30/9/07

Mirarse en el Reflejo (VI). Trocitos de Cielo y Trocitos de Infierno

El Betilo es un trocito del Cielo que Einar se trajo en su mano.
Eugene es un trocito del Infierno que camina y respira.
No se que es lo que un trozo de cada uno de esos lugares pueden hacer juntos.
No quiero pensar en ello.
Pero Eugene piensa, y piensa y planea.
Cuando la luz del Hogar de Dios dejo de compartir nuestro hogar de mi mano, Eugene había trazado un camino hacia el corazón de lo que quería alcanzar.
Onire se ha visto desprotegida de esa manta que había arropado su niñez.
Y al otro lado estaba oyendo.
Eugene había comenzado a caminar hacia ella.
Le estaba Oyendo a Él.

Mi radiante Pola ha visto el alma de la armonía, el armazón que acompaña a las cambiantes melodías que yo no paro de escuchar. Creímos tener la medicina para aliviar el mal sobre nuestra amiga.
Armada sobre una base nueva y menos quebradiza quizás Onire tendría un mejor apoyo para madurar, uno mejor. Su propio trocito de Cielo imposible de arrancar.
Pero el olor de la futura derrota le debió llegar de alguna forma a Eugene.
Lo que tenia que ser una celebración calmada y soberbia, se convirtió en un choque desesperado y brutal.

En la caída de la noche Eugene llamo a la puerta del el espíritu de Onire, su verdadero ser y alma y le tendió una mano. Le dijo ven.
Y ella dudo.
Vi a Pola comenzar a Enhebrar de nuevo. Le acompañe hasta donde alcanzaban mis dedos. Le vi no llegar y flaquear. Le sentí arrancar trocitos de si para lograr su empeño. Sufrí tanto como él cada uno de esos pequeños Infiernos.
Pola le dio a Onire fuerzas a base de rasgar y ofrecer pedazos enteros de la divinidad que se nos otorgo en nuestra concepción y que nuestra Madre y nuestro Padre a veces saben aceptar.
Con dolor. El mas inconcebible dolor. Con el verdadero dolor del Alma.
No podréis nunca, Nunca, imaginar como me estremecí desesperada por no tener el brazo mas largo y llegar donde él. Como tener que aguantar.
He sufrido desde entonces el no haber podido aliviar toda esa penalidad.

Pero entonces vi.
Vi que entonces Onire levanto la otra mano.
Vi su Labrys brillar bajo la luz nocturna.
No lo vi como un arma.
Pero estaba allí.
Vi como le tocaba.
Vi como destrozado y confuso un Eugene sin ningún rasguño desaparecía.
Pero no solo.
Pola iba con él.

Mi trocito de Cielo se desgrano en trocito de Infierno cuando al abrir los ojos vi a Frantisek caer.
Lo veo una vez y otra vez caer.
No lo puedo dejar de ver caer.

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