1/3/09

Los Sueños Amables (ix): La Misericordia.

Cuando mis pies de naufrago posan su planta sobre las arenas de la Isla, las humedades se disuelven por el efecto de la acogedora calidez del sol de la tarde sobre los granos.

No me consigo mantener y caigo de rodillas, postrada de agotamiento sobre mis manos.
Después de caminar sobre la infinita Inundación, mis enflaquecidos arrestos se encojen y me acurruco en la sabana de la playa, inmaculada y prístina, y protejo mis ojos con las resmas de un cabello crecido en decenas de jornadas de navegación.

No podré dormir por que hace tiempo que no me viene ese consuelo, pero si aferrarme en un ovillo al tierno abrazo de la tierra mientras el mar, a mi espalda, me llama y me llama obstinado.
El viento del agua, seco y salino, al que confronte, ha sido cruel en mis velas, pero puse todo mi empeño, sangre y vida en protegerlas, y todo desfallecimiento: las heridas y las perdidas, valen la pena, no recuerdo porque pero es cierto.

El Fuego Arde en mi seno, mas allá de que haya crecido el dolor a su alrededor.
Las fibras de mis músculos están rotas pero, la Tela que me cubre mantiene su brillo primigenio y su impoluto Vellón.
Apenas mi respiración alcanza a un leve resuello con el que entonarla pero, en mi cabeza sigue residiendo la Tonada.

No recuerdo por que me esmero. No recuerdo mi nombre.

Pero no hay desesperación en mi, ni desfallecimiento en mi alma.
Lo que me asaltan son debilidad y achaques. Pasaran. De algun modo se me revela.

En mi lucidez aun respiran los nombres de las estrellas del firmamento y ese es el mas completo bálsamo que un Navegante podría encontrar reconfortante.
He navegado bajo un sol distinto en cada sueño, y cada uno ha bajado hasta mi para conducirme, desde el mediodía hacia el poniente. Me han abrazado con visión y formas, hasta alcanzar la cumbre de la tarde y, hollar este único pedazo de tierra a la vista en lo inmenso, en donde abandonar el lecho del océano que aun insiste, con cada ola, que regrese y en él me pierda.

No me puedo incorporar, pero con tranquilidad y paciencia mascullo mis agradecimiento a los dioses por su ayuda y prometo, una vez mas, plegaria y ofrenda eternas.

Sobre la linea del incierto horizonte hay movimiento. No sé si es inmediato o se ha tomado su tiempo en que yo lo comprendiera, pero se mueve y es grande. Inmenso.
Sus patas aplastarían sin esfuerzo mi cabeza y su cuerpo me tragaría de una pieza en un bocado.
Es un lobo, del color ocre del sol de la tarde en las piedras, que se aproxima con parsimonia y que observa, detrás de mi, al rugir de las olas.

-El Piélago te reclama, naufrago - me comunica sereno - Te ofrece nada mas y nada menos que viaje y marejada. Te sirve Sol y Viento. Hasta que se agote tu soporte y te hundas en sus profundidades, donde el fuego que eres, habitara entre las columnas, como lava y hollín.

Se permite una pausa para oler el viento y para escuchar. No parece un lobo. Su mirada es profunda y sabia. Capaz de la tristeza y la alegría. No hay salvajismo en sus pupilas. Ya no.
Inspira profundamente. Me cuenta lo que escucha reflexivamente.

- Vaya si el Océano te llama y vaya si sabe tu nombre - me susurra con calma al oído- Te insta a que vayas a tu mundo subterráneo, y te zambullas en la tenebrosidad de las aguas hasta mas allá de donde el sol no alcanza, y el poder de la Tierra puede ser desatado, dominando las aguas sobre si, con el que crear tormentas y alimentar maremotos. Te ofrece cambiar la faz de esta Tierra a tu antojo con esos Dones.

Su morro, del que se desprende el aroma dulce, metálico y picante de la sangre seca, se acerca a mi cuello amable y cargado de blancos dientes. Un aletear conspira con las olas contra el silencio y el sonido de otra voz se presenta diciendo:

- La pregunta, del 'Señor el Favorito', y la debe contestar, es si tomaría su sitio en la Gran Profundidad y seguirá sintiéndola desde allí lo mas lejano.
- Ya ves, Perdido, - me dice - contesta a 'Luna' o acepta tu destino en este lugar.

Les miro directamente a los ojos desde mi postración, y reconozco lo que son y lo que de mi se espera, y no hay en mi queja de ningún tipo, ni encuentro excusas. Con celebración de poder hacerlo contesto. Aunque pueda suponer y suponga la expresión del veredicto sobre mi.

-No. No lo tomare. Por que no la sentiría. Por que no seria mi Madre sino mi Enemiga y soñaría en la vigilia cada instante como usurpar su supremacía.
"No. Antes arráncame el cuello, Lobo y esparce mis tripas. Devora mi alma y borrarla de la creación. Arráncame los ojos cuervo y borra mi nombre de todos los rincones"
"No. Antes no existo, que desciendo de nuevo"

El cuervo llamado Luna se posa sobre los hilos de mis cabellos y clava sus garras con cuidado en mi cabeza.

- Es una respuesta, si - afirma el Lobo - No tiene mas poder ,ni veleidad que el de las palabras. No te llenara. Habla y habla y habla y aun dentro tendrás vacío. Pero a nosotros, esos términos nos llenan. Si es verdad lo que dices. Si es Verdad.

Siento un bienestar creciente poco a poco . Mis fuerzas se recuperan con timidez pero constancia y al final puedo ser capaz de ponerme en pie.
Vuelvo, de rodillas, a dar gracias a los dioses y a entonar para ellos una breve plegaria.
Después me alzo sobre mis piernas, me aliso las vestiduras, me arreglo el cabello y sonrío a los que me acompañan. Les ofrezco la mas humilde de las reverencias y con humildad les pregunto sin mirar en ningún instante atrás.

- ¿Donde estoy?¿A donde me han llevado mis cuitas?¿Como puedo continuar?

El Lobo sonríe, y rasca con su inmensa zarpa la arena y con su impresionante cabezota la selva.

- Estas son las arenas de Aeaea, patria y feudo de nuestra Señora la Formidable; la del linaje del Sol y del Océano hija, la de las grandes trenzas y la dueña del Telar; Señora de la magia, de las pócimas y de las curaciones. Ante ella podrás ir si es tu deseo, por que Ella y solo Ella puede contestar tus interrogantes.
"Toma el camino a nuestra espalda, y sigue la senda de las Caudata: salamandras, tritones y dragones, y atraviesa su llama si puedes. Encontraras el claro que protegen mis hermanos y en su centro nuestra Casa y a la Gran Dama la cual te estará esperando."
"Disculpa que nosotros no te guiemos, pero nuestra labor es proteger esta costa y con Completa pasión la cumplimos"
- Gracias Lobo hermoso y gracias atento Cuervo, que la Madre en su gracia os cuide en vuestro tiempo junto a Ella, hasta que llegue el instante en que con Ella descanseis.
- Asi sera, y juramos que para ti desearíamos lo mismo.
Se apartan de mi senda cada uno apartándose a un lado, y con convicción y descanso me alejo de la llamada de las rompientes entrando en la apacible selva. Es solo un espejismo su color tranquilo.

El trayecto por la jungla lo iluminan los brillos de cientos de curiosas criaturas que arden sin que el fuego las consuma. Hay pequeños tritones que culebrean de rama en rama. Hay salamandras como puños que se agarran a los troncos o que a la tierra saltan para mirar mi trasiego. Los fieros dragones observan tras las brozas que ocultan sus cuerpos y algunos susurran.

- Tu carne apesta.
- Tus manos maldicen.
- Tu vida se arrastra. Como los gusanos.
- Pero portas el Fuego.
- Por eso y solo eso te protegeremos.
- Pierdelo...
- ¡Pierdelo!
- Pierdelo y no quedaran de ti los restos.

Lo que eran ramas son solidas lenguas ígneas, lo que follaje llamas incandescentes que fluctuan, lo que ojos un lugar de condenación eterna.
Un lugar pequeño y estrecho. Un recinto pétreo de obsidiana que cabe en una mano. Donde tus gritos se multiplican y multiplican con el eco y te obligan a volver a gritar y no parar. Donde Él me espera.

El fulgor me expulsa tambaleante hasta otro claro por el que no hay camino de regreso.

Lobos y leones retozan junto a cabritos, conejos, y gacelas por los alrededores, con el rostro sereno e indolente del que ha encontrado la paz de espíritu.
Estos seres se siente a gusto consigo mismos y con su verdadera forma y el hecho es que, por esta razón son mas perturbadores.
Sin embargo no me acechan ni me hostigan. Me dejan aproximarme y contemplarlos. Son una colección incontable de seres la aqui reunida: mamíferos, aves, reptiles e insectos, pero por alguna razón, que creo importante, no hay serpientes.
Son los gansos los que me anuncian con su algarabía al alcanzar yo la amplia escalinata.

La construcción que ante mi se alza, me trae recuerdos de mi tierra natal, como si yo misma hubiera elegido sus lineas y escogido sus moldes. Me imbuye la sensación del sobrecogimiento que me traería el volver a mi propia estancia.
Pero es, en los nimios detalles que yo no sabría como alcanzar, en los que reconozco a Ella.

Cada ladrillo, cada mármol, es hermoso colmado por la pasión de Ella. Por que se reconoce que esta es una morada cuya patrona ha levantado piedra a piedra con paciencia, determinación y perseverancia. Cada visión me imbuye de su mudo lenguaje poético imprintado sobre los materiales y sobre las formas, con unas expresiones completamente alejadas de la sumisión a un dominio, si no elevadas con el ademán del amante.
Son rasgos en la construcción y la arquitectura que al contemplarlos renacen en mi propio rostro recuperados desde el recuerdo. Evoco sentimientos dormidos en la amnesia del Océano, facultades del espíritu y la emoción barridas por la marea que regresan al abrirse de nuevo sus caminos secados bajo este Sol.

Mi pecho se hincha y deshincha pletórico de euforia.

Es una sensación indescriptible la que te trae de vuelta a tu Amor.
Es de lo que estallo cuando Ella aparece enmarcada en su circulo de Majestad.

Camina descalza bajo el frontispicio de su hogar, enfundada en un vestido de la mas exquisita y negra seda, y portando los símbolos de su imperio sobre la magia: su dorada Corona de espino sobre la frente, su Báculo tallado de visiones en la diestra y la Brizna de la madre de todas las hierbas en la izquierda.
El sol de la siesta arranca purpúreos destellos de las curvas de su ropa. Resalta las lineas primordiales de los grabados sobre su piel, compuestos con mano diestra antiguamente, con pintura y maquillaje.

Me sonríe desde la distancia y consigue que esta, ya no exista. La curva de sus labios rebosa carnosidad acogedora y me sugiere que no voy a encontrar mejor puerto para mis besos.
Pero sé que no es el ósculo lo que primero anhelo, por que lo que me impulsa al contacto es el ansia y lo mas perfecto sobrepasa el roce y el tacto.
Es en sus ojos oscuros donde acudo y atraco, para desbordar mi amor sobre ellos e iluminarlos.
La amo con todo mi ser y empujo, este mi amor, fuera de mi para que Ella lo reciba todo, se regocije y se encumbre.

Por que Ella es mi Hombre, mi Adoración, mi Visión en la noche y en la soledad. Me posee con la palabra sin necesidad siquiera de roce y me hace desear devolverle empeños de éxtasis, felicidad y deleite.

Puede contestar a todas mis preguntas, incluso la de que busco, por que es la primera respuesta.
La única y verdadera. Por que por ella no hay acción o sacrificio que no haría.

Me postro a sus pies en el borde de la ascensión quebrada, mientras la veo removiendose en su tenue manto descender el primer peldaño.

Las losas la acunan con la intensidad del deseo de sostenerla, en vez de recoger su peso con frialdad, sentimiento que Ella respalda con la ternura con la que acaricia con sus pies descalzos cada trama del mármol.

Su elegancia y su porte son los que conducen a las esferas y hacen a los flamígeros orbes del firmamento, descender hasta su presencia para complacerla, y que cautivan a los mortales con solo las lineas del traje que respira su talle voluptuoso y redondeado, que deja a la vista que oculta sugerentes secretos bajo sus pliegues, secretos con los que sueño.

Mi boca pronuncia su nombre, de seis lentas letras, el orden completo revelado no de sus atributos divinos si no de momentos mas terrenos; de encuentros vespertinos en un cuarto, de fragilidad e inconstancia en mi pecho a través de cada uno los días que he contado desde aquel primero,y de la noche en la que mas la he decepcionado.

Cada descenso hacia mi es un hilo que se corta de la malla con la que los que pueden quererse nos separamos. Cada aproximación embarga mas mis ojos con las lágrimas, deformando a un nuevo aspecto lo que veo, a través del llanto prendado. Con agua amarga desnudo su aura de inmortalidad y me encuentro con la mujer que hay debajo.
Veo sus adorables ojeras, y ese ángel que lleva tatuado que se transparenta. Consigo recibir su olor meloso y ácido, un aroma que me trae felicidad. Contemplo que ella sonríe pero también que la sombra que yo proyecto sobre ella oscurece el alborozo. Mi espectro que niega la luz es una serpiente que se enrosca sobre su piel, sus curvas, su vida.
La sierpe contempla la escena con expectantes ojos turbios y el ávido deseo de entrar en ella y devorarla por completo. La alimaña me incita.

"Vamos tócala. Bésala. Hazla tuya."

Si ella me toca. Si yo la rozo. Si nuestros seres llegan a conectar y se funden en uno solo, ella muere y sucumbe a la eterna condena.
Desaparece en el vientre del monstruo que he traído y que se presenta bajo este atávico sol de la tarde.

En el ultimo escalón, antes de que llegue a mi mismo suelo, le chillo y me aparto.

- ¡No, no, no.!
Ella parpadea mirándome con pureza y reflexión.
- ¿Me rechazas, entonces?
Desgarro mi gemido con la desazón.
- No, Amor mio, ya no alcanzo siquiera a ser capaz de eso. Ya no puedo extinguirlo. No puedo dejar de amaros...
"Pero vos a mi si."
"Tu puedes odiarme. Tu puedes cubrirme con tu indiferencia. Tu puedes no quererme."

No deja de mirarme, mezclada su introspección entre la ternura y la indulgencia. No rehuye mis ojos. Me lee. Me empieza a contar lo que descifra.

-No mi pequeña extraviada y confusa Propylaia, confundes mi poder y mi alcance. Una vez alzado el Amor ni ante mis alas de halcón de pharmakeia se desvanece.
"No esta en mi el haber, el disolver el año que en mi lecho compartirás, ni borrar las caricias que allí nos dispensaremos."
"No controlo la tormenta que sobre mi se precipitara desde el corazón del monstruo y que arrojara lluvia de muerte sobre mi ser y condenación entre los hombres a mi nombre."
"En esa circunstancia, ha sido y sera siempre, tu mano la competente."

Continua alzando el brazo, apuntando con el extremo de su vara mi pecho.

- No te odiare.
- No te arropare con indiferencia.
- No te dejare de querer.

El movimiento de su mano recorre mi contorno desde la mejilla hasta el muslo sin llegar a tocarme excepto por su calor.

- Dejar de amar ya no es la solución, si no justo esta al otro extremo, en el deseo de compartir todo sin condición. Retoma tu estado misericordioso y date toda tu misma con suma generosidad y suprema compasión.

Su mano se mueve y yo la esquivo para que no me alcance y dibujamos un pausado baile armonioso que nos deja al final con las espaldas enfrentadas. Mi blanco contra su negro sin llegar en un punto a la mezcla.
La selva que contemplo no es la que me trajo hasta aquí. Rebosa de otro verde y en su linde se yerguen los pilares blanqueados que sostienen una puerta, herrumbrosa pero no podrida.

-¿Dejarte atrás? ¿Perderlo todo? ¿Esa es la respuesta?

-
Apiadate de mi, Mujer. Apiadate de nosotros. Apiadate de ti misma.

- Pero yo te amo, y mi contacto te mata. Mi deseo te exige, pero mi
pasión sin fronteras de verte sana, salva y feliz me aleja. Mi egoísmo me ha traído hasta ti decidida, pero es mi estima la que jura que no te volverá a mirar, y que no aceptara la lujuria de saborear tus roces.
"No te puedo dar la espalda. Pero estas detrás donde no puedo verte."
"Te amo en el aislamiento y la ceguera de los sentimientos. "
"Te amo. Eso me basta."
"¿Me basta?"

- Sabes lo
difícil de decidir entre un momento intenso e efímero de ardientes pasiones o entre la eterno y distante tibieza del amor y la misericordia.

-
Así es la vida rápida y la vida larga.

- Asi se elige entre
la estéril auto-satisfacción y del doloroso nacer de los frutos.

Suspiro y miro mis manos. Solo sostengo el aire. Me parece grandioso. Es una promesa de mas.
Me sujeto el vientre. Me abrazo el pecho. Me recuerdo lo fundamental.

- Vine buscando. Me siento como si siempre hubiera estado buscando. ¿Tu sabes lo que es?

- Lo que yo veo tu lo ves. Si lo que dices es cierto, si lo que gritas en silencio es verdadero. Si la
única y completa verdad se guarda en tu cuerpo, baña tu espíritu, planta raíces profundas e inamovibles en tu alma, abrirás ese portal a tu frente.
"Como ha sido tu actuar siempre. Cambio a cambio. Puerta a puerta. Lo que buscas siempre he estado detrás de una de ellas.

Miro la cancela. Su cerrojo parece simple un desde aquí. Debo abrir esa puerta pero también cerrarla. Si la cruzo no podre volver.
He andado un par de pasos hacia ella pero me he detenido dudosa. La miro. Es tan fácil y difícil en extremo. Romper los anhelos y deseos para quizás algún día poder juntarlos en algo nuevo.
¿Por que no dejarlo?¿Por que no tomar ese año?¿Por que no olvidar lo que hay al otro lado?
Vuelvo a llorar pero no es felicidad. Es piedad.
La amo. Me basta.

- Apiadarme de mi. Apiadarme de ti. Apiadarme de todos.

- ¡Ay! No es tu destino el morar en los acogedores abrazos de
Aeaea, mi amiga. Tu emprendes una vez tras otra el viaje hacia el origen. Y el fruto.
"Respira tu esencia dentro de tus ropajes, Enodia. Marcha y, con el retorcimiento del endriago Caribdis y con de tu vientre no hija, tu enemiga Escila, ten suerte."

Una de mis lágrimas desborda mi mejilla y cae al suelo con lenta ceremonia.
En su vuelo me da tiempo a dar gracias a los Poderosos y pedir su Iluminación y sus favores.
Lo hago de todo corazón.
Sobretodo cuando lo pido por Ella que queda por siempre a mi espalda. Y por Él, del que al avanzar ya recuerdo su nombre, y que al otro lado y lejos me espera.

Abro y cruzo.
Me lanzo en la Misericordia.
Me introduzco en mi misma.
Cruzo y cierro.

Hola Marión. Voy a ser brutalmente sincera por lo que si lo deseas ahora tienes la oportunidad de no continuar y apagar esta grabadora...

Hola Marión,
Tu me enseñaste que soy una egoísta y, aunque todos hayans visto que me esfuerzo por no serlo, lo sigo siendo. Es tan diferente la proeza hecha con esfuerzo de la sincera generosidad expuesta con absoluta espontaneidad...
Creo que sé donde estoy.
Creo que te Amo mas que te quiero pero el riesgo es muy elevado pues estas tu, Marión la persona, en juego.
No te mereces cualquier mal que yo te pueda llevar hasta ti.
Mereces pequeñas patadas cuando te desmadras, o que nos tiremos de los pelos algunas veces con tus salidas.
Mereces que te besen, y que folles bien y a gusto y mucho y que sonrías, y que hagas lo que sale tan bien, que es lo que te da la gana.
Mereces cada gramo de vida como la decidas vivir, sin que yo, ni nadie te la joda.
No deberías tener miedo.
No deberías sufrir.
No se tendría que permitir que te lastimaran.
Te amo y por eso ni lo sentirás. No te encontrase miradas, ni roces ni palabras. Lo olvidaras.
Y ahí quedara.
Aun a expensas de mi felicidad, que de que vale si jode la tuya.

Por que brillas
En este mundo lleno de fealdad.
Por que importas
Cuando todo carece de sentido.

Y tu me has velado de nuevo.
Tu me has comprado esa silla para darme paseos por los jardines.
Tu me has bajado al salón para que aun dormida compartiera.
Tu me has hecho participe de tus bromas, aun a mi costa.
Tu te has quedado conmigo.
Tu y Xavier y los demás me habéis mantenido viva.

A todos os lo agradezco en voz, y en obra.

Un vez rezo por todos.
Una segunda rezo por ti y mis hijos.

La tercera. La tercera pide un milagro.

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