31/1/10

La Extraña Naturaleza del Amor

Me senté en el porche con una manta y un paquete de cigarrillos prestado.
Era antes del robo de la luz que perpetra el atardecer o quizás fuera después y no me importara.
Hacia frío y pronto dejo de verse nada pero ni me moví un ápice excepto para nada mas que fumar en la oscuridad.
No es por nada. No quería la luz. Tenia un matiz que me molestaba.
En la oscuridad era capaz de verlo. Puedo impedir que acabe mintiéndome.
Los halos de luz del brillo que no se puede apagar se hacen patentes cuando no eres consciente de nada mas que lo negro.

Por supuesto no me refiero a un contorno que se despliegue ante tus ojos.
Es mas intrínseco, amorfo y personal.
Ahora me lo diagnosticarían como un trastorno y lo tratarían como otra neurosis mas.
Y eso cuando es únicamente una divergencia de los sentimientos.
Algo que es inherente a ellos y que no se puede uniformizar.

Aunque creer verlo a la lumbre de un cigarrillo encendido tras otro no habla bien. Nada bien.

Me pregunte por que sujete por tanto tiempo su carta frente a mis ojos. Pero no deje de hacerlo.
Por que la arrugue pero no la tire lejos de mi mano o la deje caer.
Por que quedo en mi manga como un objeto extraño de cuyo contacto no te puedes librar.

Si pensáis que fue la mano de un hechizo abierto por alguien para empujarme a la indecisión, erráis.
Imaginad una influencia mas vaga y lejana, pero plantada en los fosos de tu interior con mayor tino y falta de misterio.
La había nutrido de sensaciones, que refuerzan la dificultad para la desaparición y de incongruencias que no había querido abordar por el que, sin que necesites ir diciéndotelo en todo momento, te dan.

Marión lo intuyo perfectamente al primer instante como lo recuerdo de los pertinentes interrogantes que planteo.

Si te preguntan directamente: "¿Lo amas?", y respondes que no pero, a la evidente demanda de: "Entonces, ¿Que es lo que te pasa?", no surge mas que un parloteo ilógico y sin sentido y queda la patente descripción de un dolor, un dolor que esta ahí y no estas fingiendo, algo ocurre.

Marión tiene buen fondo. Su cabeza y sus emociones detectan bien estas situaciones. Es lista. Por lo que ha vivido. "Gracias" a su extrema intensidad.

No puedo describir como ha llegado a su perspectiva y los miedos y certezas y decisiones que la sitúan ahí, pero lo ve. Y aunque al final se retire a un lado y te deje por imposible articulando sus diestros mecanismos de elocuencia, es por que en el tiempo que permaneció ha sido suficiente, tanto para revocar con sus palabras la inconsciencia, la sombra egoísta de la complacencia, como para haber tenido la oportunidad de espabilar.

Despiértate de ese sueño absurdo que no es mas que mi propio invento y hazlo ya.

¡Joder! Por la Salvadora, incluso Xavier se ha visto envuelto en esta confluencia como si no fueran suficientes sus desvelos.
Preocupado por mi, mas directo, por que el es mas temperamental, por si hago una locura.
Y ya no estoy loca. No de ese modo sin iniviciones que recuerdo rozar pero sin que me pertenezca, y que ha atisbado brevemente, y sin embargo no me he decidido a convencerlo de que no se desvele.

Mi vanidad y mi desconsuelo son los que han sido retados con un grito muy similar al que seria mio.

¡Joder, Madre Enemiga!

Es el deseo.
El deseo del ahora y no de los recuerdos.
El deseo que desentierra formidables placeres en los que sobrevive. Gozos que no tengo.
Que echo, cuando me miento, inconscientemente de menos.
No en el aspecto en los que quiero mirarlos, sentirlos sobre mi ser y saborearlos con la egoísta codicia del intransferible deleite.
¡Oh Diosa Poderosa! Hace muchisimo tiempo que nadie me dedica el intimo apelativo del amante.
Y mi interior desgraciado y endogamico que no se mira mas que asi lo sabe. Y me ha dicho otra vez: "por esto sufres"

Lo que me ha dolido es el vacío. Mi desesperación. La duda de la evidencia de que no saber amar.
Ese algo que intentas llenar con lo que encuentras cuando no sabes siquiera si encaja.
Es un impulso de necesidad tan grande como para nublarme.

Pero si hubiera sido verdadero amor no estaría diciendo esto.
Por que era un fantasma, relleno de un espectro de lo que a la imaginación he forzado a darme.
Al contemplar y escuchar a Marión y Xavier, a escondidas desde la oscuridad del salón, se ha anulado el velo sobre el halo. De un plumazo. Por que estaba rompiendo mis reglas. Por que no habia que dejarlo pasar y el corazon puede mas que la cabeza. Por que no me he puesto a pensar.

No es mi comprensión una extraña a esta su Naturaleza. Él es un Forastero en esa mi tierra yerma. Lo he tenido oculto y vedado al otro lado de mi frontera.
Y lo que crece a mi alrededor no son sus frutos si no los míos.

La impotencia, el hartazgo, la preocupación.
El pecho se me ha cargado con una miasma de sentimientos. Sus sentimientos.

Los he visto en la oscuridad. Los he visto discutiendo. Los he sentido preocupados.
A Marión y a Xavier ante mis ojos por que coincide que compartimos hogar pero también a los otros, que están fuera de nuestra casa con los mismos pesares, y que les acucian con decisiones que no deberían estar abordando, pero que el desasosiego, no les da otra oportunidad.
Están tomando decisiones propias que yo había de tomar.

¡Deja de ser acarreada en la indolente autocomplacencia de los ingratos y de tomar y tomar y no soltar el esfuerzo que necesitan los verdaderos sentimientos!

Me he vestido y me he puesto las botas.
He destruido mi egolátrico secreto a voces de inmadura atención y he clavado la cara en la tierra metafórica en mi interior para empezar de cero.
Les he dicho a todos que nadie mas que yo tenia que tomar parte en ello.

He ido a verlo para que el curso nazca y se derrame y tenga la oportunidad de brotar algo.
He ido a verlo para que nadie siga haciendo el esfuerzo por mantener esto que nos rodea a salvo que debo hacer yo.
He ido a verlo por que he dejado de mentirme. He dejado de decirme que no puedo hacerlo.
De no hacer las cosas que debo y de complacer los anhelos que no llenan ni encajan.

Y me he encontrado con él.

He ido hasta la colina fuera de la ciudad donde me había citado.
Estaba tan hermoso como siempre. Mi querido Evel justo ahí de pie en medio de la noche de invierno de esta noche de los inocentes. El Pastor. Nacido de Demonio y de Angel.

El estaba rodeado de los que ama igual que yo estoy aquí por los que amo.
Y nos hemos contemplado en el silencio como si así nos dijéramos lo que necesitamos comprender.
Que somos lo que vemos en el otro.
Dos seres iguales, que se esfuerzan en ser humanos por que se han responsabilizado en serlo, pero mas allá de lo obligado y de los compromisos.
Ser humanos es la corona de nuestro ascenso en los brazos del amor.
Y que no conseguiremos si hubiéramos decidido el permanecer juntos.
Viciosamente autosuficientes el uno sobre el otro.
Y que se solo consiguen al distanciarse, pero misteriosamente sin separarse.

Le he devuelto la carta.
Precipitadamente plegada.
Sin disimular la lágrimas que no eran por lo que debían ser.

Lo debía estar viendo en mis ojos.

- "Mi amada Erato" - se ha confundido.
Me ha mirado, se ha detenido. Ha rectificado - "Ya no eres Ella".
- "Tu tampoco eres... Él" - he admitido.

Ha habido mucho mas que nos hemos dicho solo con la mirada.

- "No vendrás conmigo" - se ha convencido por fin a si mismo.
- "Dime que en el fondo no lo sabias ya".
- "Dime tu, si no lo iba a intentar. Al menos una ultima vez"

Siempre la ultima vez. Ninguno lo dijo pero lo sabíamos.

- "Por eso estoy aquí". He dicho con leves temblores en mis palabras
- "Por eso estoy aquí". Él no ha dudado en su voz.

Me ha visto, me ha tocado, me ha reconocido.

- "Ya no eres ella." - sonreía, era una sonrisa. Su Sonrisa. No la de Hirte. La de Evel -"Eres tu."

No he visto y veo lo que veía antes.
No he visto y veo la cegadora hermosura.
Ni la loca naturaleza ardiente de sus ojos.
Ni el hielo de la inmortalidad.
No he visto lo que veía y sigo no viéndolo y sonrío también.

He apreciado al niño.
He presenciado al hombre.
A la promesa que vive mas allá de la Fuerza que le habita.
Un atisbo de alma que es como el sol de la mañana tras la consternación que creías eterna.
Un halo imborrable en la oscuridad.
Por primera vez su toque ha sido cálido y yo se lo he restituido con calor en las caricias en el dorso de su mano.
Sin rastro de la impropia lujuria de antaño, si no con la llama del cariño incondicional.
Donde incluso un beso hubiera sido inapropiado.

Amar sin pensar. Se ilumina en mi pecho. Amor sin circunstancia. Sin mi.

- "Me voy, y no regresare" - ha dicho en el instante mas apropiado - "Pero... si alguna vez... alguna vez me necesitas, ahí estaré".

Y lo he visto marchar. Como uno mas en su grey. Cordero y Pastor. Con sus ultimas palabras desde lo mas oscuro de la noche.

- "Como si yo lo necesito, Tú verdaderamente Tú, también conmigo estarás"

Lo Amado es Verdad. No me ha mentido.
El Amor no miente. El Amor es única Verdad.
Se mantiene en una expresión que no va darme palabras para poder explicársela si no actos que en el tiempo en mi he de desenvolver.
Sin pensar en realizarlos.

Se prolonga al ver de nuevo a Marión y a Xavier, a Annette y Asier, a Anibal, a Pola con Olympia, a Santiago con Mina, a Mayim con Joao. En el recuerdo de Valer, en Yue, y tantos otros.

Tiene el sabor agridulce.
No por que sea así para todos.
Cada uno se planta en su propia raíz.
Ese sabor es el mio.

Extraña naturaleza del Amor.