9/9/07

Mirarse en el Reflejo (III)

Shanghai es París como en un reflejo. O París es Shanghai reflejada.
No es que quiera ponerme trascendente, ni divagar, ni entonar mi corazón de poetisa barata.
Mi deseo hoy, ahora, es ver que somos. Me interrogo sobre nosotros, mi mundo.

Shanghai
es el espejo en donde me miro y por eso pueda que resulte raro que hable mas de París cuando la maravilla que debería describir es otra.

Por que la misma mirada desde el sentido opuesto recibe a la misma gente. Ambas ciudades se miran en la otra.

Desde un coche se puede disfrutar de su atmósfera, aunque sea de forma acelerada, pero con la visión desde la terraza de Eugenee, donde los barrios y las torres se nos muestran, no hay temor a duda.

Mis fotografías habrán salido movidas pero se que he captado lo que quería. Luz, color, movimiento, y gente ejecutando acciones que en un principio resultan diferentes pero que al final no son tan distintas. Era mi ojo el que deseaba que viera no el de la cámara.

Lo que amo en París esta también en Shanghai. Es tan simple como que es Vida.

Lo que se muestra a la vista, pero con la particularidad de los ángulos cambiados, es un lugar que es el mismo al que te has acostumbrado a vivir.
No es mas magia que la magia de las cosas que son verdad.
Los viajeros la conocen cada vez que salen de casa. Por eso son mejores cuando vuelven.

Pero eso no mata las diferencias. Las alude. Con un reflejo en donde mirarse puedes profundizar y ver como es lo tuyo.

Shanghai y París se parecen en el corazón, pero respiran sus diferencias.

París conquista sus portentos por el efecto de la pasión y de campos abiertos a las infinitas posibilidades, en un mundo que la rodea, mas gris y acuciante que ella.
Shanghai logra su afirmación a través del crecimiento ordenado que fluye a través de los años, en medio de una vastedad de maravillas y pesadillas.
Pero ninguno es absoluto, si no flexibles. Si no lo fueran en el vasto regazo que es nuestra Madre no podrían componer una mayor armonía.
Si fuéramos exclusivos no habría posibilidad de conciliación. Ni comunión.
Ni Música que crece. Nuestro Árbol estaría enfermo, por que lo estaría el tronco.

Somos uno y muchos. No hay mas misterio.

Kenji
y Yue son Yun y Orlando.
El General y Tambor son Fungus y Soren.
El maestro del Yin, Luo Pang y el Maestro del Yang son Pola, Amaranta, Jeriko,... tantos.
No hay mas que reflejo en donde mirar. Pero el reflejo soy también yo.

Shanghai
es el libro de mi próxima lección y el ahora la brillante y tenebrosa pagina que debo leer. Como soy quien soy y vengo de donde vengo, la incertidumbre es mi fuerza para el mañana. Pero como buenos tejedores Pola y yo estamos conmoviéndonos en otras posibilidades.
Que nuestros hilos estén mas sueltos no impide que canten en la armonía.
Armonía mística. Armonía espiritual. Armonía social. Armonía personal.
Armonía
que dice...
Somos uno y muchos.

Es la respuesta que he visto en el espejo. En mi.
La pregunta era muy simple.
"¿Que no puedo ver?"

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