18/8/20

Océano (XXI) La Frontera Salvaje.

El azote del viento, que anuncia la aproximación de la tormenta, agita mi cabello como una enseña. Sus dedos son gélidos y bruscos aun solo acariciándonos desde la lejanía, pero puedo sentirlo, aproximandose. 

El intenso corazón de la furia del Océano no se despide de nosotros, si no que brega por alcanzarnos. 

Lo puedo paladear en una sensación de la cara interior de los huesos, ya familiar después de la tercera tempestad. La Violencia de fondo, del dolor de esa otra Entidad, más intensa y evidente que yo misma, no para de morderme todo el tiempo.

Los cuatro Titanides del Círculo, duchos en el desempeño con los aparejos, estan terminando de lidiar a su manera expectante con la venida del nuevo Golpe del Viejo Padre Titan.

La empatía me dice que para ellos también es esta siendo duro.

Asier faena con ellos, contento de poder ser de utilidad y no permanecer ocioso, a la par de poder tener la oportunidad de ser capaz de echarme vistazos discretos.

Mi niña duerme exhausta en mis brazos. Quiso ver el espectáculo y ha sido un día demasiado ajetreado.

Escucho su delicada respiración, envuelta en el coro del resto de voces del mar y la espuma, y me regocijo en la mezcla del sosiego de su paz y el de la consunción del Fuego dentro del Fuego que llevo dentro, tras la órbita de mi ojo izquierdo, y que arde grano a grano.

Duele por que es indómito, pero aun en su grandeza es diferente por que me duele pero no me da la misma medida al otro lado del reflejoque recuerdo, la del sufrimiento.

Me aferro hondo al resguardo de la lana negra y espesa, de la nueva capa, mientras la Ola de Ámbar cabecea.

Pronto el ambiente se tornará desapacible y esta vez realmente feo pero el contacto brillante con la inmensidad y su desconsuelo me reclama. Lo sigue haciendo con cada plañido tormentoso y descarga eléctrica de furia .

Así como Annette me regala el confort de un hijo a su madre,y un reposo de esperanza, mi alma, no alcanzo a decir que otra cosa, me pide estar allí compartiendo duelo. Pidiendo un alivio para una pena.

Hay un incendio al otro lado, en el límite, la Salvaje Frontera de la que el sostén detrás de mí emana y me respalda. Ruego por que Ella se sirva del hueco que en mí esta abierto por el Fuego.

Todas las llamas queman. Ardo lo suficiente a escondidas para parecer que ando y respiro y sin embargo es el Fuego el que camina o exhala su hálito.

Pensaba que rezar se hacía para pedir. Para rogar. Para entregar. Para contar. Para conectar. Para acompañar. Para comulgar... Y todo eso, y más, era cierto pero no acertado.

Rezaba para buscar cuando lo había encontrado y estaba aceptado.

Rezaba fatal por que no ejecutaba más que un parloteo de guiños y tics y trucos perfectamente centrado en mí.

Por que lo abotargaba con el ser de mi propia voluntad.

No era del todo real. No quería que fuera completo. No me atrevía a dar el precio.

Ahora soy real. Más real que nunca imbuida en la menor cantidad de yo que pueda verse.

Mi plegaria se abre para celebrarla como el amor de un amante escrito sobre la piel de las cosas que le pertenecen. 

La Frontera. La Fuerza Indomable. La Luz en lo Oscuro.

Mis Tinieblas son lo que Ella no deja de Incendiar.

Hoy, es la tercera oportunidad Metis se me aproxima, hoguera diferente de la que yosoy por dentro, pero inconfundiblemente tambien ardiendo. 

La suya más desgarradora y furiosa, alegre de, si le dejaran, a la misma vez iluminar e inflamar el mundo.

Vergüenza, Ira, Duda, Amor, Negación, Sangre, Vísceras, Consunción, Robo, Asco, Aullidos, Frenesí, Parto, Agonía, Muerte, Destrucción, Lamento, Vértigo, y una vuelta a empezar desordenada y oblicua. Un tifon de todas esas emociones y sugestiones que Metis despliega, retorcidas hacia todas las direcciones menos una, en donde la impudicia deja pasar unos mimbres de control visibles aun en ausencia de alguna cordura.

Evita tocar a la niña. Tanto invisible y metafóricamente como material y físicamente.

Demuestra un temor a dañarla con el mínimo roce, cuestión que me remueve las aguas de la conciencia.

Es arduo no sentirlo, azotada por líneas de venganza contenida arruinadas por el tiempo.

Llevada hasta la insania. Azuzada por el sufrimiento socavado en su alma, la fractura no para de aparecer para llorar pena, sobre todo dolor pero bajo todo ello rabia.

Sus ojos son de loca y sus labios tiemblan, y eso mantiene su esencia restallando en mí como otro eco de plegaria sucedida en la oquedad de su mente, pero localizada en un lugar más físico en el centro del pecho.

Implorante finalmente cambia su anhelo protector de la criatura entre mis brazos alargándo sus dedos hasta mis labios y rozandolos por sorpresa.

- ¿Te llegue a decepcionar o deje un mal sabor en tu boca?

Su caricia es tierna, inocentemente cariñosa, suave con voracidad, recuerdo de una respuesta enamorada.

El silencio que nos invade después se extiende y anula la escucha de lo demás. Instintivamente protejo a mi niña.

Una extirpación descarnada de su fuente natural, recreada con el fuego en un acto egoísta, travestido de ritual, anquilosado y vetusto ya en una sociedad brutal, decadente y extinguida de su espíritu. Sus rescoldos vagan por el Odio de la eternidad en la profanación y el perpetrador, unidos por lados reversos a un mismo camino.

Evocadas por el regreso de aquel beso, que nos recordamos otra vez despues de más de cuarenta centurias de amargarlo, las traslaciones de vidas que fueron y, ya solo serán en la turbia memoria, me empapan como olas pastosas de una marejada refrenada por la firme voluntad de la primera y original Metis, rescatada en su origen.

En su estupor desnudado he podido levantarme y alejar a la niña de su tacto. Ella no hace por impedirmelo solo parece derramarse mientras observa mis gestos.

Con laboriosidad y tacto de experto me atrae la mano izquierda y deposita el astil helado de un alfiler de cabello amarillento por el bronce y la edad, tremendamente adornado y afilado.

Su susurro es melancólico y decepcionado.

- Auri acogió su ceguera. Yo su presente de locura - su risa brota nasal y lenta, torva, sucia no por intención si no por imposibilidad ya de limpiarla - Tú... No estás Loca. Y puedes ver. Quizás demasiado bien y por eso no quieres comprender lo que contemplas.

Me acaricia la mano conjurando al mismo tiempo la ira y la compasión.

- No. No...No. Lo tuyo es la Maldición. La Decepción. Por tu propia mano y tu naturaleza. Orgullosa y escondida de tu hercúlea voluntad mediante tus siempre perfeccionados engaños.

- La extendiste hasta la Negación y de allí ha retornado incólume y entrelazada firmemente.

- Ni siquiera la Diosa puede liberarte.

- Entonces así va a ser. Así va a continuar.

- A disposición de los Altos y por su Indulgencia yu mancha la tienes que reconocer.

Por una brevedad incalculable su calidez se derrama sobre el fantasma contorno que era mi hija adormecida entre mis brazos y siento a aquella mujer que una vez fue cándida, estuvo enamorada, y lo entrego todo para ver como se lo usurpaban.

En su son, atemperado del aullido general, suena visceral y aturdida y fraternal y contundente.

- Hermana...Sufrirás...Por que la parte que eres de Divinidad Real, la que conoce lo Correcto, no puede soportarlo - su sonrisa se va agriando por la ironía...por el grueso de todas las ironías.

- Pero este es tu lugar - sus labios inundan mi oído - Chispa fugaz del Caos que rasga la más Larga Oscuridad.

Las últimas palabras casi me tocan más que se escuchan.

- Como nosotros...Con nosotros... - suspira relajando un alivio que se había ido fraguando inadvertido. - como Conmigo. Conmigo.

Su revelación flota para asentarse con una reverberación, reverencial y también con posos de atracción y repulsión.

Cuando se aviene la calma, y su aura es una línea cortada y fría en el silencio propiedad de la voz del Océano, y los lejanos truenos surcados por la luz del Cielo encienden las espinas verdes del estrellado de sus iris, aprendo algo más.

Sopeso la gravedad sobre el frío metálico en mi palma y entiendo de lo que me habla.

- Ibas a matarme. Esta es mi puntilla.

Cierra los parpados y los abre muy despacio para hacer patente la variación en su mirada. Ahí se ve el relámpago enfadado, decepcionado pero más sordo que si fuera el dueño del alma que me mira.

- Iba a matarle a Él. Cortando a través de su Huida - exhala el aire contenido - Te rompería a ti y su ruta de escape.

Me observa desafiante, compeliendo la necesidad de sus razones y la afirmación de la insignificancia de mi incomprensión. Pero lo cierto es que si comprendo.

- Sin embargo solo queda el cascarón. El espectro de su contorno. A Él lo tiene otro. - suspira descargando los hombros realmente agotada de una forma inimaginable - Cuando te recibí pude verlo. Te manchaste. Sí. Y Él espera ese camino aunque este maltrecho. O le sea esquivo - confirma mirando de reojo a Annette - Ni la Tres Veces Grande ha intercedido en redimírtelo. Es un Acto para un Poder Superior al que has agraviado y que espera que vuelvas de detrás de su Espalda.

Señala su peculiar herramienta de muerte.

- Apuntillarte sería el pecado mayor de los que he cometido. Un asesinato. Por que esa muerte suspendida supondría robarte la Oportunidad y condenar el alma de Otro - la intensidad con la que mira a mi hija es tal que ella misma inconscientemente se retira un paso atrás.

- Habrías podido terminarlo yendo a la nada - confirma con tono lánguido y cargado de los significados de aquello. Consecuencias para todos.

- No era lo correcto - mi voz demudada aparece entre lo oscuro.

Metis se encoge de hombros, más frágil y más cansada todavía si cabe.

- Que sabe este mundo viejo y nuevo de lo que se debe hacer, si no se lo recuerdan en ocasiones ¿Verdad? - estira el brazo para acariciarme uno de las largas ondas de mi cabello - Con algún significativo acto. Una Madre...Ella se debe a sus hijos.

La contemplo al contraluz del Océano. Tendría que sentir pena pero es más la presencia del sosiego. El que refleja que una parte, gigante y anquilosada de esta mujer que apenas conozco, se ha esfumado a pequeños golpes y embates de la otra cara del Océano Primordial que ahora la nutre.

La caricia de la Triple es ya antigua en ella pero la atenúa indeleble con su roce reconfortador y severo.

Miro alrededor y percibo a Asier atento junto a los otros miembros de un círculo en el que me siento reciba.

Asiento consciente de lo que esperaba hacerse.

- Así es...Hermana - sin levantar la voz hablo para más allá de Metis - Cariño. Tráelo. Es la hora.

Mi pequeño se acerca con el trapo de cuero y las tijeras del ritual en su interior, decoradas con las palabras y los glifos de la clemente conjuración. No lo habiamos hablado pero el si debia haberlo discutido con los otros.

- Todo cambia y nada parece cambiar - digo.

Ella se ríe lentamente, divertida en una centésima parte compartiendo la broma con el mar.

- Al final es como respirar. No lo echarás de menos hasta que te falte su Aliento - me dedica su más sincero silencio admonitorio - No desesperes. Llegará - lo dice con limpia esperanza en su exhalación - Todo Muere, Hermana. Es lo único seguro.

Annette se despereza despojada seguramente de su sueño por los crecientes charloteos.

-¿Mami?Uhh...¿Qué es lo pasa? ¿Ya hemos llegado?

- No cariño - le acaricio el rostro - Mama y su compañera estaban hablando.

Solo tiene siete años pero se esfuerza por ser la mayor, aun siendo Asier por los avatares casi una década más viejo. Mi sonrisa se esfuerza intentando retornarle parte de la calidez que ambos me dan.

A veces me doy cuenta de que la necesidad de empeño va menguando.

- Tú y tu hermano me vais a cortar el pelo.

Parpadea sin comprender.

- Pero te habías curado ¿Verdad? Eso me explico el señor que no quería serlo pero era el rey.

- Así es Nette - le digo compartiendo de reojo complicidad con Asier y la titanide - esto es por precaución. Como cuando Ayu tuvo liendres y toda tu clase se lavó una semana el pelo con té de eucalipto ¿Lo recuerdas?

- ¿Te han pegado pipis los señores de ahí abajo?

- Um. No, cariño. Es que los Malos aún están ahí fuera y debemos ser precavidos.

Me conmueve su mohín poco convencido, nacido de los filones incolumes de inocencia que conserva. Se parece a su padre cuando confronta sentimientos sobre cosas contradictorias.

Toma aire y se relega a otras atenciones y se concentra en el aquí y ahora.

- Vale - admite la derrota a su intención de negociar, evidenciando que es por sí misma que ha sido vencida, más preocupada por mí que por el anhelo de que se acabe el agravio que le impide dejarse una deseada melena.

Fulminada por la intensidad de esa emoción infantil Metis recula nerviosa excusándose - es mi momento de ser Prudencia.

Observándola a punto de partir la detengo.

- Espera - la intercepto con un gesto de reclamo y suplica - Acompáñanos.

Si es duda la que nubla su mirada esmeralda es la primera vez que la observo. Quieta como una estatua traída de muy atrás en el tiempo, teje con seriedad el silencio expectante en el que Asier, Nette y yo misma nos preguntamos que va a suceder.

Silenciosa y furtivamente para todos menos para ella que no reacciona a su toque la silueta y la presencia de Kebren le acaricia el hombro y ella lo ase con su mano y lo acaricia con la  mejilla.

- Te lo dije - la abraza por detras - Ve.

Sin apartar la mirada, solemnemente asiente y sin una palabra mas en sus labios ayuda a mi hijo a preparar la ceremonia. El cielo resplandece a intervalos más acusados pero el viento parece retener su respiración como contenido a observar los eventos.

El eco de las palabras de plegaria empieza y se mezcla en su tono vetusto con la voz del rebaño excitado del Amontonador de Nubes. Energías regresadas de su exilio cada rayo abre en mi pecho estremacimeinto reflejo de un aspecto de otro lugar que nos observa.

Cortan delicadamente un mechón tras otro, desmotando mi cabello desde el mar de bucles agitados hasta la corona desigual de trasquilones cada vez menos obvios.

Asier ya adquirió una maña que demuestra aún con el vaivén de la nave pero no rompe lo que es tradicional y ayuda a Annette a realizar uno de cada tres de los cortes. Sin embargo no completan la faena y le ofrecen las tijeras hasta la entonces casi impertérrita acompañante.

- Vos sois también su familia. Así lo proclamáis. Este es un asunto de familia - el tono de Asier es el heredado de su maestro y mentor Cadwalager. Ese tono que no olvida donde se aprendió.

Metis lo observa cohibida. En sus ojos se puede palpar la brega por la doma de las salvajes fuerzas que anidan su interior. La he hecho quedarse sin un claro por que más allá de la sensación. Este es un rito en que Pola, Marion, Santiago, Mina, Ariel, Charo, Xavier, Karel o quienes olvido tendrían más derecho a estar por que son mi Familia.

Y sin embargo invite a una bastante desconocida impulsada por el pálpito.

Ella me mira firmemente y ase la las piezas de la arcaica tijera con una seguridad ni inducida ni forzada. Lo hace con el tacto de la experiencia ya vivida y fija.

En su boca las plegarias emergen de una profundidad lejana con familiaridad vibrante y propia. Su soltura en la que se reconocen una a una es primordial, maternal, radical y original.

Pugna consigo misma y el recuerdo navega en imágenes que pilota para que no toquen a los otros presentes.

Por que abordan el sentimiento salvaje de quien hace lo imposible y hasta lo abominable por la vida que evoco en su vientre.

He aquí la frontera que comanda nuestra Madre. No la del caos y lo espontáneo. Eso nace después. Salvaje es por extremidad de Arriba a Abajo, de la Bondad a la Perversidad, de La Luz en Las Tinieblas y Las Tinieblas en la Luz. La Crudeza de las Reglas de la Creación. El ímpetu del Parto. La Violencia de Cosmos incivilizado.

Metis Metis cantó por primera vez este rezo suplicatorio, cuando su nombre aun era otro que luego consumió la locura de verse superada y perder lo mas preciado. Devorada ella y Devorado el fruto de sus entrañas. Y caminando hacia la Nada el único ofrecimiento fue la mismisima Encrucijada.

No la he invitado yo si no Ella me permite asistir a mí.

Para mostrarme la gloria y la miseria de la Voluntad y el atisbo de Esperanza sostenido por la Fe y el Aliento de la Divinidad. La personificada y humanizada de los Altos. La de lo Superior que los sustancia con un mayor significado.

Me corta el primer mechón de los que restan y después de tantos años pronunciándolos entiendo las palabras que lo acompaña.

- Un corte. Un Nuevo nombre. Un corte. Un Nuevo nombre.

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