4/6/07

Preparacion Marcial (O Auch!!, Auch!!, Auch!!)

Bueno fue mas o menos así.

Tomamos el gimnasio al asalto, cosa que fue fácil por que era agosto y hacia maldito calor.
Anibal se quito casi toda la ropa e incluso sus botas y empezó a retorcerse haciendo estiramientos.
Yo estaba tan nerviosa que no podía dejar de caminar en círculos tanto hacia delante como hacia atrás, también casi desnuda.
Anibal me hablo con calma para que me relajara y me aseguro que todo iba a salir bien.
Apenas preparada comenzó la acción.
Él se movía condenadamente bien pero yo lo esquivaba todas las veces. En seguida entendí que se estaba conteniendo.
Yo le insulte y le llame nenaza a la cara y cosas mas fuertes y me temo que en serio, por que no se que se apodero de mi.
Anibal me miro concentrado, como si en verdad se estuviera él mirando hacia dentro y no a mi, y después de una tenue sonrisa, tomo la toalla, se dio media vuelta y se marcho.
En total creo que tuvimos cuatro minutos de entrenamiento.
Lo encontré en la piscina y le pedí disculpas. El dijo convencido que no había por que pedirlas y después hicimos el amor.

A la mañana siguiente todo fue igual. La misma parafernalia, aunque no los mismos gestos y actitudes.
Yo ya no temblaba tanto por los nervios y Anibal al contrario parecía menos calmado.
El primer movimiento fue espectacular. El me busco hacia mi hombro y yo le intuí y le esquive... por los pelos.
El segundo...
Creo que volé cinco metros antes de besar el tatami con partes del cuerpo que no fueron pensadas para ello.
¡Maldita sea si no duele! Y solo había sido con la mano abierta.
A duras penas pude sacudirme el aturdimiento y rodar para no recibir de lleno su pie.
Fueron los primeros cardenales de muchos, y de cosas mas dolorosas.
Ese segundo día me tambalee hasta la piscina casi muerta agradeciendo el conocer mi cuerpo tanto como para persuadirlo de que se curara o que Anibal también fuera capaz de hacerlo.

Ni que decir que esa semana duro una eternidad.

Cuando comenzó la siguiente, me sorprendí a mi misma y a él, pidiendo mas. Mas rápido, mas fuerte, mas real.
La comprensión de la cara de preocupación de Mi Amor fue cristalina pero él también entendió la mía.

Dejamos de hacer el amor por un tiempo, tan concentrados estábamos en enseñarnos de que estaba hecha la guerra.
¡Ay! Lo que se pierde cuando se quiere ser mas rápida y mas duro. Cuando se busca el tener una oportunidad.

Llego Septiembre y partió y con él Octubre fue visto y no visto. Al final con la merma de los moratones y las fracturas, el amor regreso en Noviembre.

Es Diciembre y aun no hemos aprendido todo lo que buscábamos.
Querría haber avanzado mas, haber mejorado de verdad.
Pero juro por la Diosa que me siento orgullosa de cada uno de los gemidos de dolor.
Cada uno representa un trazo en la memoria que me enseña.
Y no solo a ser mas rápida que las garras.
Si no a estar preparada.
Para todo.

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