21/8/10

Hierro - Bronce - Plata - Oro. Heroes.

Hay Fuego.
Una hoguera en la oscuridad.
No esta físicamente delante pero si es real y presente en este campo intenso de la imaginación.
Es el habitante de la Sagrada Naturaleza de los hombres.
A su alrededor nos sentamos para contemplarnos en su solaz.
Para contar historias en la penumbra eterna.
Hasta que lleguemos a la luz.

Su ser se cuela por las grietas de las eras y los años.
Entre los resquicios de lo que configura la rutina de la vida.
Parte, la magia de los misterios y parte su propia y revitalizante magia.
Cada historia que de nuestras bocas acontece, a su lumbre para otros se convierte en historia de los héroes.

Tendemos a ver que la crueldad y la maldad eclipsan la fuerza de los heroísmos.
Es la lucha sin descanso de la vida entre lo que es solo Ruido y lo que es Furia.
Ese Fervor de los hechos de los hombres que en la negritud nos calienta.

Es mi turno de disipar el ruido y de alimentar las llamas.
Con una historia de aquí, de Albora.
De Albora con el enemigo aun acampado ante sus tozudas puertas y muros después de cincuenta años de asedio.
Narración de sangre derramada, vidas sacrificadas y almas puestas en juego hasta el limite de la locura.
Tomara esta historia el Fuego.
Sera tomada por el Fuego.
Perdurara. Eso es lo eterno.

Empieza.
Empieza como todo en un sitio y un tiempo y la elección de este inicio pende de la visión que recibimos pasados los cerrados umbrales. La que nos alejo de la calma hacia la necesidad.
En el acantilado inmaculado mancha la cadena infernal que al llegar contemplamos.
Volver hasta allí y arrancarla es la primera necesidad. Yendo a través del gigantesco bosque que se interpone y sus peligros y yendo con la mayor de las celeridades.
Misión que implica una escolta y unos singulares miembros que la forman.

Me tengo que tragar demasiadas emociones y creo que no soy la única al ver a una docena de niños alegres, flanqueandonos decididos, con sus caras infantiles.
Tocan sus carracas, trompetillas, matracas, tamboriles y flautines acompasados con sus bailes de inocencia y risas derramadas entre los oscuros parapetos de la enmarañada espesura.
Atemperan con su presencia los peligros que la floresta conjura.

Otras mujeres y hombres nos acompañan: Similce la prima de Ariel con sus dulces y fieros rasgos de Sidhe y los cuatro exploradores que nos encontraron hace menos de un día con Gartoris Filo Pálido, unos de los mejores luchadores del reino, como su circunstancial capitán para los que seguirnos es una honra.
Orgulloso y confiado, Bagarok aquel dueño de una de las piedras condenadas que nos recibió completa la avanzada de aquellos, nosotros, que creemos que podremos romper la cadena.

Contra mi pensar y los vuelos siniestros de mi imaginación cabalgamos hasta la costa sin ningún contratiempo aunque no sin congojas. En estos instantes desconfías de que cualquiera de las cosas que piensas sea correcta y sabes que lo que sientes es terrible.

Pero este es un bosque oscuro, por que acechan entes y criaturas negras que ni siquiera los arboles en su paciencia soportan, y la perspectiva de los niños entreteniendo a la salvaje naturaleza para proteger a mujeres y hombres armados y diestros es... desquiciante.
Cuando el valor dije que se acerca a la locura es con cosas como estas que no se pueden juzgar por que son necesarias tal y como nos insistían sus padres y los sabios del lugar.

Señora Curótrofa que proteges la gracia de los jóvenes te doy gracias por que les condujistes sanos y salvos de vuelta a casa. Y por que su casa persiste.
Si, la Diosa escucha nuestras plegaria con ellos aunque, mas allá, concede a nuestros destinos formas bien diferentes.

El primero en caer es Bagarok.
El mago de la Piedra, su fuerza y el emblema en el pecho y mucho mas que no podíamos sospechar, tenia enervados mis recelos pero se ofreció sinceramente a cumplir con la misma tarea que nosotros.

Con Anibal fue el único que se atrevió a tocar la condenada Cadena.
Su exterminio es igual de horrendo lo intente ver como lo intente.
Su mueca de dolor impera por encima de la autoconfianza, la carga siniestra de sus gestos y el maldito en su ópalo negro.

Se contorsiona ferozmente y bajo su piel el fuego es maligno y la agonía en sus ojos por un segundo no tiene ningún tipo de medida.
Un incendio como un rayo lo fulmina justo al costado de Anibal. Proviene del hierro muerto que al tocarlo le arranca su vida.
Flácido y constreñido, cuerpo es engullido por el océano al caer.
Es otra partida perdida con Eugen sin ni siquiera saberlo.
Las otras siguen en juego con toda su intensidad.

El misterio es el porque la cadena se puso allí pero no ya su dueño.
Cuando Anibal se dispone a golpear los eslabones con la maza sagrada de bronce que ha creado por la linea del horizonte aparece Pola...

Por Favor, te pido a ti bendito Fuego que me escuchas que no te apagues y no tomes de mis palabras el miedo sino que veas el otro rostro indescriptible que se observa si lo observas olvidando que los ojos que lo contemplan. Conserva tibia su Historia.
Él baila en el filo de la navaja de lo loco pero aun baila y lo hace por nosotros y te ruego mi Señora Iluminadora que le des luz aunque sus pies sangren. Sigue iluminando a nuestro Pola. Ofrecele el Calor.

Los demonios que lo flanquean no son asumibles y apenas concebibles. Recuerdan mis pesadillas por el sendero del que proceden. Aquel lugar que no debíamos mencionar pero desgraciadamente olvidar ya no es posible. Molaki.
Pola no esta ya allí. Esta de vuelta. Pola no esta en el Frío. Pola no se separara de ese Invierno.
Una necesidad lo arrimo a beber el Hielo y conocer sus secretos. Otro consagrado obsequio al Amor sin ceguera.
Su valor lo llevo y su valor lo trae de nuevo hasta nosotros para ofrecernos una oportunidad.
Siempre ha sido el dador de oportunidades...
Es ese Mago.

Pero no hoy Hermanito.
Deja esta vez que descansen tus hombros y tu pecho respire.
No ha acabado pero el golpe de la maza esta dado y es el de la Furia y el Fervor de nuestras Palabras.
Pola asume nuestra decisión mientras ante la cadena del lastre Anibal se prepara para arrancarla. Ya se ha ido cuando la mole de hierro con la que el Demonio ato Albora cae, se pierde en el mar y desaparece.
Sabes que esto trae consecuencias que el futuro proveerá pero que no veras hasta que las vivas y que por ello en este momento tampoco las temes.

Pola vuelve a casa. Esta en casa y me doy cuenta que mis únicas palabras para él son tan pocas que me incomoda lo impertérrita que he sido.
Parca en palabras - "Nos vemos Hermano"

¿Quizás estoy aprendiendo y ganando o quizás estoy perdiendo?
No lo se. No se lo que nos pasa.
Pero poco importa el rostro de mi alma.

Importa el hombre que se desvanece en la lontananza. Importa el vuelo de los cuervos solitarios y su atrevido parlamento. Importan sus círculos antiguos y nuevos.
El circulo de su travesía y sus palabras a Ariel.

Sergueton esperaba un ejercito y tras un nuevo umbral lo fuimos a buscar.

Dejando atrás a los valientes.
Haces lo que debes y alguien te guarda las espaldas. Confiando en la promesa de la salvación que vendrá con nuestro regreso cuando en la lejanía, perceptible, ya se fragua el primer fragor de los combates.

Mientras, caminamos por el Cruce de las Doce Vías que nos permite tomar el sendero hasta la Brillante Alzelaz. La alcanzamos para en menos de una hora, maravillosamente, encontrar al aliado perdido, convocar a sus ejércitos, aprender la conjuración que les permitirá el paso expedito a través de las espesuras de la Dama y reencontrar a tan queridos amigos como Amaranta y Soren.
Justo una hora para que zarparan los mas rápidos navíos y para que navegaran entre las nieblas entre los Reinos.

Por la bendita Diosa que solo se necesito una hora para este milagro y para esta desgracia.

Aquellos que se conjuraron en acompañarnos y que esperaron nuestra ida y nuestro regreso descansan su sueño eterno, ensartados en burdas e improvisadas estacas, sobre la linea de arenas blancas. Dispuestos para recibirnos entre vivos regueros carmesí e innumerables y feas manchas y despojos amarillos, verdes y azul oscuro testimonio de que, si se han ido, se fueron con lucha.
Los barcos que en su impulso saltan mas allá de los acantilados los sobrevuelan y sus tripulaciones, incluidos nosotros en ellas, los observan en enfervorecido silencio roto por el sonido de la postrera lucha de inconmensurable Gartoris.
Seiscientos mujeres y hombres que no desfallecen si no que persisten y que inflaman sus ojos dispuestos a que si hoy es el día de Albora al enemigo le salga infinitamente cara en la memoria la victoria.

No llego a acompañarlos en la carga. Mi participación comparte con Amaranta y Charo, apropiadamente, el rito de la venganza y la invocación de las palabras que, amablemente aplacan, con la serena cólera de Furias, a la Dama del Bosque hasta dejar que la avanzada de Alzelaz, al galope, la atraviese.
Allá van mis compañeros y amigos, nuevos y viejos y apenas conocidos, directos a la batalla que frente a las murallas de la ciudad toma parte.
Cabalgando como posesos para alcanzar con providencia el cenit de la lucha. En la suya y en la de todos ellos esta la hazaña que se conserva como recuerdo vivo en el canto de los supervivientes de la persistente Albora.

De los disparos certeros de Ariel y de la siempre audaz y temeraria forma de luchar de Anibal.
De los que defienden y defenderán por siempre los muros y las brechas y que cayeron.
Como el Inmaculado príncipe Karunn, ese hombre tan ruborizantemente bello, apuesto y de labia gentil que solo después conocí, en el relato de aquellos que salvo, como también deslumbrante guerrero, valeroso, desinteresado, compañero y verdadero Príncipe hasta el ultimo suspiro.
O Laukas el simpático y emocionado primo de Ariel espadachín donde los haya. O Blennan, Limet, Jaru, Nasha, Vepooris o tantos otros con los que apenas compartí unas palabras o corteses saludos.
Mi señora Prytania, como Muerte, los ama pero por la razón mas poderosa y directa y los ha llevado a su casa a que se repongan y partan hacia el resto del camino con la plenitud y abundancia de sus bendiciones y agradecimiento.
Por que la Diosa y la Muerte ama a los mortales aunque su cortejo se a veces mucho mas enmadejado.

En la retaguardia, irónicamente allí para estar a salvo, mi caballo Olne, que me habían ofrecido para aligerar mis fatigas, me salva de que otra vez los Otros se me lleven.
Le atiza, a mi orden, un mortal bocado en el pescuezo a mi agresor o a mi par o lo que sea que fuera.

Es el alma en la piedra la que habla en conveniencia con la persona que la porta. No una víctima ni un rehén si no Otro convencido por ellos a estar maldito y que me habla como un igual.
Me dice lo que, por mucho que me de una tras otra intensa nausea existencial, ya sé.
Que soy Gha'agsheblah, la puta Gamjikot, y mi es la destrucción precursora, que solo con el mal se mueve y que el Blanco Rey Gusano A'arab Zaraq encerrado en este lugar como yo es mi Hermano que me reconoce.

Esto es tan cierto como no es cierto o como el misterio del estado de mi persona, expuesta en el trazo de la Diosa, hace que sea posible serlo.

Mi héroe, personal, decidido, y noble no tiene pensamientos de ello y con su acción, brutal y vehemente, nos concede un precioso tiempo con el que abordar el fin con menos desesperación.

Por que otra diferencia nos separa a nosotros, exhaustos pero inquebrantablemente firmes, a un lado y a ellos, malditos, poderosos hasta el infinito e imperiosa y constantemente prisioneros de la muestra de ese poderío, de indefectible crueldad e indiferente maldad, a la espalda de Todo.

¿Tienen ellos un fuego como el que nos calienta?
¿Pueden reunirse alrededor de los compañeros y sobre Él y junto a Él compartirse con cada historia hacia el pasado y hacia el futuro, en este y todo presente?
Para ellos, Ellos mismos son su fuego asilado de toda la creación. La imaginación solo se reduce a lo suyo y la historia que pueden contar es un único y huero monologo de autosatisfacción recurrente y marchita.
Grandes e impresionantes capacidades les ofrecen el cortar con las reglas, por que el que vacía un recipiente casi por completo cree que de cualquier cosa raudamente lo llena pero se olvida del agujero que ha hecho. Se han quedado solo en el estruendo ensordecedor del son del trueno sin chispa y hueco, no mas que un eco en la oscuridad, de la naturaleza de la magia y de la vida.
No son el Rayo. No se lo llevaran consigo mas larga que sean sus existencias.
Por que al Rayo no se le atrapa.

Si lo tocas te fulmina. Si lo contemplas te ciega. Si lo escuchas te deja sordo.
Pero si lo aguardas en tu propia naturaleza y en la misma del mundo seras bendecido con el regalo de su Fuego que bajo cuando no eramos nada de los cielos.
No eres nada si estas a la espalda del árbol.
Solo un contorsionista intentando lo indecible no salirse de su sombra.

Esto tenia en mente cuando conduje a mi ser presto por la senda oscura y velada de la letanía que el mago de la piedra muerta me recordó.
Toque algo negro para que me imbuyera como uno sin que la mente se inmiscuyera llena de dudas y lo deje fluir por el corazón en ese ultimo segundo afirmando que mi cabeza se estira hacia las estrellas y mis pies enraízan bajo las tierras. Y aguarde.
Gedulah esta en mi tanto como Gamjikot y solté a esta ultima.
Solté a toda la precursora destrucción sobre nosotros.
Para que Él viniera.
Para verterla.
Sobre Él.

Ariel estará siempre al otro extremo de la vibración de la cuerda que lanzo la ultima flecha consagrada de la Cazadora hacia el Corazón, como Anibal agarrado al giro de su maza Onomástica y Charo de la invocación del fuego de todo los Santo.
Asentados en el punto que va mas allá del combate abatieron sus armas para vencer a
al Rey Inmundo.
Guiados por diez lustros de asedio a Albora y por diez centurias de separación de Ceinwen/Similce.

Él ambiciono y casi consigue apoderarse del lugar y de su Verdad.

La Torre aunque hendida en su perfecta conexión y liberada de su guardián la Dama aun sigue en pie y vislumbra una ciudad herida pero Viva en su promesa de regreso.
A su ser de regazo acogedor que puedes llamar Hogar y no solo fortaleza.
La mas amplia sonrisa de la victoria la tienen los diez mil hijos de Alzelaz junto a los Alboranos, que barrieron a conciencia al enemigo desde todas las direcciones posibles, ayudados de la sorpresa, la fe y la eterna Furia del valor que golpea una vez y otra vez a este mal.
El mal fue enterrado bajo el escudo y la espada. Bajo la flecha y la lanza.
Bajo el abrazo del Dragón bajo la Tierra y sus dedos de fuego como lenguas de lava.
Bajo Toda Albora Desatada.

Gusano y sus mil cuervos desaparecieron. Sus generales. Sus siervos. Sus monstruos.

La luz se derrama sobre los abrazos de los combatientes. Recoge agradecimientos y los conmovedoras resemblanzas de los que nos adelantaron en el camino mas allá de la muerte.
Nunca son tristes los funerales. Siempre muy sentidos.
Los recordamos a todos de un modo u otro y siempre rodeados de esa sensacion de Gloria que es superior a la de cualquier vanidad o soberbia.

La era de los héroes no tiene fecha, ni una marca limitada en la existencia. No es presente o pasado o del futuro. Es de todo instante.
A ti Fuego Superior pertenece y en tu calor con el nuestro se comparte.
En la imaginación de un momento abierto, de un lugar esperado, de un regreso recuperado, de un estado completo.

Estamos aquí, Pura Llama. Y tu estas aquí.
Nos rodea la oscuridad y no te apagas. Te sostienen todas las gentes y animales y seres en sus heroicas historias cotidianas que dieron y dan mas de lo que pudieran incontables razones explicar que debieran dar.

A tu alrededor cambiamos los rostros pero es el efecto del baile de las llamas. Siempre estamos al resguardo de esos Héroes que no se extinguen ni se extinguirán.
Brillan en cada Casa del Cielo y en el Sol de la mañana y en cada gota de la lluvia del estío reflejando un arco iris y en cada diamante de rocío en la madrugada.
Brillan en la risa del hijo y en la mano en la piel cálida y en el beso después de las alargadas jornadas.
Brillan en lo que se construye y en lo que se enseña y en lo que por doquier una y otra vez se canta.
Brillan en cada uno que, con atención con cada una de las palabras de cada historia de mujeres y hombres valientes luchando contra la oscuridad, se queda.

Y forja en el Fuego en ellas ese otro metal de su Alma.

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