8/12/07

Esta Detras (i). La Desventura de una Tarde en la Opera.

Es posible tener un punto ciego y no darse cuenta hasta que lo pierdes. Esto es una afirmación no una pregunta. Estaba en mi. En ningún momento lo he tenido conscientemente presente.

Lo he visto saltar como una fiera hacia Pola. Entonces ha sido cuando se roto el encantamiento.
Su cuerpo humo y sombra y hambre. Su esencia tomaba consistencia en partes con mucho mas peso.
He visto sus ojos, invisibles para mi hasta ese instante. Codiciosos, desmedidos,... voraces... míos.

Cuando al final se ha revelado para mi, las fuerzas del amor y la fortuna que guían las manos de Pola y Elyze, lo han consumido. Pero no he sentido el vació cerrarse. Hay parte que no ha retornado a su lugar. Lugar que se que conozco. Pero del que, aunque lo estoy intentando, aun no soy capaz de darle nombre.

Me he abrazado a Frantisek y me he arrullado en él. En las entrañas del Palais Garnier, ya no he pensado en lo que esperaba que hubiera querido que fuera esta tarde en la opera. Me he diluido en los conductos de la savia de mi memoria para traer los hechos hasta la consciencia y así reconocerlos.

El tiempo de los recuerdos ha caminado hacia atrás como un cohete y he apartado el dolor y la estupefacción en busca de certezas.
Tengo el convencimiento de que cuando entienda sera cuando tiemble pero ahora, en ese instante y al lado de mis amigos no ha habido sitio para el miedo.
Rodeada de la gente que quiero y se que me quiere no hay razón que temer.

Siento aun la quietud de Annette en mi vientre, tan opuesta a la inquietud frenética de esos instantes de antes que ya se alejan.
Doy gracias a la Diosa por mi hija, a través del amor agradecido y orgulloso que le envió a ella.
He notado lo que ha luchado en mis huesos, en mi estomago, en mi garganta, mi corazón y mi cabeza.
También he comprendido las miradas llenas de determinación de Elyze. Estoy con ella de acuerdo. Creo que ella lo sabe. Lo daré por Annette siempre todo, cualesquiera que hubiera sido la idea que a Elyze, mi ángel de la guarda, se le hubiera ocurrido.

Pero no había respuesta en ellas. Mas atrás. Voy mas atrás.

He mirado el rostro adorable de Pola y he sonreído tímidamente por que no podría reír plenamente viendo la preocupación en él.
Siempre me puedo aferrar a su firme gravedad, y como la Luna hace con la Tierra, me impulso en su fuerza en la órbita, esta vez de mis recuerdos, marcha atrás.

He abandonado el bochorno que he sentido ante mis amigos, durante las horas de representación a lo largo de la tarde, por que no era relevantes.
He comprendido de refilón los mecanismos de autoconservacion, que han llevado a los inocentes lejos de mi, y me continua perturbando el uso de mi amor como encantamiento, la gota de aceite que no les ha dejado ver en mi mas que a mi, cuando no solo yo estaba aquí dentro.
He seguido buscando otro momento para poder conocer.
Cuando he pasado por la alegría, la emoción y la paz en la gracia, de reunir a parte de mi familia para, regalarles algo especial como compartir una velada musical, no me he detenido.
Mi amor por la música. Mi maniática fijación por las historias de amor tortuosas. Mi voluntad de quitarme el miedo a ese lugar y disfrutarlo. Mi felicidad comprimida en tan nimio detalle como ver Psyche con los que disfruto sonriendo... Todo esto no se va a mancillar por el desasosiego ignominioso de lo que ha pasado en ese garaje.

He volado a la noche. A mi cama. Al ronroneo del mar contra el barco. A mis sueños en la ultima noche de crucero.
A veces mis sueños son agradables. A veces tengo malos sueños. Casi nunca los recuerdo bien, creo que es así para solo fijarme en los que son importantes.
En la duermevela mi ensoñación sabia lo que ocurre. Y Yo alejada de ese instante por la distancia de momentos he mirado. Y he notado a Anibal. Y...

Mi intuición me ha respondido lo que Pola me estaba diciendo, al mismo tiempo. Odio esta sincronicidad.

Es Anibal el que esta mal. ¡Oh Diosa....!
Y no me he dado cuenta en ningún momento.

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