Soy una débil.
Quizás no es una debilidad de verdad pero no me permite hacer ciertas cosas con claridad.
Sera un defecto pero me lo he ganado a pulso. Ya no puedo evitarlo ni echarme atrás.
Se que me tendré que hacer crecer un mecanismo de defensa y que nunca sera completamente suficiente.
Me he dado cuenta después. Siempre después. Es esa marcha puesta en el alma que me hace llegar siempre a la segunda.
Pero cuando te pones en el lugar, te imaginas la sensación y te llenas del sobrecogimiento la razón vuela a un lugar muy lejano y son el instinto y las entrañas y el corazón los únicos que hablan.
Y ni mi instinto ni mi corazón son sitios para encontrar el buen juicio.
Rodeada por cada mota de lo que restaba de la persona que era Maria Carrillo solo podía vislumbrar la forma en que había muerto.
Hacéroslo comprender no es ni por asomo fácil.
Se lo balbucí a Pola impregnada de la necesidad imperiosa de salir de allí, de sacudírmela de encima y no seguir mancillando que se yo..., ya no había nada que pudieras llamar cadáver, pero no lo logre.
Era y es una sensación brutal que he sido lo bastante sensata de no querer transmitir de otras formas mas contundentes.
Era y es la muerte y esa forma en concreto de morir.
Era y es el hecho de que allí hay alguien muerto y que se había empleado el conocimiento crudo de la Canción para llevarlo a ese estado.
Es como un grito de Negación en mayúsculas y signos de admiración que brota de mi interior.
Y desde la distancia del tiempo transcurrido, de la visión de la reproducción del mismo efecto en otro cuerpo, en otro ser humano y de la resolución de los acontecimientos y lo que se me ha ido enseñando a golpes de vida y muerte, que es una expresion de mi ser que permanece confundiéndome.
Hasta yo que mi máxima es no hacer daño lo hago y la muerte acompaña de vez en cuando mis pasos de mi mano.
Pero sigue habiendo un Pero es esta ocasión.
Es como un choque con una barrera que me había labrado sin darme cuenta y que como siempre a la primera no he logrado franquear.
Sé que he asumido el aspecto de mi propia mortalidad, lo sé, pero no consigo atravesar la frontera cuando se refiere al resto de seres en el universo.
Incluso cuando es mi propia mano la que ejecuta el acto siempre ronda un pensamiento de que debería haber un modo mejor. Que la Canción es vida y la vida debe prevalecer y que la Muerte no es el silencio ni debe desaparecer. Pero que utilizarla para romper el hilo de forma brusca esta mal.
Se que a los arboles se les poda para que sigan creciendo y creedme que soy la primera que se pregunta si mis pensamientos no van contra toda lógica y sentido común.
Pero no lo puedo evitar. Esta dentro de mi y como no lo sé atenuar me brota por todos los poros.
Fluye como el resto de la Música. No la puedo acallar.
Es un sentimiento que me abruma.
Y como en esta vez me causa dolor.
Yo misma me hago daño.
Siento y empatizo.
Me perturbo.
Y prejuicío.
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