6/8/12

Una Travesia en Barco

Repentinamente se me aclara la mente y me sacude con la angustia de una cruda revelación.
Cada temblor que no se apaga insiste en la repeticion de una pregunta concreta.
Es como una tonada de acompañamiento a la condenación fija entre la garganta y el reverso de los ojos orquestada por el ruido creciente del latir interior y de la falta de aire.
El terror no se repliega si no lo que se enfoca es el raciocinio y este, avasallado por la confusión, se filtra cautamente a otro ritmo, mas lento y mas seguro.

Deja libre al miedo.

Un miedo afilado sobre la doble dirección esquiva de lo que no puedo intuir mas que como fulgurantes destellos en el rabillo de los ojos de mi ser y que se comunica por una vía muy oscura .
Un pánico indefinido que medra dentro de mi  por la conexión con el otro lugar cuya ausencia es peso en las entrañas. Que esta creciendo y creciendo. Que no se muestra nada mas que como miedo sobre miedo.

Martilleante resulta la incomprensión de lo que ha pasado pues, lo que era una travesía en barco sin ninguna complicación resulta que no lo es y el quiebro lo crea el no saber racionalmente por que.

En medio hay una rotura incrustada de los hechos de tal manera que se hace extenuante por su forma de no ser factible. Si hay prueba de esta quebrada esta en nosotros entre un punto entre toda la verdad y la vaguedad del saber dicha verdad. El que no se te permite definirla mas que por la certera realidad de la falta completa de algo.

En las huellas de la estela que el yate traza sobre el lago de Annecy falla una y lo peor es que no hay forma veraz de convencerse de ello.

Tengo un miedo atroz escarbando por mis venas. Aun hoy se expresa patentemente.
Pero no encuentro ningún gancho al que asirlo que le de sustento que no se diga una y otra vez que es una locura.
Para nuestra memoria partíamos hacia menos de media hora de la ribera opuesta a la ciudad y ahora flotábamos a la marcha mas lenta camino de los embarcaderos de su pequeño puerto.
Sin un ápice de diferencia de lo que se tenia acordado. En medio, en el transcurso monótono de ese tiempo, un pináculo incomprensible de terror se despliego en un instante mínimo que no encaja y pelea por difuminarse en los pliegues de las capas de las frases mentales que te insisten en que eso no ha sido así, no seas absurda, no pudo ser.

Lo elevado de su pico lo congela por encima del manto de agua que anega la memoria con la sensacion de que algo ha ido mal. Que alguien falta.
Es un nudo en todo el interior, nace en el estomago y afloja el vientre y se lleva el aliento y disturba los pensamientos.
Es la asfixia del alma o el ser o los dos al tiempo.

Ludmilla lo mira penetrantemente con ese cambio duro en sus ojos que no desaparecerá al observarme y que en estos días mas tarde se ensombrecerá con las palabras que el amor y el terror pueden pergeñar en su extraña copula. Palabras que puede dirigir a mi culpa y silencios que sembrar, como cargas que se dirigen a dañar hacia la profundidad de los compañeros y amigos.
Todo pesa como un lastre al que no quisieras llegar a acostumbrarte pero del que si te liberaras forzadamente seria mucho mayor el mal. O continua la pelea o la sentencia sera firme y se rubricara.
Lucha que merma,o peor, cambia mis fuerzas. Agota. Apagar la Ira, retirar el Miedo, descubrir la Soberbia. o dignificar la Lujuria. Agota fracasar.

Cada vez estas mas lejos de los pensamientos sabios. La hartazon te susurra el camino rápido.
Continúo navegando esa travesía informe e insustancial a la que encomendarse conjurada día y noche a un equilibrio que no llega a completarse, en el que mantener la razón a flote se opone a lanzarme a masacrar con el cuchillo las paredes o empeorando mas la situación no hacer nada.
Actuar como si no pasara absolutamente nada.

Bregar con este imposible dolor sin perder la noción de que pertenece a Otro tanto o mas que a ti y que no mandes al olvido y te deshagas de ese sentimiento.
¿Que es esta enajenacion? No lo sabes. Lo unico que te da es que siempre estara ahi y que no debes dehacerte de ella.

Asi, entonces, bocanada a bocanada respiras como metida en gruesa agua.
Ciega, Confusa, Aterrada por que lo como lo que se queda en la punta de la lengua algo resta al borde de tu espíritu y de tu alma.
Alguien sufre. Alguien siente el mayor terror..
Solo. Fuera del abrazo confortador del mundo.

Si mi ser describe el horror, Él lo habita.
Alguien mas que tomo este desdichado barco pero no llego a destino jamas.

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