27/2/10

Antumbra (v): Antumbra.

Antumbra: Dícese a la parte donde un eclipse anular es visible, resultado de que su sombra no es lo suficientemente larga como para tocar la superficie de la Tierra. Nunca es tan oscura como Umbra o Penumbra.
Paradojicamente cualquier observador que circule en el eje de proyección y se acerque a la fuente de luz podrá llegar a la Umbría desde la Antumbra, siendo el sentido contrario el que difumina el efecto del ensombrecimiento incrementando la cantidad de luz recibida.
En el punto óptimo entre luz y oscuridad sobre la superficie terrestre es donde se contempla la corona.

El tatuador de Bardo graba el dibujo con precisa lentitud.
Es que el talento de Expresar necesita su tiempo.
Hay otros tatuadores en la zona pero es este el que me aseguraron debía buscar.
Practica ese talento que acerca su labor al rito.

El hombre es un etíope afable de tez morena y ojos siempre entrecerrados que fuma sin parar cigarrillos sin filtro.
Sus manos son callosas y su piel áspera y sus manos muy fuertes.
No es nada misericordioso. No tiene razón para serlo. Esta manifestando Arte en la manera el que se ha ejecutado durante siglos. El dolor es una de sus partes. Como la de no hablar del precio.
Sin embargo, me ha servido un pequeño vaso de casero licor tonificante, que a ratos pruebo a sorbitos entumecedores.

Asier me aprieta la mano. Ha venido conmigo para acompañarme.
Se lo conté y asintió. Me contesto únicamente que debía hacerlo. Antes le explique lo que profundamente sentía y no ha dejado de estar a mi lado y sonreírme.

Con la otra mano aparta mi cabello y libera mi cuello, para favorecer las punzadas del grabador sobre mi nuca.
Allí por donde hendió el hacha pero que no dejo marca visible.

El signo que el artesano revela, poco a poco, contiene ese instante por eso esta situándolo donde esta.

Me empapa el aliento del hombre en mi cogote, cargado del aroma del tabaco, y de la letanía rítmica con la que la lengua conduce a las manos y a la aguja.
Puntada a puntada va creando y yo trato de no olvidar ninguna de las palabras que me brotaron de dentro hasta llegar a vaciarme sin que me sintiera vacía.
Es, no olvidar de lo que Asier ha sido mi testigo.

Ser marcada deviene de la necesidad de que lo sagrado sea expresado.
A través del Arte de unas manos avezadas obtener una forma.
Una huella incitante del cometido inalterable del Arte Mayor que ya actúa.

Como el sol y la luna entretejidos en el eclipse que le he pedido que tatué, lo divino y lo terreno se entrelazan en la Antumbra que simboliza.

La Señora traza todos los canales que existen y es sencillo mi magia procede de Ella.

El poder del que soy imbuida, el dominio intermedio, en la forma mas destilada de la brujería que emprendo en estos días, a diferencia de la que meses o años antes cumplía, toca de su divinidad y su preternaturaleza.
Es misteriosa y religiosa. Es mística y sagrada. Es generosa y para el beneficio de los otros.

También es la expresión del sustento concedido a través de su matriz desde el corazón de la Luz. Es Ella quien me mantiene viva. Cuando arranco su fuerza duele hasta el desespero por que no es mi fuerza si no la de Ella.
Querer robarle mas de lo que te ofrece es caminar hacia la sombra Umbría henchida en el deseo de la ambición y el orgullo.
Querer robarle es no vivir.

Esta luna negra sobre mi piel, es el rostro misterioso de mi Madre que miro.
Este sol, que brilla resplandeciente detrás coronándola, es la faz de la celeste aura del Padre que Ella me enseña.
Ese color negro anegando los trazos es la estela de la Sombra apuntando hacia nosotros, lo vivo, que la Antumbra separa de la creación.

Realmente son ellos los que me contemplan.

Al inmortalizarlo noche y día sobre mi piel pongo la sonoridad a la respuesta de la pregunta que me hice y me hago.

No va a ser un secreto. Solo sera algo intimo.

Tatuarse es un ritual sencillo. Trata de ponerte en las manos de Otro para que se exprese algo imaginado.

La Antumbra es un símbolo sencillo. Delimita la barrera entre la Tierra y la Sombra en el instante en que el sol es eclipsado.
Conjuga una reunión de estados: Oscurecimiento, Sizigia, Eclipse, y Corona en los que al final me desplazo hasta su punto.

Me he puesto toda mi vida en manos de la Diosa para que exprese una sensación imaginada en lo mas Sagrado.

Que Ella es el Abono que asienta el crecimiento a mi alrededor. La Tierra Buena y el Buen Tiempo para que el ciclo siga su curso esta vez y todas las veces.

Que es Ella la que mantiene el Cielo Abierto y que permite que el Sol siga llegándonos.

Que es Ella la que nos lo recuerda por las noches.

Que Ella es el eterno Cambio activo que se mantiene inalterable en el Cambio.

Al inscribírmelo en la nuca, reafirmo que me pongo en sus manos. En mi vida. En mis habilidades. En mi magia.

Que lo que hago lo hago por que esta consagrado.

Y que me desvelo por proteger lo que Ella protege de los que quieren Usurparlo.
La Luz de su Vida.
El aliento de su Hijos.

Que no vea su signo sobre mi ni un dia de lo que me queda de vida no me permitirá olvidarlo.

Antumbra (iv): Corona. El Orden de las Cosas.

Corona: Dícese de lo que ocurre cuando la Luna en un Eclipse se encuentra cerca del Apogeo, de manera que aun en la fase máxima permanece visible un anillo del disco del Sol.


Me deleita jugar con la luz que cabalga entre mis dedos. Este sol de la tarde, de este lugar maravilloso, esta colmado con mas luminosidad y viveza que el de cualquier otro momento.

Estiro los brazos. Abro las manos. Entre cierro los ojos. Dejo que el crepúsculo se me aproxime entre el baile ocioso de mis dedos danzarines. Es como si tejieras con los brazos y las manos, pasito a pasito, la noche .

Tana es un paraíso a ras de suelo, que tiene para hacerte sonreír jubilosa tímidamente y para, porfiar el resto del tiempo y que los momentos sean perfectos.


La música baila el agua en mis oídos muy flojito. Cuando pude seguirla, poder susurrar la primera canción en muchos días, el oleaje me recompenso con un sol primoroso. Asier se sentó conmigo y entre titubeos la cantamos juntos.

Ahora la canto mucho esa canción. La luz, que se extingue con toda su gloria, baila en mis yemas bajos su acordes. El vals solo se me dio bien en los brazos de Anibal, pero doy lo mejor de mi entre el sonido de las guitarras. Mis labios susurran y mis pies descalzos escarban en la oscura arena.

"Tu eres la cosa mas dulce.
Tu eres todo lo que necesito.
Tu yaces entre mi ombligo y mis rodillas.
Cuando te has ido.
Yo estoy ida
Cuando estas cerca.
No puedo hablar.
Podría bailarte hasta la muerte.
¡Oh amado!
¡Mi amado!
Estoy enamorada.
Estoy enamorada." (1)

¡Oh! tantas veces la he cantado desde aquella mañana.

Es un bálsamo de acordes que me arroba hasta dejarme sentada.

Entonces escucho otra voz cantarina que me viene corriendo desde la orilla y que se ríe y que pregunta como cada tarde la misma pregunta.

- ¿Mami, que miras?
- Al Sol grande y rojo, Cariño. Es por las tardes que me deja mirarlo.
- Yo también lo miro.

Se me tira al cuello y me tumba a la arena.
Esta niñita crece tan rápido, que parpadear es una puerta a una nueva sensación desconocida. Me hace cosquillas. Eso lo aprendió muy rápido. El como tener a su madre rendida.
Las dos nos acurrucamos y con la solemnidad de los chiquillos saludamos al atardecer con la danza de nuestros brazos.

Claro que enseguida se cansa.

Ella se pone a hacer dibujos misterios en la arena.
Yo lo miro por encima del reflejo del atardecer en sus rizos.
Los miro a ambos.

Echaría de menos a ratos París si no supiera que es la vocecilla de mi propio deseo y la melancolía por los amigos ausentes la que habla. Y que tengo presente que se cura con llamadas desde el teléfono de Bahr Dahr y charlas con Joao y Mayim y los chicos.

Por que, seamos sinceros y lo primero conmigo misma, no estoy perdida.

La voz del mundo esta fácil de asir. Solo hace falta contemplar el rostro sudoroso de Asier, trabajando animado en la eterna reconstrucción del Castillo en la Isla.
O el correteo salvaje, detrás de los patos y las arañas, de esta fiera que es Annette que cada vez se nos parece mas a Anibal y a mi.

Solo me hace falta sentirme aquí para percibir el sencillo latido.

Una puede sentirse en un lugar en este sitio, reflejándose en el espejo de de estas aguas y de su Fravarti.
Una puede sentirse en un lugar en cualquier localización si se siente en su centro.

Vine aquí por mi hijo, para que estuviera cerca del lugar y las gentes. De sus iguales.
Y el vacío, que pensé que yo tendría, no ha existido nunca.
No se por que lo imagine en aquel momento.
Incluso en estos meses de reacción dolorida y de lloros y gemidos y suspiros lastimeros, la sensación de bien estar es una fuente manante de vida.

Este lugar me recibe. Debía percibirlo desde el primer instante hace ya mucho tiempo.
Era yo la que me mantenía distante y reticente.

Entendedme. O quizás mejor, entiendete bien Gabrielle.
Amo París pero amo mas a mi hijo y no voy a elegir.
Es algo que no tengo que pensar y juro que he pensado mucho.
Tomo un largo vistazo atrás. Oigo todo lo que me he dicho en el pasado.
Reflexiono sobre los hechos y las acciones.
Intento poner en situación cada parte y cada sitio.

Recuperarme no ha sido solo cuestión del paso de los días.

Adoro cada segundo de tiempo el tiempo con Brann leyendo los dos en el silencio de la cripta.
Y también las tertulias con whiskey de las Orcadas o lo que quiera que Gavin haya pasado de estrangis en su petaca que cede de mano en mano.
Joao no me guarda ni una y Mayim es una esplendida anfitriona y el reflejo de la esencia cálida de lo que Nos Mira, junto a todos nosotros.
Las visitas también ayudan. Mina y Santiago y los peques correteando con Annette.
Isobel y su mirada fresca.
La sonrisa de Asier y Jeanne compartiendo cosas de amigos juntos...
Atesoro el hermoso regalo de Olympia y Pola, en forma de sencillo libro de poesías magnificas de Rumí que me disteis.

Y bruño la escogida cosecha de emociones fundamentales que me avivasteis.

Es sencillo decir que las heridas de la Alegría se templan en la evidencia del cariño mutuo.

Entre amigos. Entre las gentes que miran con hondura. Entre los que tienen claro el Orden de las Cosas.

El Orden de las Cosas no se rompe solo lo pierdes de vista.

Es lo que no son heridas lo que entra en parcelas mas complicadas.
En los desordenes que pululan por dentro y las ideas confusas.
En la dislocación de la posición de cada cosa.
En los Ordenes penetrantes.

Entonces tomo mi tiempo para pensar.
¿Que se puede se puede meditar que no haya reflexionado con tanto tiempo como siete años? ¿Que diferencia unos días mas? ¿O unos minutos?

La diferencia, puede estar, en la aceptación de, que cada instante en vida el encaje en su orden de los hechos, me confiere el fin del Silencio.
Una conexión calmada que desprende mis desvelos.

Hay una pregunta. ¿Por que hago lo que hago?.
Ya no esta solo en la mirada atrás. Esta en el ahora y en lo que va acercando.

He leído y he escuchado cada una de mis palabras registradas en mis diarios. Contienen la aventura de la vida en la que me embarco, en el origen, sin sonrojo, reflexión y vergüenza y a la que el respeto reverencial, la verdadera humildad, y la fe le han crecido por el camino.
Hasta llegar a estas tardes en las que con la música rezo.
Bajito como una nana susurrada sobre la cabeza de mi pequeña.

Si. Es fácil hacerlo. Puedo empezar a enumerar las razones como lo hacia antes, y seguro que repetiré alguna vez, aunque me empeñe en no hacerlo.
Poniéndome en la situación como en su centro y advirtiendo las sensaciones que me transmitían.
Eso es lo que esta escrito y dictado. Algunas veces no del todo. Con mucho Yo si.
Incluidas propuestas de abandonar ese foco extremadamente ombliguista.

¿Pero que dirían los demás? ¿Que hay en sus pensamientos si eres Pola, o Marion, o Asier... o Maria?

Seguro que...

El mal paso fue orgullo y no valor.
El inframundo me toco cuando no lo busque si no cuando me llevaron de la mano.
Declararme atea devendrá en una tabula rasa para el crecimiento de la fe, pero se erigió sobre el autoengaño.
Que puedo hablar de divisas, de palabras sagradas, de arboles de la vida y esas palabras han poblado mis actos pero... ¿Y su significado me ha llenado?.

Me preguntan por hago lo que hago. Y lo hacen con paciencia y sutileza llena de cariño.

Podéis contar tanto de mi como yo he contado pero, la respuesta a esa pregunta que se me formula en la garganta y antes no pronuncie, es lo que no puedo pediros.

No es solo inquirir por la razón si no también por el medio y por la definición.

Y sobre cuan siento mi lugar, aquí en mi interior y, en el cosmos tocado allí dentro por la respuesta.
Todos los símbolos son un misterio y al mismo tiempo la hebra de luz hacia su verdad palpable y hacia su conocimiento.

La diosa me conoce. Ella habla todo lenguaje. El que mejor el de los signos.

Cuando cierro los ojos lo imagino. Perfectamente visible. Asible. Despejado.

Se lo comento a Bran en un descanso, sabedora de que él, todos los que residen aquí en Tana, abrazan la vida en ese lenguaje y el asiente y sonríe.
Con su voz paciente reafirma mis palabras con pequeños detalles y me lee parte de los libros que esta desvelando y comparte parte de sus propias memorias.
Escucha todas mis sensaciones y me quedo con el influjo de las suyas mejor que si estuviera ante un espejo.

Pero no le comento que todos los elementos que se me aparecen no son nuevos si no que formaban ya parte del retablo que conforma la imagen del eclipse que no necesito cerrar los ojos para imaginarme.

Eso ya lo sabe y lo manifiestan sus ojos.

Significados y contestaciones.

En el eclipse el día tiene noche y la noche es de día.
En el eclipse el sol esta presente y la luna y todas las sombras que son posibles.
El sol alcanza toda su majestad.
La luna todo su apogeo.
Y las sombras son perfectamente visibles por fin y también sus contornos y sus limites.
La Oscuridad impenetrable de la Umbría.
Los Brazos imprecisos de la Paene Umbría, ni luz ni oscuridad.
El inverso de la Oscuridad.
Antumbra.

Sombra de eclipse anular.
Sombra de Corona.

Asier y Annette son la Corona que brilla alrededor de la cara nocturna de la diosa que me vigila. Interpuesta a mi para proteger a su amado y darme lecciones.
Abrazandome allí donde estoy sin la necesidad de ir a su encuentro para protegerme.

El símbolo que brilla sobre mi es el del Sol y el de la Luna.
Los dos compenetrados en un Halo sobre el firmamento.

No es contrario al de la santidad ni la sugiere.
Solo me permite mirar fijamente al Astro Padre y Señor.
Me permite mirar a mis hijos, a mis amigo, a mis parientes, y a toda la gente y la creación y no verlos con la oscuridad anegando los ojos por completo.

Comer la hiel y la ambrosía a pares iguales y no verterla. No rechazarla.

Por que ella es mi Madre, la Luna, El Árbol, El Eje, dando la cara por mi.
Por que el es nuestro Padre, el Sol, La Luz, La Verdad, nunca negandoseme.
Por que esto es sombra y gracias a Ella también es luz.

Eclipse Coronado.



Antes podía situarme en otro punto.
Después, que pueda encontrarlo de nuevo.
O me mantenga en el trazo intermedio.

Quizás esta sea mi Gloria.
Contemplar a la manera que Asier lo hace la gloria de la Luz y la de la Diosa en sus halos completos.
Por el dolor y por la hermosura de mi miseria trazada hacia otra cosa.
Metarmofoseandose de forma constante.

El augurio, las tentaciones, las acciones y decisiones que he tomado...

Ahora tengo sueños en griego cuyo contenido no traduzco pero si entiendo y palabras que se quedan en mi boca mas allá de su significado.
Veo las cosas que mueren tanto como las vivas y me siento en el abrazo de una negra compañía que no oscura.
Vistos los trazos del otro lado del Mundo y del Alma y de Dios se me ofrece elegir constantemente. Por que ese es el ciclo completo. Que se repite.

Ahora viene esa otra canción.
No tiene titulo y ni siquiera es es memorable en su música.
La canto por que la siento.
Annette se me sube al regazo.
Juega con los dedos con la luz del crepúsculo.
No la entiende pero la canta conmigo.
Sabe que me hace bien.

"Cayendo enamorada
en una senda abierta.
Buscando una opción
que nunca debí tomar.

Pienso en el pasado

mirando atrás
a mis errores.
Solo esperanza hay ahora,
solo esperanza hay hoy.

Mírame
a los ojos

solo por esta vez (...)
Dime que estoy viva,
dime que estaba bien,
dime que soy una rebelde.

En la Senda Abierta,

buscando una causa
que solo yo puedo encontrar

Ya no llego sola

a la senda abierta.
Ya no llego sola
al camino descubierto.
Solo el amor es amor,
solo el amor es ahora.

Dice que estoy viva

Dice que estoy bien
Ya no dice que soy una rebelde
En la senda abierta
buscando una causa
que solo yo puedo encontrar."(2)

No tiene titulo ni calificativo.
Es una senda abierta.
Es lo que tengo.
Eso es solo.
Eso es Todo.


(1) Oh Dear! - Six by seven.
(2) Unttiled - Six by seven.

Antumbra (iii): Eclipse


Eclipse: (del griego, ekleipsis, que falta o desaparece) fenómeno que se produce cuando la Luna oculta al Sol, desde la perspectiva de la Tierra. Esto sólo puede pasar durante la Luna Nueva.

Mi hijo Asier me pregunto, cuando le pedí que me creara mi pequeño Amphismela, por que quería un arma y mi respuesta fue que si de arma fuera el uso que deseara para la daga, antes debería responsabilizarme de, para tal fin, aprender a utilizarla.

Un cuchillo sin punta y romo pero con filos de navaja no esta hecho para la reyerta excepto para la corta distancia casi intima, con todo lo que la intimidad implica.

Lo mismo, siento, se puede aplicar al alma y en este caso sobretodo a la mía.

El humo amortaja al día sin oscuridad. Su opacidad fluye y se funde con la de la lluvia, que cae fina y demasiado caliente. Ambas me envuelven y me empapan como un febril lienzo pero no las siento.

Hay una miríada de voces de fuegos inquietos alrededor, crepitantes partes del barco que aun arden, en la excitación del triunfo y del banquete servido a continuación y aunque su exultación debería partir de la mía, que la convoco, no hay retorno por que no hay fondeadero sin la dura escarpa del orificio.
Me iluminan, me queman, danzan gozosos de lona a pared y sin embargo no están para mi.
No los siento.

Mis rodillas están contra el suelo, las arañan pavimento, tierra y metal. Mi ropa esta ajada y rota, destrozada y repleta de la sangre de otros, como mis manos, y mi cabello. Y no la siento.

El tiempo no va y no vuelve. Es ahora pero es antes. Todo pasa por mi mirada. Pero no se desvanece ni perdura.

En instantes de dolor. Casi solo dolor.

Mis manos aun están ahí arriba, con el cuchillo aferrado. Mi cuerpo se lanza abajo para cortar.
He fallado.
He acertado.
Tiembla el filo. Sus corazones, desenterrados, se tronchan bajo el tajo.
Vibro dolorosamente ante los golpes errados. Dedos, brazos, hombros y pecho sacudidos. Estremecida también estoy cuando encuentro blando.
Tejido reconocible y aun palpitante fuera de su natural receptáculo.
Y lo alzo y lo bajo sin descanso hasta que Él se manifiesta. Aun después de derrotado.

Los seres humanos se amontonan bajo las sombras de las galerías.
Personas que se degradan en actos envilecidos, desprendidos a sus mas impíos deseos.
Oigo gritos. Mujeres, niños, Hombres. No son lamentos. Son alaridos de espanto desgarrado.

El aliento del Carnero, su respiración de neblina ponzoñosa se extiende sobre mi espalda. Se traga a gente, buena o mala no lo sé, pero si valiente hasta la horrible muerte que los vestigios retorcidos
que Ellos bendicen traen de fuera del alcance de la Luz.

Charo libera almas sobre el jardín del buque, inmerso en confuso maremágnum.
Les devuelve su propio destino.

Él se manifiesta. Colosal. Furioso o solo agresivo. Mole de ocho pisos con Ojos de Maligno y cráneo de Chivo inimaginable que se alza con Anibal agarrado a su rostro.

Hay un inmenso despojo de engendro destrozado bajo la lluvia, disolviéndose en fluidos gelatinosos, mientras Anibal le ha arrancado la negra alma, convirtiéndola en piedra, que Charo y Ariel arrojan a la Nada con el filo de la daga de Eriltes.

Los aspirantes a Dios dejan cadáveres. Pero ya no escapan.

Pero no siento nada. La desesperanza, convertida en fragor propaga vacío de mi hacia mi alrededor y solo sollozos se pueden escuchar de mi garganta.

La sombra de una unión sagrada no debería hacerme daño pero he ido tan lejos en mi impulso que la extensión de la faz nocturna de la Diosa hasta el limite es un hecho.

Avance en la oscuridad en la mala dirección y provoque el eclipse.
Ante lo simple, lo asombroso, lo cierto y lo reconfortante. Ante las miradas que son besos y las manos que son refugio no se desprende mas que el dolor.
El dolor que anula todos los demás sentimientos. El dolor que iba escondiendo.

Impuse las manos a Anibal, curándolo, me arrodille y no puedo levantarme.
Ni en el barco ni en la orilla de la hermosura del Lago Tana Etíope.

El Buque puede arder hasta sus entrañas y el mundo seguir retorciéndose a mi alrededor y sin la Luz del Padre en mi corazón no puedo mover ni un dedo.

Él, aquel que hace tres siglos lo empezó, se ha ido pero yo lo he fijado.

La Diosa nos sonríe por que el monstruo esta mas que muerto.
Lo que conocía no lo llevara a los perniciosos oídos de sus compañeros los Malditos.
Lo que pretendiera fracaso.

El Oasis de los Océanos flota en calma que poco a poco se rodea de hielos.
Anibal me ha cogido en brazos.
Ariel, con la mirada del luchador que ha recibido su bautismo de fuego, se alza por la borda para ver a donde llegamos.
Los supervivientes también miran sobrecogidos y sus rostros son la mejor respuesta a cualquier pregunta sobre lo sucedido.

Conmoción y Revelación.
Terremoto y Erupción.
Sus pasos bajo la ocultación se han desvanecido y el constante eclipse que se mantenía desata su transición.
Su respuesta es Vida. Padre y Madre contemplándonos. Y ellos mirándolos a los Ojos por un instante. Para todos demasiado largo pero siempre es largo.
Pero hasta una décima de latido de la Verdad es Intensa.

Algunos lo comprenden.
Otros lo intuyen.
La mayoría no lo comentan ni consigo mismos.

El Símbolo dentro del Eclipse es el de la Falta y el de la Desaparición.

Cuando entramos en este barco no sabíamos que nos encontraríamos.
Ellos han encontrado la respuesta a lo que es este mundo.
Yo una pregunta a otra respuesta sobre lo que soy por dentro.
Ellos saben los que les faltaba. Yo se que algo me falta.
Y que ha desaparecido la ignorancia.

Ahora lo tengo todo detenido. Empieza en mis pies en la arena de alguna parte y acaba aquí en Etiopía.

El frió del ártico desplaza al trópico. Lo engulle y lo difumina. Pero no lo noto.
El tiempo no se desgrana. Si lo hace resbala muy lentamente.

Charo encuentra los brazos y besos de Calin en el rompehielos de rescate y Asier solo recibe mi falta.

Y sin embargo me abraza y me rodea y su influjo me vuelve desde mis entrañas, la Voz que he dejado en el Mundo al darle a Luz.
Él tiene el Fuego que no perdona pero que da sosiego.

Mi hijo da la primera puntada en la herida. Y me obliga a dar el resto todos los días mientras me ama a no ceder. A que no abandone las palabras de estos días. Que no desprecie lo que ha pasado.

La Diosa sigue interpuesta al Padre. Lo besa eternamente para mi mirada.
El Oscurecimiento es concéntrico. Perfecto en su Sizigia.
No me puedo alejar del Eje fijado.
Sol. Luna. Tierra. Lo que hay Bajo Ella.
Volverá la Luz. Pero en Asier y sus ojos amo el camino intermedio.
La senda que anuncia que no tengo desespero.
Solo Dolor. El dolor de la obra de mis manos.
Inmersas en las reparaciones.
Que no le puede ofrecer sonrisas.
Aun.

El Amphismela no es un arma. Es un agente de los ritos que se que puedo transmitir.
Pero como todo filo como una puede ser utilizada.
El Alma, mi Alma, no es un arma. Es sustancia del Cuerpo de mi Madre, de su savia, su tronco, y sus ramas y raíces.
Como todo Vigor como una puede ser utilizada.

Pero siendo consciente de la liberación de la aflicción que conlleva.

Debo responsabilizarme de este conocimiento.
Sin Ariel, sin el Monstruo, sin el Desespero que me brotaba, sin mi desdichada continuación del Sangrado de mi Espíritu, sin la contemplación del Rostro sombrío de la Diosa en toda su amplitud no lo hubiera descubierto.

El Dolor que soy por dentro. El estado de Desaparición detenido.

El Eclipse que vivo.

Antumbra (ii): Sizigia.

Sizigia: (Del gr. συζυγία, unión) en astronomía, se denomina al alineamiento sincrónico de tres o mas cuerpos celestes. Véase también como el par complementario de eras activa-pasiva, masculina-femenina del misticismo gnóstico.

"Oasis de los Océanos" es un nombre singularmente estridente para lo que es un complejo residencial de casi cuatrocientos metros de eslora y doce plantas sobre la cubierta principal con estética de centro comercial .

Tendrá su pequeño remedo de bosques o jardines en su interior y, flotara sobre el agua, pero es difícil verlo como un barco y menos aun, como un refugio acogedor en el yermo.


Pero bueno, no puedes elegir los rescates.

La pequeña embarcación que nos acerca a su nodriza desde la playa, es un yate por sus propios méritos y se mece al son de las tranquilas aguas que nos rodean.
Aguardamos en su interior civilizadamente a poner pie en el barco, protegidos por charlas intrascendentes, rodeados de rostros extraños, tan ávidos de explicaciones que saciar como nosotros. Nos transporta al abrigo de las sombras del gigantesco transatlántico. Incluso los acompaña un niño, me sorprende, lo que le da un aire de aventura traviesa y distraida.

Es como si al final del todo esta fuera una corta peripecia con abrupto final, excitante pero breve. La recogida de cuatro personas algunas confusamente desnudas, del simpático lugar de su naufragio.

Y sin embargo la tensión que se percibe es muda e indefinida.

Al menos conseguimos quitarles de la cabeza le idea del desembarco.

Desde el tiempo pasado puede parecer que nos excedimos o equivocamos pero de corazón creo que no estuvo mal el asegurarse, fuera cual fuera el peso sobre el resultado final.

Que la acción se traslado al barco y es en la isla donde descansan las respuestas.

Al abordar nos llevan ante el capitán. Se suceden las preguntas, suspicaces y usuales pero hay otras que liberan las sospechas y las intuiciones.

Las comunicaciones no funcionan y a excepción de un helicóptero de rescate en vuelo de intercepción no hay contacto con otros puntos del globo, empezando por la próxima Nassau.
Al parecer estamos en algún lugar del océano de las Bahamas pero sé, igual que sé que Charo y Ariel comparten linaje, que esta flora y la tímida fauna que hemos visto, no encajan con ese lugar.

La ceguera electrónica no es la única señal de ocultamiento.
Reviso, cuando estamos a solas, la nave de arriba a abajo y con el sabor con el que veo las cosas ahora, no lo encuentro. Lo único palpable es la voz del instinto que a la nuca me susurra.

Esta aquí, ¿Verdad?, te preguntas.

Todo en ti menos tus sentidos habla de que hay un engaño pero consigue que dudes si la falacia brota de tu interior.

Pero la tormenta se levanta en medio de la noche como una confirmación que clama.
Las olas nos zarandean y crecen. Los delfines y las ballenas les ayudan en el pleito.
El viento nos reclama y el augurio que tenia, donde el pozo de las aguas, como el remolino capaz de engullir a este buque y mil, hasta las profundidades, lo siento que esta encima de nosotros.

Es gracias a Anibal primero, la que Trae la Luz le haga darse cuenta de sus virtudes, y también a las desconocidas habilidades de Ariel que lo inminente no ocurre.

Anibal llega primero a confrontar con el mensajero, no se afloja a sus instintos y habla y recibe respuestas contundentes y casi desaparece por la borda reclamado por sus habitantes.
Ella le dice que condena a este barco y los que lo habitan a no llegar a puerto por que no hacerlo condena la existencia como la conocemos.

Me cuesta llegar y contemplo la escena con una multiplicidad que resulta aturdidora y con el tiempo mas y mas imponente.
Sobre la cubierta nos otea el mirar del océano que percibí instantes antes, investido con las formas de uno de su daimones y junto a el hay un ángel.

El ángel brota de la convocación de Ariel.
El como no lo sé. Quizás tenga algo de chaman. Quizás sea su linaje...
Pero el donde si lo conozco. El arma que Charo heredo de Eriltes cuando la mato.
Y la conjunción parece suficiente. La tormenta cesa gradualmente por que la Reina de las Olas así lo permite.

Quizás, lo deseo, es por que contempla que al alcance se dispone de otra opción de resolución.
Si es así y, ve en nosotros a la mano de los portentos de los dioses, merece respeto por su decisión y exige responsabilidad.

Si lo que tuvo es miedo, el resquemor maldito ante la encarnación de un divino destructor, la necesidad de esfuerzo es mas. Habremos perdido una solución que no regresara de nuevo.

El cielo de la mañana se atempera pero el barco y los sucesos no dejan de enrarecerse.

La gente queda inexplicablemente encerrada en sus cámaras. Demasiados hombres armados y confusos, soldados y tripulantes, creyentes a que se enfrentan a algún tipo de amenaza terrorista, pululan por las cubiertas y tenemos tropiezos. Me acostumbro a lidiar con los cañones de las armas. Con los nervios de personas comprensiblemente tensas.

Por que el goteo de personas que desaparecen es inagotable y no paro de pensar que nos están robando lo mas importante delante de nuestras narices.

Me agoto buscándolos a ellos o a Él. No importan los precios. No importa el coraje que tenga que poner en la tarea.
Lo que que yo apenas toco con todo lo que tengo, Él lo rasca como una costra y deja, sin que me de cuenta, pozas de pus al descubierto que destilan.

Él nos tienta. Nos dirige. Nos ofrece salidas que bajo la lógica de su mente son propicias.

Es cuando me voy a dormir. Después del primer denuedo extremo.
Antes de negra manera hemos triunfado. Antes los que desaparecieron los encuentro.

No están vivos pero por la Valedora tampoco muertos. Hay un estadio peor.

Cuando los despertamos de su sueño de agua, en el tanque donde se maceran, chillan ante nuestros ataques.
Tengo que hacerlo. Sin dudas. De la ultima vez a la que me enfrente a esos engendros no puedo borrar la cicatrices. Hoy, siempre, pueden herir a otro.

Les arrojo fuego y rayos. Y chillan. Los aniquilamos uno a uno o en grupo y no es justo hacerlo. Pero hay que hacerlo.

La gracia de la Portadora de Luz inspira a Charo y en el filo de la situación comprende los lazos que hay que romper y llega mas allá de sus muertes. Le da sentido a lo que hacemos y la quiero por la sonrisa dolorida que me hace brotar mientras lo escribo.
Liberación. Lo siento cuando luego, ahora me lo cuento.
Alineadas desde esa perforación negra de la desaparición que les tiraniza, las almas encadenadas a la abominación son libres de sus yugos.

Yugos visibles y férreos o yugos imperceptibles e igualmente tensos.

Es cuando me voy a dormir. Al dormir y al despertar.

En la huella del paso que hemos dado para acercarnos hasta Él.
El Sol se ha ido oscureciendo y las lineas de lo unido y de lo desunido se achican por que los limites que te remarcarías nunca han existido. Él, el Señor y Ella, mi Señora, y Él que les da la espalda a los dos en la Sombra.

Si hay un momento en el que algo han de significar es ahora.

Las imágenes se ordenan sobre mi cabeza. Discos de oro ardiente, de plata oscura, de indefinida cerrazón. Es la sombra la que se agiganta o se achica en los que son los símbolos que juzgan mi alma.

Al dormir y despertar. Al morir y renacer sin la medida de lo grande y pequeño. Me libera de las civilizadas ignorancias.

No me lo ha provocado.

Ni los desprecios por Anibal ni las palabras soeces y fuera de tono y lugar. Ni el leve rezumar de envidia hacia Charo. Ni el regocijo de un instante por verla a ella, esa chica aun visiblemente desbordante del contacto intimo de Anibal en la mirada, herida, .

La sombra mengua y crece pero esta en mi Sizigia. Reflejo de esa que es la suya propia astronómicamente aumentada en la ambición del sueño imposible de querer robar la superficie y el corazón del sol.

Él es un cobarde. Él es un monstruo. Él es todo lo que puedo Odiar. Pero esas verdades no borran las escarificaciones que dentro de mis compromisos debo curar.
Como una alineación correcta. Como la unión total de todos los pares.

Juntando como en este momento de enfrentamiento en el barco lo superior y lo que esta debajo con lo que se sitúo detrás.

Vendo las heridas de Samarie con gesto en el rostro y en el estomago y en el corazón, de de doloroso compungimiento.
Pongo energía de donde no puedo pero esta no seria mi vida si así no lo hago.
El aliento del desespero se aviene en mi pecho pero puedo sufrirlo. Debo...

Podíamos habernos ido en el principio y nos tentó con ello pero no le recogimos la oferta.

Hay que terminarlo.
Sacar a ese Gusano Blanco de su nido.
Quemarlo, Rasgarlo, y Apuñalarlo.
Enseñarle lo que es la verdadera Unión.
No mas cuerpos y almas retorcidos.
No mas niñas con una pistola humeante salvándome la vida a cambio de su inocencia.
No mas Sombra ahí fuera. Aun contra todo el sufrimiento que tengo por ser consciente de no sera igual dentro de mi.
No mas.

Palabras que salen ahora con vehemencia pero por que las ejecute entonces.

Busco lo que mas quiere y lo encuentro.

Conozco el lugar de la misma Linea. Un punto a nuestro alcance y nosotros al suyo.
El Eje de todas las coincidencias que llevan a la confrontación.
Un emplazamiento real donde localizarlo si damos el paso. Y lo damos.

Aunque, es toda la verdad, no del todo conscientes de lo que va a pasar.

21/2/10

Antumbra (i): Oscurecimiento

"Oscurecimiento" - dícese en astronomía de la fracción de superficie de un objeto brillante (comúnmente el Sol) oculta tras la masa de su eclipsante (la Luna en un eclipse de Sol).

Las lineas no surgen ni firmes ni claras y seguro que parecen un lecho de ramas rotas sobre el papel.
No os preocupéis por ello ni que os distraiga.

Escribir es una mala opción pero oírme hablar asusta. Y no tenéis por que asustaros.

Para no perturbar a mis hijos y mis amigos, la mayor parte del tiempo callo, pero a menudo llego a la imposibilidad de guardar las palabras en silencio y de todas, esta es la mala solución para esa mala sensación.

Los papeles se acumulan como los días en los que los emborrono con palabras retorcidas.

El gozo se me escapa por entre los dedos por muy titánica que sea la voluntad que quiera poner en evitarlo, solamente por que se vierte por agujeros cuya misma fuerza seria capaz de repararlos.

Pero ya os he dicho que no os preocupéis.
No abandono. No me puedo hundir. No hay forma de equivocarse.

Había cinco mil almas que apenas conocía y no lo hice.
Ahora por una sola, la escala es la misma. El esfuerzo es el mismo. El desenlace es el mismo.
El desencanto no posee opción. Deseas, te encaprichas, te desesperas, te denuedas, te dislocas, te deprimes, te enardeces. De un extremo del ciclo al otro te meces. Pero ni la renuncia y el rechazo que conforman la victoria de lo vacuo forman parte de esa rueda. Resides en el otro extremo de la moneda.

Cierto, no puedo regalar a los que amo una sonrisa, así me tenéis que imaginar, pero no van a perder ellos la suya por los envenene con el abatimiento.
Estoy con ellos. Estoy por ellos. Estoy con Todo, todo el tiempo.
Es un símbolo tan fuerte el que contemplo al volver y mirar los recuerdos y el ahora que sé, para bien, que no se me desprenderá jamas.

Escribo y el ceño de Asier se relaja al aflojarse el nudo que se le forma cuando a veces me pierdo como un objeto sin vida con la mirada exánime en el infinito.
Escribo y aunque escribir y hablar y pensar duele mas que la quietud y el total silencio, sigo pues ellos también duelen y apenas se diferencia de la mala muerte.
Recuerdo y Escribo por que soy lo que soy en contra del Opuesto que he sido.

Me hace consciente de que se me borro la alegría, pero escribo y recuerdo.

No he podido reconocerlo hasta dejar al tiempo transcurrir después y de que de los detalles haya podido aflorar la perspectiva, pero no hay duda de que se ofrece a explicarse poco a poco ahora que empuño el lápiz con paciencia.

La alegría se quedo sobre las arenas blanquecinas de una playa virgen en una isla, en inicio, que nos era desconocida. Y quedo por una razón.

Un secreto.

El secreto del como llegamos hasta ese rincón recóndito también nos es extraño.
Con la visión empañada, retazos de lo que pudieron ser acciones pasadas son entrevistas como sueños por algunos de nosotros. Pero, al estar incompleta es un historia repleta de imágenes contradictorias.
Como en la narración de una fantasía se mezclan las Highlands, la noche, la Oscuridad que intuyes sin verla y la necesidad de hendirla con un rayo.

Pero aunque los recuerdos que compongamos sean fragmentarios al final se puede trazar un centro sobre el que concentrarse. No era fácil percatarse de la relación. Al principio.

Al principio él era un chico barbudo de unos ventipocos con la mirada alerta del naufrago que supusimos que era entre las espesuras donde nos despertamos.
Luego su cansancio y constante consternación menguaron ante la alegría de encontrarse con otros seres humanos. Pero tenia esa gota empañada de precaución que enturbia la mirada de los lucidos.
Su nombre es Ariel y una vez bien afeitado y algo mas relajado os aseguro que es lo majo que en un inicio solo se podría afirmar por intuición.

Al principio aquella era una isla. Un territorio virgen en el primer vistazo, a la semblanza de un paraíso de los trópicos de las películas. Con aguas azules en sus orillas, sabanas de arena de color casi nieve y vegetación sugerente y frondosa y la timidez lógica de los animales que no conocen humanos.
Pero esa es no mas que una capa superficial. Por que en el momento en el que centramos la atención para saber mas empezamos a conocer que estábamos viendo.
Esa isla es un pedazo de la Tierra Indefinida, con arboles que no son los que debería, y animales asustados de todo. La Isla es el envoltorio que cubre extrañas sorpresas.
Por que algo acechaba en la isla. Feral, observador, peor, ahora lo se bien aunque no me fueran desconocidas, que cualquier bestia que esperaríamos haber encontrado.

Lo siento. No lo puedo narrar en orden. O coherentemente. La escritura es medicina amarga y no la puedo sostener siempre al mismo ritmo. Va y viene, gracias a la Diosa, en estos días soleados de Etiopía donde es mas fácil enaltecer el Animo.
Perdonar si reviento sorpresas del final, o si queda deslavazado pero a lo largo de los días estoy pudiendo reunir partes y acumular notas. No narrativa precisa.

Me ayuda escribir que puedo llamar por teléfono, y saber que Anibal esta bien con Annette todo este mes, entero y sin ningún rasguño y que Ariel y Charo, allá donde sea estén pues no lo pregunte ni me lo han dicho, están iniciando una relación familiar que no esperaban.
Y las noticias del atractivo Linden y de sus compañeros y de los pasajeros supervivientes anunciando que lentamente han regresado a sus casas que son nuevas halagüeñas.

Puedo apagar las inquietudes. Y no puedo detener el sentido que me dice que no llegamos a la Isla por casualidad.

Existen fuertes y patentes relaciones que no enfoco. Existe un Legado que Charo forjo en este entre otros lugares y que por mucho que lo niegue se traslada por su sangre.
Ariel, Ariel Knox posee gran parte de la clave del misterio aunque como buen enigma él es el primero que no sabe el significado de las pistas.
Empezando por tener a Charo por abuela y ser el nieto de quien es.
Continua allí, en la Isla, con su pasado. Con la sangre vertida y las lágrimas derramadas y los secretos que de ella nacen y en ella anidan.

La sangre, el linaje, ya me lo advirtió Eriltes, es importante en un grado que no puedo aclarar. Su sangre y en parte también la mía.

No dejo de mirar a Asier y retomar los rasgos de su padre y los de Eriltes en esas partes del contorno de sus ojos, su mirada, y los atisbos de barba. Y asociarlos con Ariel.

Apenas sé de Ariel pero aquí cuando lo evoco en la tranquilidad junto a mi chiquillo tiene una familiaridad que no se me escapa. Una explicación para aquel lugar al que fuimos.
Es esa familiaridad toda explicación que consigo pero me digo que es suficiente.

De forma oblicua augura un retorno que prolongaremos hasta que lo decidamos iniciar.

Con sus osarios espeluznantes y sus fósiles monstruosos y su ausencia total del pulso de la llama de la vida, la Isla significa algo mas que un lugar a donde llegamos persiguiendo a un monstruo.

Las gentes que encontramos en sus profundidades, con sus cuerpos momificados y la importancia de los objetos que portaban y de sus ropajes son un conjunto complejo que armoniza con el Tajo.
Este, un fractura en la tierra ,arrancada como de un bocado en uno de sus extremos, te produce la sensación de un vacío. Un mordisco ocurrido tanto tiempo atrás que parece ayer mismo. Una rotura y un abismo en picado al mar donde flotan las sombras de lo que nos aguarda.

El oscurecimiento, ese corte, como el bocado en la faz del sol proyecta una sombra inquietante pero lo verdaderamente terrible es que en ella se quiere perpetuar.

El origen por lo que el océano alrededor clama.

El mar no nos traiciona al mostrarnos lo que viene. Ni al mostrarnos lo que se va.
La silueta del barco es enorme, un transatlántico aberrante de los que se estilan ahora, anunciándose con las huellas de los fuegos de artificio molestamente excéntricas.
Es inevitable no dejar de mirarlos. Dejar la vista fija en ese jolgorio y espectáculo chocante. Aun a expensas de la propia desnudez y de la sorpresa de contemplar rostros sinceramente humanos.
Por que el mar no miente en decirnos que toda esa gente va a morir.

Estas en la orilla, como en los relatos de marineros, decidiendo la hora en que zarpas y percibiendo que cuando pongas los pies sobre el agua, ya no habrá mas refugio que el frío amparo de la muerte o el candente deseo de un puerto.
Y lo haces, como lo han hecho antes todos los marineros, por que se consume en tu interior una esperanza que solo arde inagotable si das ese paso.
Otro día es, ahora, otra oportunidad.
Otra oportunidad en el mar para capear la tormenta.
Para lograr ese puerto en las aguas.
Rada que solo existe si se la desea conjurar.
En el precio de ese paso en el riesgo.

El mar no oculta el oscurecimiento.
No miente sobre la tormenta.
Allí en las aguas no hay cuidado ni resguardo de los misterios.

Esa grieta que mutila la Isla le da cobijo. Es abajo lo que es arriba. Es ahora lo que es siempre.

Esa Isla que apenas recuerda como fue antaño inicia el camino.
Aquella batalla que repetimos da comienzo.
Y lo volverá hacer. Incluso después de volver.

La alegría se quedo sobre las arenas blanquecinas solo un rato. Aunque no ha vuelto lo hará.
El enemigo sigue siendo el conocido y aun sin rostro y seguimos cejando en golpearlo una y otra vez.
Y también lo haremos otro día.
Hasta resistir la tormenta.
Y revelar que el océano cuando llegas al puerto te cubre y no te engulle.
Allí espera el gozo dejado a salvo.

Y revela que en el firmamento en el momento interesante se besan, entre luz y sombra, el Astro mayor y su argentina Compañera.
Ahí reside una hebra de la verdad.

Revela el símbolo del que evento al pertenezco y el símbolo del que soy participe.

Ni que decir que he dado ese paso y que he subido a esa embarcación.
Debíamos evitar muchas cosas. Muerte de inocentes. Liberación de Maléficos. Recuperación de lo Execrable.
Debía ponerme debajo de la sombra, entrar en el oscurecimiento y llegar a donde estoy situada.
Es de esas cosas que por instinto haces evitando el tener que pensar.

El sol no dejo de brillar tropical. Pero si brotaron las nubes.
La tormenta siempre esta dentro.

Dejarme, con toda modestia, haceros oír que es lo que ves cuando remite.