2/9/08

Vivir (y Morir) en la Creencia (viii). La Lucha.

"Nuestras promesas y esperanzas
Agujeros negros y revelaciones"
'Starlight ' (Muse)

Es incomprensible que me pueda mantener en pie.
Parezco tan sumamente frágil desnuda frente al espejo.
Empieza en mi inquietante mirada y brota sobre mi piel y se nota en los temblores.
Y lo que no se vé a primera vista es mucho mas sobrecogedor. Lo intuyes cuando tus ojos se pierden en el vacío.
Una masa deformada y abotargada, repleta por una vastedad de cicatrices blancas como el hueso y valles cortados sin miramiento hacia el interior del espíritu, es lo que me hace cubrirme y dejar de mirar.
Todo lo que me he hecho yo misma.
Una miriada de agujeros, negros y profundos que no acaban y se extiende por doquier como un inmenso tatuaje como de volutas de gris humo, horrendo
Esto es lo que te puedes hacer. Esto es lo que me he hecho.
Esto es lo que me volveré a hacer si es necesario.
No es bandera, si no vergüenza, pero es y volverá a ser.
No tengo otro poder. Arrancado y proyectado. Una y otra vez.
No tengo otra forma de luchar.
El corazón de mi ser, pedazo a pedazo.
Pero tengo que luchar.

Sentía en el alma que vendrían a mi, y aun con la esperanza de que no, sabia que me acabarían alcanzando.
Por eso no les insistí.
No me empecine en ir con ellos o huir.
Me consentí a quedarme sola con mi niño mientras Anibal, Charo y Pola junto a la inesperada Isobel partían a la senda de la ventura tras el indicio del Betilo perdido.
Aun ocultándome todo lo que me podía ocultar, la misma sensación que me había impulsado antes a querer irme resbalaba por mi nuca erizandome el vello.
Cada segundo mio y de ellos era precioso y vital.

Después llegaron Miguel y sus compañeros de regreso desde Chachapoyas cumpliendo la promesa de retornar tras dejar a buen resguardo a sus compañeros.
Preguntando por Pola.
Preguntando por Asier.
Confusos algunos. Otros lucidos casi como ante una revelación.

Elias me miró como si el rostro de la muerte que yo fuera semejara hermoso, y contemplo al niño como si viera mas que yo. Me dijo que el espíritu de Ariel estaba en él y aun hoy me pregunto que significara en eso para el futuro. Por que le creo.
Les creo en su sinceridad a todos. Miguel, Paula, Max, los Guaraníes, Don Eteko y Elias.
Todos podían haberme traicionado.
Todos podían ver lo que era y haber actuado por bien de la forma mas rápida.
Estuve en sus manos y eligieron la lucha. Esa liza que alcanza tantos niveles como gentes de bien hay en el mundo y mas allá de él y que se afronta de otras tantas formas diferentes.
En esta Era de la Riña aun creyeron.

Cuando Miguel, Paula y los Guaraníes partieron en pos de Pola y los demás, Max, Don Eteko y Elías restaron conmigo.

Ojala hubiera pedido a Max que se fuera en aquel momento y regresara con los que se habían ya alejado. No fue mas que un rato mas tarde que él mismo lo vio claro y me dijo que se marchaba. Él vio lo que le sobrepasaba. Ojala le hubiera dado tiempo a escapar.
Después lo vieron, ya en espíritu como siempre solicito y locuaz, ayudando por ultima vez antes de encaminar hacia donde dijo, debía ir.

Con Don Eteko y Elías pienso que experimento las razones de permanecer.
Para ellos había un momento para reír, un momento para amar, un momento para engañar, un momento para luchar, y un momento para morir y volver después.
Siento que vieron en mi las señales de la lucha y de la muerte. Por que yo las vi después en Elías .
Les debo a los Shuar mas que que la vida. Por que si yo os estoy hablando, si Asier se retuerce con sus juguetes imaginarios en su cuna es por ellos.
Esperare que sus espíritus regresen algún día para darles las gracias, por que su arutam era poderoso. Esperare con su lucha entre mis dedos. Luchando por lo que No Concluye. Esperare verles en los ojos de sus nietos.

No hizo falta que viniera de nuevo la noche.
Ya la había llamado sin saberlo. El cielo se oscureció y los contornos alrededor de la prefabricada cabaña de Akhasa se iluminaron con el fuego abrasador de la electricidad y los espíritus. La señal que me había empeñado en acallar tambien clamaba en Asier.
La contienda encarnizada entre los polos restayó fuera mientras yo dentro pugné por avivar el empuje con el que ardía nuestra defensa, primero con mi sangre y después cuando empecé a sentir que aquello era peor, con los trozos bendecidos de mi propio ser, alma, espíritu, y psyche.

Que menos podía ofrecer cuando Elías entro resplandeciente en su armadura serpentina de luz y me dijo sinceramente emocionado que su padre había muerto.
Porfié y presione una vez y otra y otra hasta que la fuerza de Elias también palideció ante el ímpetu de la cortina que se nos echaba encima poco a poco.
Íbamos a caer. Los tres. Y eso no podía resistirlo.

Cuando agotado Elías me señalo al niño y su intención, no lo dude. Tome la decisión mas desesperada que he tomado jamas. Le entregue a Asier y le deje marchar mientras derrumbaba cualquier frontera que restaba entre la marca del pacto, mi Corona de Invierno, y los que me buscaba. Juro que hubiera acabado allí si no fuera por que mi determinación no es tan rápida como los que son rápidos.
Y por que la testarudez no puede considerarse como el arma definitiva.
La noche al mediodía cayó sobre mi como un enjambre, al que solo pude golpear una vez antes que me sumergieran en el colapso.

Sin saber si Pola y los demás habían tenido tiempo de alcanzar lo que buscábamos.
Sin saber si Elías había podido escapar con Asier.
Sin saber que grado de la suerte estaba echada y que parte de la fortuna aun nos podía sonreír.
Sin saber me sumergí en la oscuridad.
Sin saber.

Un agujero negro sin fondo en la dirección de la lucha final.
El ultimo curso de las revelaciones.

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