señalándonos.
Su porte y su traje viejo pero bien arreglado me lo ha hecho imaginar como el cacique, pero ha sido su donaire y su dominio de como ponía el pie a cada paso lo mas sorprendente. Si era él, alcalde o el terrateniente, desde luego parecía un tipo muy singular.
Canoso pero no viejo. Rocoso pero no enorme. Poderoso pero no arrogante. Las arrugas de las comisuras de sus labios y de sus ojos se ha ido haciendo mas patentes a cada instante en el que se ha acercado hacia nosotros.
El policía se ha atrevido a mascullar algunas explicaciones, como si a ese se redujera su papel cuando aparecían fuerzas superiores. Me he dado cuenta entonces que ese era ya el único sonido junto al del bosque que se podía oír alrededor. La gente seguía allí, expectante, pero a distancia.
El recién llegado ha escuchado sin ni siquiera echarle un vistazo al agente. Su mirada intensa nos miraba a nosotras tres.
Cuando ha parecido satisfecho ha continuado su camino. Creo que ha dejado al policía con alguna palabra de mas en la boca.
Se ha puesto a unos tres metros de mi y hablando, lo que creo que era rumano pero con mucho acento húngaro,y me ha hecho la pregunta sencillamente con sus manos. Me ha apuntado con un dedo y después se lo ha llevado hacia su sien para moverlo ligeramente en circulo.
Ha sido una pregunta condenadamente buena.
Mi respuesta. He rebuscado dentro de mi. He visto lo que ha pasado y por que y lo que he sentido y porque. Y también lo he olvidado todo.
Mi respuesta ha sido una sonrisa queda y sin sorna cargada de lo que hay es lo que ves, pero intento cambiar y un encogimiento de hombros totalmente sincero. Ha sido un, ni yo misma lo se, completamente abierto.
El hombre me ha mirado con profusión, con una condescendencia severa pero cómplice. Esa mirada que me he cansado de esperar de Charo.
Ha caminado dos pasos y ha hablado con Rosvita con la naturalidad de un familiar, que sé que no es por la tensión de ella, y la ha despedido dejándola confusa en sus miradas hacia él pero también hacia mi.
Después me ha cogido a parte. Me ha agarrado del brazo como lo hacia mi abuelo, y mientras me llevaba bajo los arboles detrás del coche, se ha parado un instante para contemplarte y sonreír de verdad por primera vez. Ha sido el único momento en el que lo he visto sorprendido y libre del dominio de la situación. Pero ha sido un instante fugaz, casi un espejismo.
Se me ha puesto delante y me ha dicho interrogativamente:
"¿Calusar?"
He enarcado las cejas preguntándome como. Pero no me ha inspirado desconfianza. Le he contestado que si.
"Calusar (y algo que entendido como un 'y') Paparuda (y algo que ha sonado como fascinante o increíble o así)" ha dicho mientras se rascaba el mentón.
Después se ha señalado a si mismo y ha dicho solo -"Solomonar"- que aunque no creo que indique se verdadero nombre si no el de su oficio, ha sonado casi como lo primero.
Le he preguntado si era como un mago o un brujo.
Él ha movido la mano como indicando que algo así y ha añadido -"Cautari Taltos"
"¿Taltos? ¿Tu eres un Taltos?" le he preguntado recordando las lecciones de etnología de tres días y otro país antes. ¿Podía haber encontrado un chaman húngaro en rumania?
Pero el lo ha negado. Ha puesto el rostro serio y distante y mientras se agachaba a mis pies ha dicho claro y inequívocamente.
"No Taltos"
Y ha dibujado una luna vacía y me ha señalado y ha señalado a Rosvita que repartía civilizadamente mis cosas ante la atenta mirada de la policía, como si estas cosas fueran comunes.
Luna Nueva. Si, le he dicho. Si.
Ha suspirado, y me ha mirado muy profundamente como si entendiera lo que es tener una misión no importara que comprendieras lo que implicaba para el otro.
Ha dicho algo que me ha sonado como una bendición pero también era triste. Me ha contado algo de canciones y doinas, señalándose y señalándome. Me ha golpeado el hombro como para darme ánimos.
Y ha sacado una hermosa petaca de su bolsillo, plata y jade, y me ha puesto un dedal de licor y me lo ha dado. Ha entrelazado su brazo izquierdo con el mio y ha dicho:
"¡Egészségedre!"
"Osasuna"
Un trago de fuego me ha sacudido desde la boca a las entrañas. Pero ha sido como una explosión retardada que poco a poco ha ido creciendo.
He sentido la fuerza de su brazo, su apoyo y su petición de soporte. Ha sido como un cruce de camaradería en la transición de los instantes.
Una especie de lazo empático entre personas que se entienden y eso les da esperanzas.
El hombre ha recuperado su dedal, ha dado un segundo trago al contenido de su petaca y la ha cerrado haciéndola desaparecer en su impoluto traje.
Las nubes no han podido ocultar al medio día.
El mundo se ha puesto a brillar entre sol y sombra.
Él me ha insistido con brusquedad que me fuera de allí.
Me he sacudido la falda. He ido hacia Rosveta y me he despedido de ella en silencio con una sincera cara de disculpa.
He dejado todo el dinero que tenia en efectivo sobre la mesa y me ido hacia el coche.
Tu hablabas con alguien. Y tenias una charla intensa lo que me asusto por que no había nadie junto a ti. Los chiquillos que te entretenían, corrían colina abajo y nadie se había atrevido a acercarse a menos de diez metros de nosotras, desde que el Solomonar llego, y menos desde que me toco.
He abierto la portezuela del escarabajo y tu me has saludado levantando las orejas de un cachorro de perro de origen indefinido.
Mientras se me abría la boca de sorpresa tu has dicho:
"Mira mama, pugas"

Día 20.

Hemos parado en Cluj Napoca a descansar y me he levantado temprano a ordenar mis pensamientos.
Tu y Pulgas dormís cada uno en su sitio como si no importara mas que eso. Me costo horrores y algo de sangre (literalmente) convencer a todas y cada una de sus inquilinas a que buscaran otros lares y lo cierto es que lavado y alimentado tiene gracia el chucho, con sus colores blanquitos y negritos.
El pobre parece que estaba muy mal, por que no ha emitido ni medio ladrido desde que lo he visto.
Supongo que ya esta y ya lo hemos adoptado.
Yo os miro y vuelvo al pequeño libro sobre folklore que me recomendó el recepcionista.
Ya se lo que significa mas o menos con una pirotécnica y florida carga cultural lo que es un solomonar. Una especie de benandanti, o malandanti según la voluntad y la época.
Pero lo que me esta haciendo meditar en la madrugada, es la combinación de la cara adusta y de comprensión del mundo de aquel hombre y sus palabras sobre canciones y doinas.
Si que son canciones. Baladas épicas que pasan de generación en generación.
La representación de los hechos de los héroes.
Pero sobretodo...Es triste.
En el fondo una doina es un blues.