13/12/08

Tribulaciones en Casa de la Bruja (i). La Tribulacion

Aun con Asier en los brazos, la Bruja me levanto en volandas sin la mas mínima consideración. Se había cansado de mi negación. Iba ha hacerlo iba a echarme ella misma al fuego.
Achacaba mi pertinaz oposición a la cobardía cuando lo que realmente me llevaba hacerlo era mas complejo. No le tengo miedo al fuego de las visiones, las llamas que los dioses crearon para abrirnos los ojos aun con la muerte. Entiendo demasiado bien las reglas del oráculo y que la forma en la que afrontas el vaticinio lo afecta. Y no es lo mismo entrar en la revelación, en unión con lo que creo que es enemigo de con lo que me he comprometido que, que no. No es lo mismo entrar, que ser arrojado.
Las palabras y las acciones son importantes y poderosas, y un trato es un trato aunque su contenido sea nimiamente pequeño, pactar con ella era pactar y mancha. No hay males menores.
Lo único que lamento es no haber sabido reaccionar a tiempo para proteger mejor a Asier.
Ahora, colgaba de las poderosas garras de Eriltes por haberme negado en redondo a su requerimiento.
No debía atravesar aquel fuego por que ella lo quisiera.
Doy gracias a la Diosa por que ella, Eriltes, fuera lo bastante benevolente o maléfica para no amenazar directamente a Asier. Si lo hubiera hecho hubiera hecho todo lo que hubiera querido. Todo.
Lo único de lo que me arrepiento es de no haberlo soltado antes. De no haberlo dejado en el suelo un momento antes de que me atacara. De no haber suplicado al menos que me dejara soltarlo en la forma correcta. Tenia tanto miedo por él que no fue hasta el ultimo instante en el que se borro todo bloqueo. Ese ultimo instante en que la Bruja me lanzo al fuego sin miramientos y que solo la suerte y los Dioses me permitieron evitar que viniera conmigo.
Suerte. Demasiada suerte. No debería entrar en estos juegos de poder. Por que sé el grado de impotencia que llega a tener mi falta de fuerza y de astucia.
Pero existen momentos en los que no puedes elegir pedir mas tiempo o una mente mas brillante.
Uno de ellos explica como llegue hasta allí, precipitándome hacia el clamor crepitante de una hoguera primordial, con Bropius, su padre como único valedor de la vida de nuestro hijo.
Atrás quedaron los hechos, desgranados uno tras otro hasta llegar a ese preciso instante.
Todos los planes que trace y todas las precauciones se derrumbaron en mi compasión al verlo y dejarle pasar.
No desconfié de Bropius. No valore los riesgos. No pensé en ella.
No avise a Marion, Yue o Xavier.
Por que no pensé que a donde el va , va ella.
Es una verdad que ahora conozco. La de la correa de la Sangre que la Bruja enarbola. La que por todos los medios luchare para que nunca exista con Asier.
Desenvuelto de todo ello esta que Eriltes puso sus garras en Asier. Que Xabier casi se mata en un descenso de veinte pisos. Que Marion casi se funde el cerebro intentando evitarlo. Que Yue acabo destripada. Y que en la trifulca resultante, incapaces de detenerla con valor o magia, yo hiciera lo que hago siempre, agarrar a los que amo sin retractarme por cuales podrían ser las consecuencias. Me lance a los vacíos oscuros sin pensar nada mas que en Asier.
Y después seguí volando esta vez condenada a lo desconocido y en el ultimo instante solo pensaba en él.

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