31/8/07

Diario para una Luz (IV) Tu Perdón

Nunca hubiera deseado dictar estas palabras y espero que cuando seas lo suficientemente mayor para escucharlas seas una mujer sana y feliz; benevolente y compasiva.

Hay cosas que una madre no tendría que exponerse a hacer y esta es una de ellas, pero ya no es el caso de poder evitarlo y aunque, quizás cuando llegue el momento en el que comprendas, lo ocurrido solo sea un lejano recuerdo, lo hecho perdura y la responsabilidad no se borra.

Por eso te estoy pidiendo perdón, mi corazón.
No tenia derecho a elegir por ti y mostrarte lo que es la agonía.

Se que ahora las palabras te llegan como tenues reflejos de lo que son, pero este diario te esperara para que, en el momento justo, las palabras congeladas en este tiempo y esta emoción se repitan.
Y para que ese día, si la misericordia llena tu alma... Me perdones.

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