21/3/09

Los Sueños Amables (xi): El Alto Coste

La parcela me invita a entrar a través del hueco de paso entornado en la amplia verja de hierro oscurecido. Es un huequecillo mínimo pero suficiente para mi, como si hubiera estado esperando la medida justa. Me introduzco con cuidado y no camino mas de dos pasos. Me dejo abordar con las ideas que se asientan y que empiezo a sentir con claridad.
Soy Gabrielle y soy maga y madre de dos hijos y mi sueño me ha traído por necesidad de la fortuna y el sentido natural de estar a su lado.

Este lugar es mi Hogar y por esa razón a él he vuelto aunque sea la primera vez en que lo veo.

El atardecer raya casi con su final y las formas y el color se pierden en la oscuridad que nace.
Me deja contemplar los contornos de dos edificaciones, rodeadas aquí y allá de bandadas de arboles y motas de nieve fresca y nada mas. Los gatos corretean de un lado a otro como los dueños de las dos casas: de la que respira sudor y trabajo, como un paño hacendoso, que esta cerca de la entrada y de la otra entronada en el talud ascendente de helada hierba que expande un manto acogedor. Se que se podría vivir en la primera, pero donde debo dirigirme esta rampa arriba, rodeada de los felinos. Allí residimos.

Sin embargo no veo luz en ella ni escucho otros ruidos que no sean el fru-fru de los animales, sus ronroneos y sus maullidos. No parece que haya nadie pero es que no me he fijado bien.

Junto a la acumulación de agua de los deshielos hay alguien agachado que chapotea ritmicamente con el agua y les susurra amable a los bichos mas negros de la manada.
Su rostro se vuelve ante mi llegada confirmando la corazonada instantánea de que me estaba esperando.

La primera impresión es una estampa tranquila sobre la claridad lechosa de una piel tersa en la que, surcan dos goterones negros y gruesos que parecen lagrimas alrededor de una sonrisa. Con las dos manos acuna de nuevo agua para arrojarsela con fruición sobre el rostro mientras con los dedos y la humedad destierra las marcas del alambicado maquillaje que rodea la comisura de sus parpados. La curva de sus labios me paraliza. El jovial examen de sus ojos marrones me hace dar un paso atrás, con todo el esfuerzo, que ahora y llegado hasta aqui, ese simple acto conlleva.

- Perdóname, pero odio sentirme como un payaso de feria. A vosotros os gustaran las parafernalias, pero a mi me gusta ser franca y presentarme limpia.
"Solo es un momento. Un momentito mas.

Es joven, unos ventipocos y me es familiar como lo son los retratos de la casa de Padre en Azpetia.
Se enjuaga en la penumbra con gesto de disfrute de cada toque del agua fría agarrado con la mas indómita vitalidad. Cada instante que pasa se me resuelve con mas detalle y acrecienta sin freno mi pánico.

Los rizos de su cabello son como los míos, quizás un poco mas lisos y apelotonados y con un reflejo rojizo que se arranca sobre su frente y que pueden pertenecer a los últimos brillos de la tarde pero que yo juraría, son unas mechas. Caen sobre sus ojos pero, aun en el crepúsculo, no los oculta y se muestran profundos en su brillo repleto de armonía tibia y oscura.
Me dedica muecas de chiquilla traviesa a través de sus labios de cuento y sus dientes de ratoncillo encantador, de esas que te distraerían por muchos años, de la verdadera naturaleza de la mujer que se alza, por fin, limpia y radiante en la oscuridad frente a mi hogar.

La melodramática en mi ensaya una escena memorable y la cobarde se pregunta si podrá correr de vuelta a su agujero lo suficientemente rápido, pero ninguna de las dos puede vencer la parálisis y remediar que me quede en cuclillas abrazándome con pavor unas piernas que no responden.
Esto nubla su mirada con tristeza.

- Creía que ya no me tenias miedo.
- Yo... yo también. Quizás es tu rostro. No es como te imagine.
- Créeme. Esta es la cara mas adecuada para recibirte - dice con satisfacción manifiesta señalándose como el artista señala su mejor obra. - los arquetipos están bien como imagen masiva para el consumo pero al final resultan del todo impersonales. Pero si eres tan friki como para que te hagan sentir mas cómoda, te costara un poco, pero me traeré los bártulos.
- ¿Cambiara en eso, algo?
- Seguiré siendo yo, no lo dudes Gabrielle, con Guadaña o con Ahnk o si ellos. Pero así es mejor. Ahora Soy lo que es Evidente.
"Siempre he estado contigo y aun así tiemblas.
- No quiero morir. No ahora. ¿Es eso tan terrible?
- Dímelo Tu. - acaba de sentarse en los escalones. Apoya la barbilla sobre las manos y los codos sobre las rodillas. Sonríe tan delicadamente como una vieja conocida que hubiera repetido esta reunión otras muchas veces. - ¿Por que dejaste de fumar? La verdad ¿Que le prometiste al volcán?

Escruto la pregunta en sus ojos. No busca pillarme o encontrar un doble significado. La verdad ya la sabe. Lo que me insinúa es que me responda a mi misma en voz alta.

- Que protegería aquella nueva vida con responsabilidad. Y empezando, no envenenaría mis pulmones con este placer enfermizo y me cuidaría mas...
- ...para vivir mas. Lo sé - Tuerce un poquito el gesto - ¿Entonces, por que no cambiaste cuando te bendijo el Roble? No era cuestión de desmadrase pero tampoco había necesidad de la completa negación. Y la seguiste. Hasta ahora.

Se me aprietan los puños y se me clavan las uñas en las palmas. No necesito esto. No tengo por que confesarme. Mis respuestas son mías y me las he dado, ¿Por que exponerlas al aire donde cualquiera puede oírlas y cualquiera si quiere puede usarlas... usarlas para... para...
- ¿Por que? Por que aun tengo miedo. Me aterra ¿Y si todo es un espejismo? ¿Y si todo se esfuma en un suspiro igual que vino? ¿Como puedo estar segura?
- Y no disfrutas del regalo. No del todo. Aun lo que es divino lo sientes como si pudiera ser moneda falsa.

Se levanta y baja un escalón para estar a mi misma altura.
Se muerde el labio y sacude la cabeza con tanta melancolía que me conmueve su... ¿Sufrimiento?

- Es un sentimiento tan terrible que, aun que quieres, no te deja huecos para dejar entrar otras cosas, malas o buenas. Estas llena del miedo y llenas en tus actos mas allá contagiadote alrededor en la ruina.

Se cruza de brazos y ya no sonríe y es como si fuera patente la inminente muerte del día.

- ¿Por que tuviste a Annette?
- ¿Que tiene eso que ver...? - me solivianto - ¿Que insinúas de ella? ¿No piensas...?

Siento la furia y el miedo siendo uno solo y brotando de mi con inusitada violencia en mis palabras, casi gritos.
-¡¿Que tiene ella que ver con mis miedos?!

Me señala con la misma vehemencia que yo transmitiría a mi reflejo, llena de una furia que rompe los equilibrios de sus adentros.

- ¡Tiene que ver, y mucho tiene que ver!¡Mucho! Si no lo puedes entender no mereces ni una silaba mas. - trata de recobrar la compostura, las fuerzas que se mueven tras sus ojos son tan intensas que se me erizan todos los pelos de la nuca. Pero reduce el tono y solo añade - No mereces lo que se ofrece detras de esta puerta.

Agacho la cabeza pero no sin poder evitar mirarla de reojo.
No es justo, me digo. No ahora. Tan cerca.
¿No he pasado por todo para recoger un fruto y degustarlo? ¿No he sufrido ya bastante? ¿Por que se me castiga tanto? ¿Por que?

Las convulsiones de mi narcisismo vuelcan entibados que parecían seguros y arrasan los esfuerzos que parecían tan completos. Mi yo, es un tornado en el que siempre parece haber fuerzas para destruir lo que le hace la competencia. Pero no pueden tocarla a ella.

Veo a mi niña. Veo sus abiertos ojitos marrones que no paran de comerse el mundo a bocados con apetito curioso sin cansarse nunca. Luceros, tan semejantes a los que ahora me miran, como sutilmente distintos. Lo que me mira, es la dureza petrificada de la roca, en vez del candor inocente que brotaría de la misma fuente. Y de esa diferencia, me conozco responsable.
No es justo, me digo pero esta vez la acusación apunta en el sentido contrario.

Respondo con voz queda con toda la sinceridad que es posible.
-Por que soñé con ella. Se que la hice nacer de mis deseos inconfesables de completacion y autocomplacencia y paradojicamente basados en la espuela de mis miedos.
"Era un anhelo, y no era puro pero... aun no siendo siquiera una posibilidad honesta, me enamore de ella. Brote un rostro y había un alma detrás que no imaginaba. Me enamore. Sin necesidad. Sin razones que lo exigieran. Lejos del miedo.
"Es un ser de luz que me ofreció que me pusiera a su dependencia y al que yo me entrego con el corazón y el alma entera.

-¿ Y Asier? ¿También lo amas? ¿Aun naciendo de la Oscuridad?

- Si. Lo amo - derramo un hilillo de voz - Como no amar a su sonrisa de vida entre tanta muerte. Aun que venga del polo opuesto al que vino su hermana y no me pertenezca, mi hijo nacido de la sorpresa, él no tiene pecado por el que pagar, por su sangre o su alumbramiento. Como Annette recibe mi amor sin misterios ni argumentos que lo requieran. Soy su madre y el mi hijo y en ese par esta todo implícito, y es inseparable.
"Los quiero a ambos. Tanto como para para pedirte de todp corazon a Ti esto:

- Dejame pasar e ir a reunirme con ellos. Estar juntos.

Sus rasgos casi ocultos por las sombras se suavizan un tanto pero aun así, su mirada no arde con la vivacidad de un principio. Tuerce el gesto y cruza los brazos sobre el pecho como la figura de un gigante y, cuando se decide a volver a mirarme, su fijación en mi es desafío de verdad desatada, en completa esencia sin artificios. Busca mis ojos y mi sinceridad abierta en la suya.

- ¿Me amaras igual que los amas a ellos?

Respira hondo y entrecierra con concentración los ojos y aprieta los labios y yo, tiemblo estremecida por su seriedad y su necesidad de la respuesta a tantos niveles que me pierdo.
No es una respuesta condescendiente o a medias tintas. En el futuro que me llama casi puedo saborear que no sueño y que esta es una mirada ampliada de mi existencia, con el tiempo desarticulado pero totalmente presente, donde todo es verdadero en su grado mas cierto.
Aquí contemplo mi fortuna postrera, alzada en la figura de mi mas inmediato hado, armado en la figura de la chiquilla, la mujer y Daimon de los que conozco perfectamente sus nombres y que, me pide que confirme lo que me cuento en mis ratos de habla silenciosa y que no me he atrevido a pronunciar.
Algo que me esta diciendo que es mas, mucho mas de lo que pueda poner en mis sueños, o que puedan levantar mis anhelos o que se supedite a mi voluntad.
Supera lo que puedo creer o imaginar; lo que quiera pedir o exigir; lo que me esfuerze por sentir o afirmar.

Como siempre ha sido antes y sera.

El Hecho Ineludible es una muchacha en el porche de mi casa haciendo preguntas sobre el Hecho Ineludible, con el rostro adusto, familiar y adorable y la mente clara, sincera e intensa.

Aunque no pueda hablar de inmediato y parezca que me tomo mi tiempo para meditar es solo el estrangulamiento de mi garganta conmovida, por que mi corazón nunca ha estado confundido. El sentimiento en mi pecho espera con paciencia a que mis dedos dejen de temblar mientras les susurra a cada una del resto de mis partes con cariño que esto esta bien y que lo que era impensable era negar por completo esta Verdad.

Cuesta una eternidad pero cuando brota de mis labios, lacónica, la respuesta es la que en mi hay.
- Si. Ya lo hago. Te quiero igual.

Ella se estira y aun parece mas alta, mas fuerte. Esta tan guapa y sin embargo no me muevo ni un ápice por que también es tremendamente formidable en la condicion de su espiritu y mision.

Ella sacude negativa la cabeza pero ya hay una curva ligeramente feliz en sus labios. Llora y no se sorprende de que no haya un milagro.
Me ofrece su mano pequeña y blanca para que la coja y ayudarme a entrar. La oscuridad campa a sus anchas ya, contándose ahora el tiempo del ocaso en latidos. Si hay una llama a la que aferrarse es la de sus ojos y no es fría como me temía. Arde con el calor de la esperanza entre las lagrimas.

- Pues deja de temerme. Siente ya de una vez que no soy ningún mal ni ningún bien. Sincerate contigo misma y asume el alto coste de estar viva o bien sabes que nunca superaras el punto en el que ahora estas.
"Vamos, ven. Dame tu mano.

- Pero... yo no... Yo quiero vivir.

- Lo sé. Lo siento tan fuerte como el miedo en tus venas, si ya no es lo mismo.
Ahí esta la cuestión. ¿Que haces, vivir tu o tu inercia? ¿Hay separación entre la Vida y el Miedo?
- Vivo. Es lo que elijo.

- Pues mueres. Eso es también lo que elijes.

- Pero ¿No tendré miedo?

- El miedo esta en la vida, pero es muy distinto a que el miedo sea tu vida.
"Dame la mano y deja que te aupé y te ayude a seguir.

Casi ya no la veo. Cara esta hundida en sabanas negras como un fantasma pero su mano es indeleble como un rayón de tiza en una pizarra.

- Sigue siendo mi toque y ni la luz ni la oscuridad lo borra o lo cambia.

- ¿Y Annette y Asier?
- Dentro. En casa. A salvo. - suena tan dulce, tan enamorada. - Te esperan.

Me sorprende
- ¿Tu? Tu los quieres...

- Como tu. Es tan fácil tenerles cariño y sentirse gozosa con ellos. Te hacen sentir tan... segura...

Se acerca un paso mas. Baja hasta mi nivel. Hay algo de desesperación en ello. Premura no, si no desasosiego.
- Mátalo - casi suplica - Por favor. Mata a ese miedo. Cámbialo. Deja de odiarlo y respétalo.
"Yo. Yo te... Te lo ruego.

Mi boca forma una O de consternación.
Es su interior lo que me esta dando. Su miedo que nace del mio que lo ha torcido todo.

Le cojo la mano. No hay duda como tampoco hay necesidad. Pero la amo. La amo en todos sus gestos, aspecto y naturaleza. Como los amo a ellos. Y ese amor esta lejos del miedo.
Es cierto que su rostro no cambia lo que es. Y lo que es importa. Y lo que importa es lo que acepto, apartando a un lado lo que hasta ahora he estado protegiendo como una fiera.
Para abrazarles a ellos. Por que la amo y necesita mi mano en la suya.

Oigo su voz tranquila en la noche, en la que ya no se ve absolutamente nada que me dice que tenga cuidado con el escalón.

Aunque no sea necesario, parpadeo. Siempre creí que cuando ella te tocaba se llevaba consigo algo y me siento al completo, con mi esencia y mis agujeros. Incluidos los miedos.

Ella me contesta como si me leyera la mente.
- Si vengo, algo me llevo, eso es cierto.- me dice traviesa como si ya pudiera reír - Lo que me llevo hoy, ya se vera. Con el tiempo.

Oigo la puerta que se abre acogedora. Me hace pasar rodeándome tiernamente por la cintura con su brazo y su cuerpo. Disfrutando con el roce.

- Hasta luego. Ahora enciende la luz.

Y eso es lo que hago. Y veo.

Intento ponerme en vuestro lugar e imaginar como os sentirías. Con respecto a los hechos que habéis vivido y a las decisiones tomadas y sufridas y disfrutadas. Creo alcanzar las emociones que sacasteis a la luz cuando salisteis con vida de la Torre o cuando en Gales obtuvisteis algunas respuestas a cambio de mas preguntas. Cuando algunos, como tu Xavier, enfrentasteis a las pistas vuestra naturaleza o las de los enemigos que se estiran desde los tiempos de antaño, como tu Charo, y que todos aunque hallamos un hogar ha sido a cambio de una señal de augurio pagada en amigos y compañeros.
Siento la bruma en vuestros corazones como la sombra que los deja ciegos.
Siento la congoja de la perdida y de la confusión por que también esta en mi.
Pero os pido que la echéis también a un lado.
Que la sustituyáis por el alborozo de aquella noche en que estabais de regreso y él, Asier apareció.
Comulgar otra vez con el sentimiento que sentisteis no por que sea mi hijo sino por el prodigio.
Abrazar de nuevo al chico y a la pasión que su presencia como hizo Anibal, primero con el recuerdo y si no lo azora mucho con los brazos.
Sentir la cancion de la promesa cumplida, y la alegría que os recorrió y escoger el tema que mas os guste y entonarlo.
Como cuando cuando las cosas se calmaron me lo contasteis y en vuestras caras, verdaderos espejos de vuestras almas contemple.
Por favor. Sentirlo. Os lo ruego.

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