8/2/09

Los Sueños Amables (vii): Lo Oscuro y lo Iluminado

Ni dolor ni placer.
Ni hambre ni hastío.
Ni alegría ni miedo.
Me soflama la naturaleza y el humor apropiados al dueño de esta esencia.
Apenas si es un sueño por que no ceja de acoger realidad a raudales.
Vivo el Fuego que respiro.
Me consume el Fuego que me alimenta.
Visto el Fuego que me quema.
Todo tejido, órgano, fluido o aliento esta inflamado.
De persona, mujer, y mago me olvido desde los vestigios hasta lo primario.
La raíz del inicio constituye Llama.
Y aquí donde no hay lugar, donde no transcurre latido, lo concebido es completo y lo único nacido.
Es Fuego.
En su contorno, alma y fondo.
En lo oscuro y en lo iluminado.
El fuego tiene luz y el fuego posee tiniebla.
Puentea la transición de la existencia desde la ceguera de la No visión hasta la ablepsia del Resplandor Absoluto.
El Ardiente refleja su posición en el universo; gigante en el firmamento de la mañana, extenso en el cielo de la noche.
Diluye la nada que eres en todos sus aspectos: purificación, castigo, unción, rectificación, abono, consumación, transmutación, frontera, renovación, destrucción, autoridad, pasión, y energía, y los acoge en el abrazo de su vigor masculino, amando sin la dilación de trabas o resquicios del ego en su esencia que solo es lo que Es.
Y sin cambio, de tiempo ni de movimiento de traslación, ahora es luz lo que hay a mi alrededor y no negrura.
No hay alteración en el sueño ni cambio en el fondo.
Lo único que han cambiado son mis ojos.
Desde el Alma, el Fuego los ha desvelado.
Hace imbuirme en su Pneuma reintegrando lo que se había desleído.
Todo lo que sueño, pasado, presente, futuro, ocurre a la luz del día.
El Mensajero me trae en su Voz la pregunta de los Dioses y me exige que les retorne sobre Él mi respuesta.
Salgo del Sol que me consume y me siento junto a las raíces del Árbol.
No he sido expulsada si no que vengo al Mundo.
No me he separado del Ardor. Aun resido dentro.
Pero de piel de nuevo me visto.
Ha crecido de los brotes de sus llamas.
Sobre la planta de mis pies me mezo. Hay raíz bajo mis plantas.
Los Ojos mantengo bien abiertos de Nuevo.
Para contemplar la claridad encima y las sombras debajo.
El Árbol iluminado en llamas y la Oscuridad recortada en su halo.
El Fuego tiene las dos caras. La que se baña en su luz y calor y esta fuera y la que desde dentro añora la completa y fría oscuridad.
También tiene un Principio.
Las llamas del Árbol se atenúan. Pero no mueren.
Se las puede matar. Pero esa es mi prerrogativa.
Como Sostenedora del Fuego.
Como Combustible del Fuego.
Como Respiradora del Fuego.
Es el Fuego ahora mi corazón.
Un centro del alma prestado.
Mi mayor pecado sera no mantenerlo.
El Fuego de Eriltes.
El Fuego de Asier.
El Fuego Nuevo.
En el que un corazón fue sacrificado.
Y que siga brillando.
Es lo que es imprescindible.
Para encontrar a mis hijos.
Para que iluminen.
Para Annette.
Para Asier.

Asier.

En casa, (entonces ya teníamos casa), en el día de la Natividad del Padre y del Sol, mis amigos, todos los reunidos que pudieron venir, celebraron el alumbramiento de un nuevo hogar.
Hubo banquete y risas. Hubo niños jugando despreocupados y alegres. Hubo bromas y chanzas. Incluso me han dicho que hubo amor y sexo. Todos los pasos para que el lugar siguiera siendo consagrado.
Pero antes algunos pocos, aquellos pocos que habían decidido vivir de continuo en este hogar, encendieron en la chimenea un fuego e hincando un regalo traído de lo mas lejos y mas abajo bendijeron este lugar.
Santificaron a nuestro Lar con una imagen protectora y sacrificios en la hoguera y hasta esta pequeña bruja durmiente noto su bienestar en su sueño.
Charo, Marion, Anibal, Xavier, y Herr. Y también yo.
Hemos fundado en este día señalado un nuevo hogar.
El Lar y la Casa no tiene nombre pero yo propondría para el lugar la Casa Iluminada y para nuestro guardián el cariñoso apelativo de Salvadora simplemente. Soteira si como a mi os gusta mas como suena en griego.
Apropiadamente nació en el día que es el Día.

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