9/4/11

La Vida de las Sonrisas

La curva de mis labios, aunque no la he buscado en el espejo, debe asentar franca. La siento.
¿Su única diferencia con respecto a las otras sonrisas?
Solo se deja explicar, si empeño todo el esfuerzo en llevaros al origen de mis sentimientos y al de las palabras brotadas de ellos. La empatia con la vida de esta sonrisa concreta.

Las cosas cambian diría. Quizás. Si hay un hecho que deja al resto por falaz es ese. La mentira esta en la sombra de las palabras pero no en la de las acciones. Y la verdad que firmemente descubro un poquito cada vez, que resido en una sensación parafraseada de la de Tristan, dicha una vez sobre el polvo de las estrellas:

"Todo lo que pensé alguna vez de mí misma - quien era, que era - era una mentira. O casi.No te imaginas lo sorprendentemente liberador que es eso".

Las cosas cambian diría. Pensé demasiado. Siento mas ahora.
La primera diferencia es esta.
Liberación.

Todas las sonrisas tienen en su corazón el impulso de librarnos camino hacia la risa o si no son tristes muecas. Esta es como ellas.

Retenía, no sé, un gramo, un kilo o un quintal de reconcentrada reticencia a la confianza total.

La misma soberbia de tener el talento, que no el derecho, de a obligar al destino a voluntad.

Si lo pensamos bien no es muy distinto al humano impulso de desear ser señor y dueño de lo que te pasa. Hay un complejo ahí dentro. No es una tara, si no realmente una constante respuesta.
Te disturbas por saber que las cosas pasan y enérgicamente crees que lo hacen por que tu quieres que así ocurran.

Lo que conozco con certeza es que creyéndome ya libre de una mayor parte de esa lucha, el grado de fin de la opresión y del estrechamiento me lo negó con meridiana voz.

A diferencia de otras ocasiones, esta disonancia, alejada del foco del peligro, no ha hecho daño.
Entereza y sabiduría. O solo la bendición del Amor y el Azar han conducido mis acciones hasta el momento de ser capaz de romper la burbuja.

De noche. Desvelada. A hurtadillas en el cuarto de un hijo ya demasiado adulto, y al que me cuesta seguir con la lógica del pensamiento y dejarme en manos del corazón por que hay tanto de él que desconozco en igual cantidad a lo que lo amo.

De noche, digo, cerca de esa reliquia de no muy bien conocida procedencia, si cielo o averno.
Esa que solo él puede tocar, asta, guarda y estandarte, venido a él por los gestos inescrutables y los deseos intransitables de los mayores poderes.
Para que la enarbole. La Diosa dispone donde y cuando.

Esa noche sonreí. Y no es obvio por que.
Si el sentimiento, lo describo con la razón, esta cerca de colocarme mas en la locura o en apuntar a la perdida de un rasgo del que se dice hace humano.
Propongo un intercambio de una posesión por otra. De la razón entralazada a la imaginación desanudada.

De noche, esa noche después de varias otras mas y de otros tantos días sin la sensación real de día. En la quietud de los que duermen. En la garantía de una reconciliación , no con nadie en particular, si no para empezar por alguien conmigo misma.
En esta noche cualquiera soy capaz de recuperar el gesto de gracia de mi cara y cargar mas de pequeños detalles mi espíritu y si de verdad el rostro es su espejo, también mi alma.

La vida de esta sonrisa descendió similares peldaños a los que mi cuerpo físico, envuelto en esta mi madura carne y piel, se dispuso.

La travesía de un Osario. De los Campos de Espectros de la mente, de los monstruos del Espíritu y de los de los recovecos de la Imaginación. Del encuentro de una Santa Compaña trasladada a las entrañas de la alienigena base científica soviética, en la que entramos, y que se mantenía atrapada en su propio maleficio.

Profundidad. Vacuidad. Agujero. Esas son las propiedades de la caja de Pandora. Y al fondo queda la Esperanza al descubierto.

La escalera hacia Asier en los infiernos, abierta a mis pies e iluminada por las antorchas con las que volver hasta la luz con Él. Ida y Venida. Desde arriba hasta abajo y de nuevo hacia arriba.
Como paso una vez y volverá a pasar

Una luz que no limpiaba las manchas de la frustración en mi animo ni conseguía que me relajara.
Por que no quería y en ese deseo me negaba a aceptar la verdad.
Por que una verdadera necesidad en una madre o en un padre es hacer lo soberanamente sobrehumano e imposible por alejar cualquier cáliz amargo de tus vástagos. Empeñas tu lugar por el suyo para que él no tenga que vivir, ver y oler la batalla.

Siempre pude intentarlo con Annette pero con Asier la espina estaba clavada.

Lo ves y es un chiquillo con apenas una pelusa de en la barbilla y la extraña mezcla de la mirada de los ojos de su padre con los míos. Ese chiquillo que sostenía entre mis dedos ni apenas un suspiro del tiempo. Pero también ese chiquillo que ya sostiene entre sus dedos su destino por que nadie mas puede sostenerlo.

Ese estandarte es su destino y se me estrangula un nudo de una invisible soga arrollada a mi ser.
El nudo que altera la sangre cuando te pones a pensar con lo que tus hijos se enfrentan si no arreglas este desastre.

Ahí esta otra diferencia de la alegría en mis labios.
La mortalmente seria decisión que sonreír conlleva.
Sonrisas desde la verdad. Desde lo alegre. Sin un atisbo de tontería.
Sonrisa que reparte amor y diluye preocupación.
Sonrisas con vida.

No por que lo decidiste. Si no por que si.
No sabes por que ni merece la pena saberlo.
Se entiende cuando él se despierta al roce de tus dedos, medio confuso y somnoliento en la mañana, y te ve y en un instante te sonríe como no haría mejor espejo.

Después antes de despertar a Annette hablamos de cambios y de los que No Cambian.
Aquellos con los Que Sueñas. Con los que Vives. Los respiras en todo momento y en especial en los mas Grandes.
Y tu destino es solo con ellos.
Y si, me hacen Sonreír.

Un Lecho de Huesos

Si fuera un sueño, uno de esos sueños, amargos y sucios hasta la incomodidad, pero carentes del horror de las pesadillas, no seria mas extraño.

Si fuera una ilusión, un engaño que se alzara sobre la verdad con sumo talento, no tendría tanta afección.

La noticia parecía blanda, brutal e increíble.
La noticia de que el vuelo de Asier desde Sanghai había extraviado su rumbo y desaparecido en las estepas me azoto.

Mi hijo, ¿Estaba muerto? ¿Lo habría sabido? ¿Una madre lo siente? ¿Recibe una señal?.

Mi habitación ardía cuando me desperté. Mis paredes se desmoronaban o dejaban de ser pared para ser un ovalo enmarcado en fuego por el que ver a través mas llamas. Todos los gatos de la casa, que son una manada de mas de dos docenas, me rodeaban frente al portal amedrentándolo y bloqueándolo con su pequeña gran magia.

Allí estaba Asier, en esa otra orilla. Al Otro Lado que conoce. Corriendo hacia a mi. La silueta de un largo mástil enrollado aferrada entre las manos. Corriendo con premura de la convicción entre las Lenguas del Castigo, parte fuego, parte hielo, de los campos que son los campos de su infancia.

Si fuera un sueño, uno de esos sueños, limpios y ordenados, pero carentes de la turbación del saber sobre cada pieza y su sitio, no seria mas loco.

Si fuera una insania, un reflejo sobre mis delirios precipitados, no tendría tanto poder.

La imagen parecía sagrada, cierta e inamovible. El Furor Infernal le cortaba el paso irremediablemente. Su visión se desvanecía. Asier se me escapaba. Mi pared contra su pared se quebraba.

Mi hijo ¿Tenia que rescatarlo? ¿Estaba cautivo? ¿Atrapado? ¿Podría allí y entonces hacerlo? ¿Lo habría sabido? ¿Una madre lo siente? ¿Recibe una señal?

Si fuera un sueño, uno de esos sueños largos e imposibles, que son vividos pero carentes de la eternidad de la vigilia, no seria tan penetrante.

Si fuera una redundancia, una secuela que pudiera contar sobre la memoria, no tendría tanto valor.

Mi gesto parece firme, armónico y sin duda. El gesto que cierra las heridas en nuestro hogar. Contra los gritos de furia y desesperación de mi propia e inconfundible voz al otro lado. Mis ojos, mi rostro, mi perfecto espejo en el infierno, ya condenado por su propia y lejana elección. Mis palabras. Mis ruegos. Mis insultos. Míos. En ese su sitio. Pidiéndome mi perdón.

Mi hijo. ¿Estaría condenado? ¿Lo habría sentenciado? ¿Una madre lo siente? ¿recibe una señal?

Si es eso y así lo siente, si la recibe, no sabría como suena, excepto a prisa y naufragio.

La pared debe estar fría a miles de kilómetros, millas y leguas de estos mis pies cansados y mi ser en sacudida. Una agitación incontrolada impulsándome hacia él junto a un opuesto movimiento de auto control que se destilan en mi corazón y mi cabeza todo, todo el tiempo.
Aquí, en Rusia, en el Baikal, en Severobaykal`sk la necesidad grita dentro de mi como un aullido y un desgarro.
El muro esta allí en París cerrado por lo que el otro extremo es la única salida. Por donde Asier entro.

Si fuera un sueño, uno de esos acuciantes y repetitivos, pero apenas carente de las heridas de la frustración y de la acumulación de inmanejable dimensión, seria una pesadilla. Una que ya he vivido. En otra forma. Con el mismo orificio. Separación.

Si pudiera despertar... Si pudiera hacerlo seria fútil deseo... La esperada bendición no esta a un camino oculto que no veo desde aquí... El rescate vuelve a ser mutuo pero hoy y ahora soy yo yendo hacia el.

Asier ¿Estas esperando? ¿Podrás aguantarlo? ¿Podrás sentirme y yo a ti? ¿Recibirás esta señal?

Estas preguntas, buscan la razón por la que debo caminar sobre un lecho de huesos, hasta quedar preñada con el cúmulo de las respuestas, con las que El Tiempo deseaba iluminarme a través de la negación.

Nos guía un frágil psicopompo con silueta de jovencita conocedora del pozo.

Es la vigilia, una de las mas sinceras y patentes, repleta de los huesos de la vida y de los huesos de los sueños y de los misterios.

Donde estamos es en el "Avance hacia Abajo". De forma física y su complementaria yendo hacia lo Cubierto, profundamente Oscuro aun en la luz, por entre un averno de muertes, y el vivo abismo.

A un hay esperanza en mi. Y contiene el llanto.
No tengo otra señal.

3/4/11

Hidromiel

La sabiduría de las abejas pasa desapercibida.
¿No es cierto?.

Viven bien poco y son pequeñas, y revolotean en tareas sencillas casi invisibles para los ojos distraídos, y por eso les restamos importancia..
Pero si, moviéndose de acá para allá tocan tanta amplitud como es la del mundo y sin cesar acumulan tanta mirada concreta de él, ¿Que impedimentos que no sean los prejuicios tendríamos para no reconocer su saber?.

Comprender no es exclusivo de sentidos y conciencias humanas.
Tampoco de las abejas solamente.
Pero me he apercibido de algunos detalles ultimamente, reflexiones sobre las que habías puesto hincapié, que me las han hecho especiales. Mas especiales.

Hasta lo que sé y siento, para mi, mis hermanas meliferas, hasta pueden ver el futuro.
Esta dispuesto en su liviana forma de existir y en sus sutiles actos.
Vuelo, recolección, libación, procreación y cuidado de la Colmenas... Vidas sociales o solitarias.
Se reconoce una dedicación a la creación y a la enseñanza. Dicha es la traza en la que subsisten.
Un baile de vida narrado desde su innato talento para respirar en la naturaleza del amor.
Su muestra de saber ha sido siempre una despejada verdad con bella simpleza.

Para hacer las cosas bien y el bien de las cosas debes sostenerlas y nutrirlas en el fluir de su Historia.

Así me la mostraron sencillamente recién llegue a sus dominios de la granja. Y la aprendí. Y la sigo aprendiendo.

Así es la historia de la Hidromiel. Entre la gran variedad de ellas, también la de la mía.

Ella continua la voz que va del Sol a la Flor. Del Polen a la Miel. De la sencilla mezcla con el agua a Licor divino.
Con versos de amor continuo que lavan las fuerzas del corazón, las alimentan y las prosperan.
Da igual que seas árbol o hierba, colmena o granjera. Si no liberas una parte de ti y la regalas no hay transformación.
Lo que sale de tus manos es estéril.
Carece de su parte de esencia.

La Lección de confidencia sobre este misterio expuesto la grabo directamente el Señor de los Robles en Sihisoara en mi ser.
Mis amigas del Claro Umbrío me la recuerdan de forma sutil cada día que me empapo del idioma de sus zumbidos y contoneos dejo el filtro abierto y entro como invitada con mas que los dedos en su hogar.

Ahí esta. Miel en mi cocina que espera a fermentar en las pequeñas barricas de roble talladas con cariño a mano. Sus Historias, como un fuerte hilo vital no se detienen y como debe ser continúan y ascienden tan simple como que el amor no tiene limites.

Historias como la de Mujer conoce a Hombre o de Hombre conoce a mujer. Que pasan por los momentos intensamente grandes sin darte inicialmente cuenta pero dotados por completo de esta misma marca.

Él me mirara, en ese primer instante entre los cortinajes de lo nuevo y lo sorprendente y yo veré en sus ojos mi propia turbación mantenida por el confuso misterio.
No brillara inmediatamente la certeza de ponerse a descorrer las dudas y sin embargo, plegado tras la ausencia de palabras que no se saben pronunciar, cuajaran las extrañas delicias del corazón y de la atracción.

Hay hechos que se les da bien fraguar con el tiempo. Las criaturas que me enseñaron ya llevan en su ser esa lección. Hay un camino para mi en alcanzar el mismo sentimiento.

Hago Hidromiel en mi cobertizo y sacio mi tenacidad y por que no mi picardía.
Disfruto tanto participando en un acto de Transmutación tan bello y tan bueno en momento del resultado. Detalles que ella ha estado tomado conscientemente después del primer día en que me dispuse a crear. Tomando intencionadamente la sensación de apasionamiento, para verterla en un gota tras otra, una y otra vez y para siempre.

Espera.
El principio de los precipicios conduce los senderos de la atracción y es, a veces, la precipitación la que destruye la seducción.
Me gustaría preguntar cuando sera que vera en mi.
Pero también me pregunto si es necesaria la respuesta.
¿Conoces el miedo en la soledad las largas noches?.
¿Conoces el hueco de los pecados de la lujuria y el deseo por el deseo?.
¿Conozco el terror al dolor de la ruptura?.
¿Y que? ¿Vale la pena? No. Eso es cierto.
¿Has probado a fluir con ello?
No. Eso también lo es.

Mis pequeñas hermanas conquistan los sabores dulces plegados tras las nieblas de lo que damos por sentado.
Contemplan la tormenta y saben que después de la descarga nace la flor.
No liban el polen de una sola vez y si se le ofrecen paso a paso, tiempo en tiempo, por que han visto y ven mas allá de su transcurso en el que me han enseñado a sublimar el agua y la miel.
Mas que ingredientes en una mezcla.
Mas que la sencillez de la bebida.
Mas.

La Respiración del roce de dos seres humanos que en el hilo de los encuentros permanecen.
La destilación desde sus primeras palabras compartidas y presente en los primeros instantes en los que juntos están callados.
La venia de la persistencia y el descubrimiento en el lapso de las ausencias hasta el brillar, con el exterminio de cualquier negación, de un cegador y liquido elemento incorpóreo.
Ser la Fluidez que nadie puede poseer si no escoger y solo tener Esencia en la oleada de nuestra Historia.
La misma que va de la Hidromiel a la Ternura. Sin conocer el sabor que va a tener.

Agua y miel fermentaron en un trago divino. Yo la amo un poco y Él la paladeara.

Alma y Alma se juntaran en el recipiente del instante y en el lugar de los secretos.

No tendré miedo, me afirmo un buen amigo en un momento brumoso y son tres palabras con la verdad en el valor de cada onza su peso.

Palabras que habrán de hablar mas con la mirada que con silabas que apenas recuerde.
Palabras que habré de guardar y no revelar mas que al oyente perfecto.
Palabras de sosiego.
El mudo habla de un beso.
Bajo la noche y bajo el amparo del Joven Roble.
Un beso cubierto de motas de soles, entre las hojas, de un cielo estrellado y del cantar del viento.
Lento. Cálido. De lenguas. De brazos. De cuerpos. Fuerte y ávido y repleto de eternidad.
Suyo y Mio.

Un beso con el gusto de la Unión.
Con gusto a Hidromiel.