6/9/09

Las Metamorfosis (viii): Mi Onire / Las Manos

Mi Onire. Nuestra Onire.

Nunca ha sido significado de posesión si no de relación.

Para Charo es su nieta, como para Jeriko su hija y para Pola la conformación en este mundo del eje, el Alma del Mundo.

Onire nunca ha sido el apelativo con el que definir lo que crecía en la Torre si no, el nombre de esa amiga que crece junto a ti al mismo tiempo en el que tu también creces.

Mi pecado, si así se le puede llamar a mi falta de perspectiva, es humanizarla demasiado para la certeza evidente de su naturaleza diferente, pero es un pecado nacido en la medida del mundo tomada bajo esa lente de mi misma con la que he construido siempre mis percepciones y crea la visión distorsionada que tapa los hechos.

El ser una neurótica neófita se ha me dado siempre muy bien, tanto como cuando empezaba a hablarle a las paredes que ya conocía despiertas como, en el continuo grado de crecimiento del contacto cuando se presento ante nosotros con sus formas de niña.
Sin embargo lo que empieza como un juego de mi carácter, se ha ido transformando o tiznando de una responsabilidad firme mezclada con un cariño sincero, hasta acabar por completo con la frivolidad y hacer de sus sensaciones mis sensaciones con muy poco esfuerzo.

Hacerlas mías que no entenderlas.

Es Pola el que de una manera sutil ha ido filtrando en su ser el conocimiento labrado de Onire. Desde su viaje iniciático a miles de kilómetros de ella en el Himalaya, hasta ahora que no necesita estar junto a ella para tener lo que significa dentro.

Esta claro que no las entiendo, pero sentirlas...

Las siento, aunque no constantemente, pues la empatía junto con el amor sincero es de esas cuentas pendientes en las que aun me intento imaginar hasta que sean realidad.

Queda menos de una hora para la medianoche y aquí me encuentro en la antesala de una ceremonia y representación de actores y espectadores cuyos papeles creo se van a confundir, contemplando como nuestra niña se acerca de la mano de un hombre de aspecto familiar con pasos calmados.

Viste como la recuerdo, con sus trenzas y atuendo de india bronco, aunque parece mas joven que la ultima vez que yo la vi.

Como decirlo, esta distinta aunque siga sacando a flote las sensaciones de tantos momentos de las que hemos sido participes. Es distinta por que a mi ser le recuerda a una criatura libre, que ha abandonado la matriz que le dio vida y que se dispone a conformar la suya propia en la bendición del recién nacido albedrío.

Saber que no estará sola en su viaje y que eso es lo que quiere es lo que en este momento me preocupa y es lo que conduce mis pocas palabras.

Le pregunto por su bienestar. Por las emociones y los sentimientos que le abordan, siendo consciente de que están bautizados en que no es una persona si no, una de aquellas entidades que la caravana de ángeles del padre de Xavier, aquí presente, guía y protege.

En nuestro intercambio de palabras me tranquiliza sobre la ventura que esta escogiendo y sus deseos y sobre el estado y destino de nuestros amigos ausentes. Marion y Xavier estarán con nosotros lo que me llena de esperanzas con muy pocas sombras de desasosiego.

Después hablan de mi, sobre todo Pola y Charo.

No se lo que va a pasar ahí dentro pero si siento que sera lo acordado.
El cuatro de la misericordia es el que luce en mi entrada y pero también es mi marca desde hace mucho mas tiempo.
También es el signo representante del cumplimiento de lo acordado y si, Hesed sella mi existencia hasta el limite de inscribirla en la piel de la torre, y por ende de Onire, aquel día en que su vasija de fundamentos se abriera como Onomasticon para llenarla, no tengo el derecho, hoy, de tergiversarla con suplicas y con dudas.

Las manos de Onire parecen tan desnudas sin su arma, en el primer vistazo, que crees que están vacías pero hay mucho mas en ellas que lo obvio. Cada uno pusimos retazos del mundo de nuestro puño y letra, regados incluso con hasta partes de nuestras almas en algunos casos.
Yo lo hice por María y Karel, solo por la sensación de falta en que su aliento no estuviera de algún modo, también, por su ausencia.

A menudo, ultimamente desde que se llevaron a María, pienso si hice bien.

Veo esas manos imbuidas con aparente levedad y oigo las palabras concisas y valientes de Pola en mi favor y las de Charo mas directas y vehementes y el poso amargo de resinación se disuelve, no mas por que como Charo dice hay fe y no ciega como ella apunta.

Nunca ha sido un trabajo, una prueba o una penitencia hacia la redención. Ha sido mi vida extendiendo sus ramas. El por que y el hacia que es una comprensión de la que no puedo dar esclarecimiento.

Todo tiene una razón aunque sea misteriosa.

Si mi muerte me espera al otro lado del entoldado, y creerme no la siento fuera de mis hombros, no puedo mas que no tener miedo.

Aunque no quiero morir es por otras cosas mas preciosas que te ofrece la vida y que la muerte no te roba si no de las que te separa por un tiempo. Tiempo que se aplicara de otro modo, si, pero que no es mi voluntad el que lo forma si no otros aspectos fuera del deseo.

Como el nacimiento te da pies, la muerte te da alas. Los atributos de una parte y otra son distintos pero su relación con el camino la misma, la una para el firme suelo y la otra para los cielos abiertos.

Me ha gustado ver a Onire otra vez. Libre. Transformada. Creciendo.
Dedicada a una realidad que la emancipa y que confirma con cada cruce de nuestros ojos.

Se abraza unos dedos con los otros y sonríe. No cuenta lo que va a pasar luego.
Mis ojos sobre sus manos hablan de los enigmas de la redención y la salvación, no de la muerte si no, de algo mas definitivo como es el mal y la oscuridad y la inexistencia.

Nuestras personas, corpóreas aun al fin y al cabo, se comunicarían esas emociones con palabras pero no me quedan argumentos mayores que los expuestos, y reconozco que solo podría adornarlos y mas allá casi seguro envilecerlos con mi habla.

Pola tiene sustancia, Charo ímpetu y yo... yo me pregunto si he tenido tiempo de descubrir mi Canción.

Ahora que Onire me mira antes de ir a su puesto en la ceremonia y que da su primer paso alejándose, no me doy cuenta de mi sonrisa y del tono cálido del silencio. Pero se quedan en mis recuerdos.

¿Quien sabe lo que ocurrirá allí, puertas adentro? Pero nada me borrara que la quiero y que los acontecimientos se libraran en que ella también nos quiere.
Puesta a la liberación de todo mal, grande o pequeño, lo hará con amor y misericordia.
No sera horrible lo que me pase, aunque se vista de Muerte, y entiendo que nunca lo ha sido, solo que yo debía llegar a este momento.

Estar en sus manos es la vida aunque con esas manos me mate.
Aunque esta noche muera.
La muerte no te devora, es justo al revés. Hace el camino inverso desde sus manos, las mías, las de todos.
Planta una semilla que de otra forma no se puede plantar.
La cortina se cierra tras sus pasos.
Ha llegado la hora.

La tonada se enmudece casi hasta lo imperceptible, confundiéndome entre si esta o no esta.
Nunca he sabido si estoy lista.
Bueno, ¡Ahora tampoco lo sé!
Solo lo siento.

Lo único que me es conocido es que acabaría tomando esta senda, y que ayer, tan simple como ayer, no sabía que lo haría hoy.

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