2/9/07

Mirarse en el Reflejo (II) La Flor de Yue.

Hombres peces y Magos con torres brillantes.
Cuervos gallardos y disciplinados.
Músicas con forma de lobo y mujer y nombres poéticos.
Honor y talento como una promesa a la vida junto a fantasmas violentos pero respetuosos.
Un dragón que colecciona fotografías y Un guerrero cuervo que empuña como arma el amor.

Parece mentira que entre tantos portentos, en esta ciudad tan inconmensurable, lo primero que me ha conmovido ha sido una flor de las manos de una chica.

Es un sencillo pétalo tímidamente rojizo, abierto como unos labios tiernos que se enroscan en toda su fragilidad.

Sus manos me la han dado y esa flor me ha hecho saber que no estaba soñando. Ella me ha hecho recordar al regalármela, después mirarme y verme, que corazón humano, habita en toda esta ciudad.

La flor de Yue, aun entre risas y vergüenzas y desconcierto, me ha entregado una caricia del amor que brilla detrás de los ojos de toda esta gente que cuida algo mas que su cuidad.
No sé su verdadero significados pero conozco todos los otros.

Me he conjurado para no perderla.
Me he prometido no dejar que muera por toda la eternidad.
Sera para mi un sello y una señal para cuando rece, necesite sentirme amada o solo sonreír.

Con ella, cada vez que la huelo, Yue me da un beso de pasión, que susurra que ha conocido a quien sirve, y que a mi me recuerda a quien sirvo yo.

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