10/5/08

La Esencia de las Cosas (i). Lo que Esperas Ver

La ventana de la taberna explota como si estuviéramos en medio de un atentado y sin embargo tu piensas en al menos cinco cosas mas mortales que pueden explicar lo que esta ocurriendo.
Hasta que ves al recepcionista de tu hotel atravesar la recién nacida oquedad y aplastar la cabeza del hombre que ocupa la mesa dos mas allá de aquella en donde tu tratas junto a Judith de pasar un buen rato.

La vida se hace muy larga entonces.
Se estira y estira en la visión de cada detalle.
Mientras tu cuerpo (bendita la Diosa por la aparición de los nuevos hábitos) se protege a si mismo buscando el resguardo de un lugar bajo la mesa y tu vejiga se le alía evacuando hasta la ultima gota de tu borrachera, las tramas cambian y lo que es un palo en el aire se convierte en una maza flamígera desfilando por tu retina hacia su objetivo.
Las muescas del sonido y la visión de un cráneo que se pulveriza son sin embargo reales, y te sacuden desde todos los extremos del estomago y la columna y se acumulan en la garganta.

La lucidez te podría inducir a inferir lo que esta pasando, pero en los casos de violencia sorpresiva y sin sentido, el shock es siempre mas fuerte en mi caso.
Pola me regañara y sera muy juicioso al hacerlo, por que lo que es cierto es que en cualquier momento se puede abrir el agujero que te arrastre a la muerte o a peor al infierno.
Pero por mucho que quieras no todo el tiempo lo esperas.

¿Por que no va a ser otra jornada cualquiera de monotonía?
¿Por que no esperar que vas a tener una vulgar velada de cena y copas y sonrisas?
¿Por que no creer que esta pequeñita aldea de Kröge, en el valle del Eder, en el corazón de Alemania, es lo que es, un minúsculo lugar en el mapa donde no pasa nada?

Es lo oculto a lo ves lo que te atropella y este sitio no ha sido una excepción.
La esencia que tenia en mente representaba un bucólico lugar a la vera de un gran pantano.
Un lugar terriblemente banal y mundano en donde pasar una tarde y una mañana.
Pero dos violentos asesinatos (luego para mi lastimada conciencia se han convertido en tres) llevados a cabo por seres que solo conoces en los cuentos y, la cabalgata de monstruos cosechadores que les ha seguido a medianoche, han roto el encantamiento o quizás, es mejor forma de decirlo, han sacado los sueños dormidos a la flor de la piel.

Por que después de que haya reventado el ventanal del bar donde estábamos, la mascara que gusta usar a la realidad, se esta tambaleando sin remedio y aunque nosotros seamos artífices en parte de ese temblor en otros lugares, en este lugar nos ha sacudido igual de profundamente.

A veces continuas en la inercia de la urdimbre de las reglas de lo que esperas ver, esas cadenas livianas que atan a una sola forma a lo que realmente se te esta mostrando. Aunque desees no caer en ellas se filtran en ti.
Por que tan imposible como estar siempre preparada, es el estar siempre soñando. Y eso la realidad lo sabe y cuenta con ello.

Pero hay que encontrar el momento para cada instante. Recuerdo lo que dijo León Daudi:

"Sólo es capaz de realizar los sueños el que, cuando llega la hora, sabe estar despierto."

Y eso, en el caso en el que como este están metidas hadas, es mortalmente cierto.

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