22/2/09

Los Sueños Amables (viii): Melodia y Verso.

Se filtra la bondad de las mañanas entre las ramas que me cubren, lejanas como luz en un sueño, este otro sueño que tengo. Es un sueño del Árbol en el que, bajo su copa, a mi frente empieza el Bosque y aunque parezca descabellado el Árbol, en él se pierde a la vista.
No es prudente caminar por el Bosque, ni únicamente vestida con mi piel como voy, ni cubierta por la total confusión como la que siento. Apenas hay recuerdos de quien soy y los que reconozco son restos vetustos, desvaídos y arenosos que se filtran entre los dedos al intentar atraparlos.
¿A que debo prestar atención? Me pregunto. ¿Cual es mi propósito?
No soy mas que una llama que baila en la forma humana y que aspira el menester de encontrarse con su par.
El trayecto que me indico transcurre, sin remisión, entre los bosques.

La alternativa esta hacia abajo, entre la cavernosidad opaca de las raíces del Árbol en el que mi espalda apoya, pero que me hace sufrir un resquemor agudo cada vez que la considero.
Alguien, que debo ser yo misma si me reconociera con la mirada mas lucida, me dice que ya ha sido probado y que, tras estar ahí, la mano izquierda de la oscuridad ha cedido vez a la de la claridad.
Y que es la hora de retomar la senda.

La señal de mi interior, que repite a su gemelo lejano, apunta al Bosque y al Bosque encamino mis pasos aunque a la espesura no le agrade la elección.
Al Bosque le satisface el Fuego en el firmamento sobre su frondosa testa, donde le calienta e insufla vida, pero no correteando por sus lindes y menos profundizando en sus misterios recónditos.

Dar los pasos es harto difícil.
La Arboleda pletórica de Encina, Álamo y Chopo; de Olmo, Roble y Alcornoque; de Lentisco, Aladierno y Jara; punteado de Pino, Abeto y Eucalipto; de Tejo, Carrasca y Olivo, no quiere tocarme tanto como yo no quiero su roce.
El medra y muta en sincronía con cualquiera de mis avances, confundiendo la luz y la sombra, cegándome inesperadamente o dándome toda la visión. Me muestra con forma sutil, la fuerza de su inmensidad y de la grandilocuencia de mi locura que es enfrentar a su energía infinita, con solo decisión ciega.
Cuando mi mente se convierte en nausea, y la honradez de la intensidad del manto inabarcable que me rodea, en asfixia, no puedo continuar pues cada paso es un suplicio de extravío, y esa es, la sensación que derriba cual fuera la determinación que yo pueda levantar con hasta el ultimo gramo de esfuerzo.
Sofocada en las formas que se agitan, contemplo sin elección el declive de mi propio furor rindiéndose a la quietud y la paz de este lugar y, olvidado mi particular ruido deja a la Melodía que lo inunda todo, y que mi fragor eclipsaba en mis oídos desde el principio, llegar hasta Mi.

Es el sencillo trinar de una flauta, ejecutada con una mano experta y arrullada con el corazón en las yemas y el talento en el hálito. Es una música que te llama a llorar, a suspirar, a soltar la alegría, a brincar, a ser salvaje, a tomar la mano del mas puro y natural baile.
Que hermosa y que simple es la melodía del abrazo, de la mirada enternecida, de la amistad y de los besos excitados. Te pastorea en cada nota, con amor no apasionado si no con ese mas fuerte y largo del brazo que te aúpa o de los hombros que te cargan.
El Fronde reacciona ante su persistencia reverberada en mi garganta casi imperceptiblemente, como un diapasón de luces, regenerado cada acorde de la música algo distinto que no mejor.
El surco de la tonada me transfiere, entre la hojarasca de todos los colores, por un túnel que gira a mi alrededor dejándome viajar muy lejos casi sin dar pasos.
Es un sendero que me lleva hasta Él.

El Flautista.

Su figura me recibe de espaldas, serenamente sentada sobre unas piedras, florecidas de musgos y líquenes, en las que apoyan finos brotes de rollo de pergamino y papel, dispares bolsas de piel bien gordas, unas abiertas y otras firmemente no, y la extraña Siringa que se baña y resplandece bajo el sol.
Apenas se pueden reconocer las manos en movimiento sobre la vara de la que extrae los mas bellos sonidos, veladas por la cabeza y los hombros de su propietario.
La piel es blanquecina en su espalda, pero tostada con el tono de la salud del exterior, la luz, el agua y el viento.
El cabello es algo largo y moreno y agreste.
Los músculos finos pero prometedoramente fuertes.
No detiene su interpretación hasta que me separa de él la distancia que trazaria la voluntad de alzar mutuamente los brazos el uno hacia el otro. Pero no dudo que sabe que estoy aquí.

Es cuando deja de tocar que me siento incapaz de dar un paso.
Es entonces cuando se vuelve.

Esta igualmente desvestido como lo estoy yo, pero lo que es en mis piernas un bruma de vello casi imperceptible, es en las suyas un océano en marejada de tibio color marrón oscuro que clarea en la entrepierna, a causa del eclipse de su sorprendente dotación de atributos.
Su torso es de fibras esculpidas con la aureola de sus pezones marcada sobre el pecho de leche oscurecida por eternas mañanas al sol.
Su rostro es redondo y puntiagudo, de ojos gráciles y brillantes en las ascuas de su fondo, que iluminan su boca traviesa y astuta sobre una renegrida perilla de chivo y bajo un idílico bozo.
Sonríe agradable y perturbadoramente y me mira.

Se que recuerdo bien que en el sueño me detuve a preguntarme desde cuando Xavier tenia cuernos. Y por que era tan osado el encontrarlos excitantes.

Habla y sus palabras de bienvenida son acogedoras y crueles.

"La Tierra contiene en si misma su mal y su remedio"(1)

No sabría decir por que en ese instante me siento cohibida como una chiquilla, orgullosa como una prostituta, y ofendida como una divinidad, y por que me cubro mis vergüenzas femeninas a la par que alzo la barbilla y lo que es peor le replico con violencia:

-"¡Tu! ¡Tu no deberías...! ¡No deberías apoderarte de mis palabras! ¡Esos versos... esos versos son míos!.

-"¿Te pertenecen? ¡¿Te pertenecen?! ¿De cierto, que me retas a ello? ¿Me retas a las Verdades? ¿A mi, en mi terreno?

Me apunta con el astil de la flauta y con el filo de sus palabras me obliga a callar.

"Ten cuidado 'Enemiga de la Humanidad',
que por mis venas aun fluye el Icor de los dioses
y tu no eres mas que de la mugre, aborto de prole.
No soliviantes mis humores con tu necedad"

"Y no tienes mas que tallo frágil que te sostiene,
Y mis apetitos son ciegamente salvajes,
Y como copo de flor, al viento la Corona echare de tu frente."

La visión de su miembro repentinamente erecto, no es motivo de gozo si no de sobresalto ante la turbación que los hados que flotan sobre su punta revelan, de las contingencias que nacerán de su semilla.

"Mi linaje directamente procede,
de la magnificencia de Hermes"

Me he arrodillado y desviado la vista. El miedo, el reverencial respeto, pero sobretodo la vergüenza aposentan la voz de lo que soy en la buena tierra. En el horizonte al que pertenezco.

"No quiero soliviantaros, oh mi señor. Tan solo perdí mi Alma por una esquirla de hipocresía.
"Eso paso y es pasado. Ahora debiera buscar, y es lo que ahora asumo, y busco, la luz extraviada, en la inmensidad de la floresta, de un niño muy pequeño, mi amor, mi inocente hijo"
"Harto agradecida estaré, os lo juro, si de poderme decir, dijerais que lo habéis visto."

La calma regresa al Bosque y a la voz del Flautista. Su mano descansa condescendiente y fuerte sobre mi cabeza.

"Palabras sin lisonjas y mercadeo nimio.
Esa necesitas sea tu faz siempre y primo."

"Noticias no te puedo dar de ningún Infante;
mas que de nuevas, la falta a Mi me aflige,
pues de los corderos puros soy vigilante."

Suspira y se yergue sobre sus extremidades unguladas.

"Mas levanta, del Fuego Portadora, mi muchacha.
Por El Camino, conmigo Ven, Escucha, Anda."

Coge su zurrón y se lo encasqueta, coge su recuerdo de su amada Siringa y me anima.

"Escucha mi poesía y mantente atenta.
Por que a tu hijo no puedo llevarte.
Pero a tu propio Bosque, de la senda darte muestra."

Sus esbeltos dedos me ofrece y su mano sincera pone a mi alcance.

"Tu mano Dame,
Tus ojos Cierra.
Tu Ser Eleva."

Y tomo su mano para ayudarme a alzarme, y la fuerza que debo hacer para llevar esa proeza a cabo es tan intensa como la realidad de sus rasgos. Reconocer a Xavier en el fondo es lo irreal en este instante detrás de otro instante de mayor contumaz sustancia.

Juntos estamos en esto y ninguno de ellos podrá detenernos.
Lo superaremos de alguna manera.

Aun después de todo él sera el Rey y yo la Reina y nada mas significara nada.
Aunque nuestros mundos estén separados en dos.
Aun en el verdadero fin de Él.
Aun en el verdadero final de mi.
Lo lejos que caiga, estaremos cercanos.
Lo perdida que este, nos encontraremos.
Lo profundo de la herida, mas adentro estaremos.
Por hoy y por siempre somos parte los unos de los otros. (2)

Camino con Él.

Su lengua recorre la pradera de los versos con la voz de mi amigo mientras, nuestros pies trasiegan golpe a golpe la travesía, con siluetas de mujer y de hombre.
Los arboles ya no acechan si no danzan portados con cada una de sus silabas y adquieren las figuras que Él les dispensa con su boca que necesitamos y deben tomar, para poder continuar la marcha.
Es tal su elocuencia que mi mirada se afecta.

"¿Quien no te ha visto en medio de tus bienes?
¿Quienquiera que te busque? Ha de encontrarte,
sentada con descuido en un granero
aventando el cabello dulcemente
o en un surco no segado sumida en hondo sueño
aspirando amapolas, mientras tu hoz respeta
la próxima gavilla de entrelazadas flores
o te mantienes firme como una espigadora
cargada la cabeza al cruzar un arroyo
o al lado de un lagar con paciente mirada
ves rezumar la ultima sidra hora tras hora.
¿En donde con sus cantos esta la Primavera?
No pienses mas en ellos si no en tu propia música." (3)

Afecta a mi sonrisa. Afecta a mi estomago. Afecta a mis palabras.
Por que...

"Las Músicas oídas son dulces,
pero mas dulces son las no oídas" (3)

Él canta y cambia la estrofa. Él declama y reverdece el día.

"Tienen los locos sueños donde traman
elíseos de una secta. Y el Salvaje..." - se señala
vislumbra desde el Sueño mas profundo
Lo Celestial. Es lastima que no hayan
transcrito en una hoja o en vitela
las sombras de esa lengua melodiosa
y sin laurel transcurran, sueñen, mueran
Por que solo la poesía dice el Sueño." (3)

Yo le acompaño henchida de deleite.

"Jamas la poesía de la Tierra se extingue,
en la Tierra jamas la poesía cesa." (3)

El terreno se hace abrupto y complicado y el en sus brazos me aferra y me transporta. En el hueco de piel en el que vibra el nacimiento de su voz recuesto la cabeza.

"Creadores de nuestro profundo, eterno tema:
cuando cruzado hubiere el robredal antiguo,
no dejes que divague por un sueño inútil,
y consumida ya del Fuego, dale nuevas
alas de Fénix para su vuelo deseado" (3)

En su calor y energía me regocijo. Con mi luz que es llama le ilumino y le quemo. Pero no se queja no ceja. El canta. Yo canto.

"Alguna forma hermosa quita el velo
de nuestro temple oscuro: talla luna
el sol, los arboles de dan penumbra" (3)

Los arboles se desvanecen casi por ensalmo. El cielo clarea en azul y el sol brilla en su zenit de mediodía muy arriba pero tan cerca como la patina nívea del pecho de nuestro Bardo.

"Bella doncella, bajo los arboles, abandonar no puedes
tu canto y no podrían desnudarse esas ramas;
enamorada audaz, no podrás besar nunca,
aunque tan cerca estas; mas no te apenes
Ella no puede marchitarse; Tu ventura, no alcanzas
pero siempre amaras y sera siempre hermoso." (3)

Me deposita sobre el claro con la vista puesta en Él y puesta en su Bosque.

"Ve, muchacha, sigue el rastro del lucero que nos da calor,
y sigue brillando pero no confundas luz con Iluminación."

De su zurrón extrae un ropaje de blanco plata, con las trazas de una tela regia que corona el mas suave y cálido vellón. Es una vestidura que no debía olvidar pero sin embargo no vestía.

"Toma este atavío, doncella del Sol, madre del Fuego, Anciana en la Trascendencia.
Del Vellocino blanco de la Luna tejido, regalo de mi Padre;
por sus manos enhebrado, y por su corazón en su amor urdido en vestimenta."

"Es piel de Amigo y como amiga con ella seras recibida.
Pero recuerda que el ropaje reporta según es portado,
Se fiel o acabaras desnuda. Se fiel o la macula enquista."

Me viste amante y enardecidamente, con la fruición del contacto continuo y la severidad de lo prohibido. En cualquier otra ocasión me volvería loca de ardor. Pero solo estoy húmeda. Pero no es marea de deseo. Es Elevación y Encantamiento. Es la brisa del mediodía sacudiéndome sutilmente la Ramas.
Sus labios me susurran en el oído con exhortación inquieta.

"Y una ultima prerrogativa.
Una visión del mas allá,
debo darte para portar, misiva"

"Entrega y ofrenda lo que debas dar.
Celebra y festeja a los Dioses,
aun si de tus labios no brota la Verdad"

Levanta la falda y hunde su mano bajo ella para recorrer con su dedo la linea de mi sexo mojado.

"Por que Ellos te aman siempre,
y lo que les vuelves, nada temes"

Descanso a la luz del un mediodía que no cesa, bajo el claro al pie del Árbol.
La Música del Flautista se extingue por que se aleja pero no muere por que por lo bajo la tarareo.
Miro hacia arriba fijamente al Sol y le respondo con una sonrisa y una tonada inesperada a la suya propia de resplandor y viveza.
Me levanto y por la alta hierba me encamino en la dirección que en la que se mueve mi tan presente reflejo compañero.
No temo. De alguna forma se que me acucian peligros y malos tragos pero que de alguna forma lo superaremos. Ya nunca estaremos separados.
Nos sentiremos los dedos en las caricias.
Sea cual sea el destino.
Tiene melodía y verso.
Hacia Annette y Asier.
Hacia la Verdad.

En el tiempo que estuve dormida Xavier me acuno. Acudió a mi a solas y en compañía, para interpretar canciones con la flauta y para leerme a Keats, vaya la coincidencia, uno de mis favoritos.
No se lo que ha ocurrió. En sus palabras y en sus silencios, en las miradas con sus secretos intuyo que hay mas cosas pero, ¡Diosa! no me incumben si a él no me las quiere abrir.
Solo me preocupa si estas bien.
Ahora que te puedo ver con todos mis sentidos, me reconforto de tenerte junto a mi y los míos y me preocupo por como lo podrás resistir.
No entiendo que las alegorías oníricas, eróticas y místicas, que he soñado tengan reflejo real. Al menos completo. No creo que quiera sexo contigo, Xavier y no lo espero. No me siento atraída por ti y si tu lo estas por mi, no lo muestras y supongo que eso esta bien.
No voy a pensar que me engaño, y voy a creer que las cosas son lo que son, ni mas ni menos.
Si hay algo que veo en ti es lo buen padre que vas a ser. Un padre maravilloso. Cariñoso, atento y preocupado. Quizás eso es lo que soñé.
Pero lo que si es seguro que esta en el sueño, es lo extrañamente fuerte que se ha compuesto nuestra amistad en tan poco tiempo. Como pasan las cosas buenas sin saberlo y lo intensamente que lo ocultan las malas, hasta que no hay forma de que lo olvides, ¿verdad?
Yo te doy las gracias. ¿Que mas para empezar, que eso?
Tienes aquí a quien nunca dejara de pensar que tienes un la mejor de las almas.
De las mejores, lo juro por todos los Dioses.
Aunque perdieras el talento, que no va a pasar, y te quedaras mudo, esta que habla y sabe que la vas ha escuchar, te dice que no se olvida que tocaste una vez como los dioses.
Cuando estaba dormida.
Y que despierta le encantaría repetir.

(1) Cita de John Milton.
(2) Extractos de We are in this Together de 'Nine Inch Nails' mi favorita.
(3) Retazos de la Poesía (con mayúsculas) de John Keats.

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